La Fiesta del PCE era, entonces, algo así como una fantasía con Ana Belén más un bocata de chorizo, un chorizo ácido, pobre, pálido, pintado de chorizo como estaba pintada de rojo la bandera de El acorazado Potemkin. O sea que toda la fantasía comunista era en realidad Ana Belén, la Marianita Pineda del comunismo que decía Umbral, porque todo lo demás en aquella fiesta era merienda obrera y rojo despintado de otro rojo, revoluciones lejanas como evangelios de las que nos llegaban curas yeyés y engrasadores de submarinos que no teníamos. Lo que teníamos, ya digo, era el bocata de chorizo, a Ana Belén con su beso de payasete siempre en la boca, y a un millón de personas, o eso se decía, en la Casa de Campo. A lo mejor entonces no se sabía qué era la democracia, ni el comunismo, ni nada, era todo igual de yeyé, igual de festivo e igual de ambiguo. Cayó la URSS y hasta Ana Belén se hizo de la ceja, pero todavía andan Yolanda Díaz y Pablo Iglesias vendiéndonos totalitarismo como si fuera rocanrol.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El inspector jefe de los 20 millones se reunía al lado de la Jefatura
- 2 Alcampo prevé una Navidad con más consumo tras la inflación
- 3 Elon Musk quiere recortar el gasto público de EEUU en 500.000 millones al año
- 4 El 'Aldamazo': El 'caso Koldo' coge vuelo y alcanza a Montero, Ribera y Cerdán
- 5 'Wicked': una revisión del Mago de Oz inspirada por uno de los infanticidios más crueles del siglo XX
- 6
- 7 Últimas noticias de Política Internacional | El Independiente
- 8 Esto es lo que sube el Ingreso Mínimo Vital en 2025
- 9 ¿Qué pasa con las moscas en invierno? La gran duda animal