Me encuentro con Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, en su sede de la calle Alcalá. Su discurso es claro, directo y siempre atento a medir tiempos y tonos en sus palabras. Reconozco que gana en las distancias cortas. Su capacidad de comunicación es mucho mejor en el cara a cara. Algo positivo vista su juventud. Tiene 34 años y está licenciado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Pontificia Comillas y en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Autónoma. Hasta ser elegido candidato del partido naranja, trabajaba en una multinacional energética. Se afilió a Ciudadanos Madrid en 2014, cuando sólo había 30 militantes, deslumbrado por Albert Rivera con el cual compartía valores, pasión por el deporte e idea de país.
Pregunta.- Los terribles atentados de Barcelona y Cambrils han vuelto a poner de manifiesto que la amenaza yihadista está más presente que nunca y que busca, claramente, socavar nuestros valores como sociedades libres y democráticas. ¿Cuál es la mejor manera de reaccionar y de combatir, como sociedad madura, esta lacra, hasta poder erradicarla?
Respuesta.- La única forma posible de combatir esta lacra es desde la unidad de los demócratas, huyendo del miedo y evitando confrontaciones partidistas estériles. Para ello existe un Pacto Antiyihadista del que sería bueno que participaran todas las fuerzas políticas, ya que es dentro de este marco donde se deberían abordar todas las decisiones en materia de lucha antiterrorista.
P.- ¿Qué valoración hace de la gestión por parte de la Generalitat de esta crisis? Se ha llegado a acusar al Gobierno de Carles Puigdemont de politizar estos atentados, aprovechando para hacer propaganda del llamado procés. ¿Cuál es su visión y la de su partido?
R.- Es prematuro hacer una valoración sin tener una información oficial y contrastada de las distintas actuaciones llevadas a cabo por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por ello, hemos solicitado al Gobierno de España un informe sobre la gestión de estos atentados. Queremos conocer el grado de cooperación que ha habido, cómo se han aplicado los distintos protocolos y qué información o qué relación ha habido con otras policías europeas. A partir de este informe, podremos valorar si la gestión, en este caso, por parte de la Generalitat, ha sido la correcta o no.
Entrevista de Euprepio Padula con Ignacio Aguado
P.- ¿Qué crees que va a pasar el 1 de octubre?
R.- Es la huida hacia ninguna parte. No hay proyecto ni Gobierno capaz de frenarles. Tenemos a una Generalitat obsesionada con esa hipotética independencia y no centrada en los problemas reales de los catalanes: paro, corrupción, sanidad, educación… los mismos, por cierto, que los del resto de los españoles. Llevan muchos años marcando fechas, generando frustración entre los ciudadanos y no resolviendo los problemas. Están en una ‘rueda de hámster’, no avanzan. Les pido que, visto que no van a ninguna parte, convoquen elecciones para que los ciudadanos decidan si quieren un Gobierno encabezado por Oriol Junqueras o por Inés Arrimadas.
P.- ¿Habrá una cohesión de todos los partidos constitucionalistas?
Pido que, visto que no van a ninguna parte, convoquen elecciones en Cataluña"
R.- Espero que sí. Y al margen de respetar la Constitución y caminar unidos en esto, hay que hacer lo que está haciendo Ciudadanos; convencer a esos compatriotas que viven en Cataluña que están desilusionados de las razones por las que es mejor ir juntos que no separados. Esa labor, durante treinta años, lamentablemente no la han hecho ni el PSOE ni el PP. Una de las claves más perversas de esa ley electoral que tenemos es que durante tres décadas, la llave de la Moncloa se ha negociado precisamente bajo esos parámetros. Esto se ve también con el silencio desde el poder central de la corrupción, como hemos visto en el caso de la familia Pujol.
P.- ¿Cómo empezó tu vocación política? Tú eras un profesional exitoso en el sector energético y con una larga trayectoria, a pesar de tu juventud, en la empresa privada. ¿Por qué el cambio?
R.- Me afilié a Ciudadanos cansado de todo lo que estaba pasando en España y harto de la corrupción y sus derivadas políticas, en todas sus formas. Al principio éramos treinta afiliados en Madrid. Poco a poco empezamos a crecer… me presenté a las primarias en la Comunidad, salí elegido y llevo ya dos años como portavoz en la Asamblea de Madrid.
P.- ¿Y qué te convenció del proyecto y de su líder?
R.- Me convenció todo un poco. A Albert Rivera le seguía desde el principio y compartíamos muchos hobbies. Él había participado en torneos de debate universitario, yo también, él había jugado al waterpolo, yo también… y luego, ideológicamente, el proyecto. Yo pensaba que se podía ser liberal en lo económico y progresista en lo social. Parecía que éramos ‘unos raros’ los que pensábamos así, y de repente encontré un proyecto reformista, de centro, como Ciudadanos, que defiende la libertad de creación de empresa, que quiere que los empresarios y las Pymes nos vean como aliados y no como enemigos, que a la vez defiende las conquistas sociales, a las minorías y sus derechos, a colectivos como el LGTBI… que defiende la lucha, en definitiva, por garantizar un Estado de Bienestar fuerte, una sanidad pública y una educación pública fuertes. Eso en España era nuevo. Hasta ahora tenías que elegir entre derecha o izquierda, entre rojos y azules. Y, de repente, surge un partido con gente procedente de la sociedad civil que quiere gobernar España porque tiene ganas de cambiar las cosas. Por todo esto me ilusioné desde el primer momento y ahora estamos en eso: en intentar gobernar nuestro país, nuestras comunidades y nuestros ayuntamientos, para hacer realidad este proyecto.
P.- Yo he sido crítico en algunas ocasiones con Ciudadanos, especialmente tras las elecciones de diciembre de 2015 en las que tuve oportunidad de preguntar a Albert Rivera si se veía como ganador y me contestó de una forma algo ambigua, como con dudas… Es decir, os ha costado mucho utilizar ‘con normalidad’ y con claridad, de una forma directa, el término liberal, como si estuviera muy relacionado con la derecha o con un matiz negativo. ¿Por qué?
El término liberal ha estado secuestrado en España por una forma de hacer política"
R.- Es un término que ha estado secuestrado en España. Por una forma de hacer política que no era real. Un liberal es alguien que defiende la libertad de las personas en todos sus términos. Y es una cualidad maravillosa. Defender la libertad para crecer como seres humanos: para sentir, para desarrollarse… pero que ha sido utilizada por algunos de una forma muy específica, en su beneficio y para sus propios fines: para fomentar el ‘capitalismo de amiguetes’, para repartirse el control de las Cajas de Ahorro o controlar las televisiones públicas. Se puede ser liberal pensando en todo un país, que es lo que intentamos en Ciudadanos, y en todos los ámbitos de la vida. En el económico y en el social. Es un proyecto liberal progresista que, por cierto, gobierna ya en ocho países de Europa, no es algo nuevo. Y ahora, con el espaldarazo de la victoria de Macron en Francia, todavía más. Pone de manifiesto que se puede derrotar a los conservadores y a los populistas desde todos los puntos de vista; con un proyecto centrado, desde el punto de vista económico y social.
P.- Tras las últimas derrotas de Le Pen en Francia, o en Holanda, o en Italia, con el batacazo de Cinco Estrellas y, ahora que Trump está admitiendo que Rusia sí intervino en sus recientes elecciones… ¿Está herido de muerte el populismo?
R.- No lo creo. Ojalá. Sigue siendo peligroso. Es un discurso tentador para muchas personas que han perdido la ilusión, que ven que la política actual no resuelve sus problemas y que intentan, legítimamente, agarrarse a un clavo ardiendo pensando que, votando ese discurso, todo se solucionará. El populismo no ofrece soluciones realistas, ofrece imposibles que, cuando gobierna, se demuestra que lo son. Y crecerá en la medida que haya proyectos de Estado débiles. Es ahí donde surgen los nacionalismos, los proyectos independentistas, los populismos… en la medida en la que haya un proyecto de país fuerte, que es lo que propugna Ciudadanos, los populismos se diluirán como un azucarillo.
P.- ¿Cómo definirías la relación amor-odio entre el PP de Cristina Cifuentes y Ciudadanos, la formación que tú lideras a nivel autonómico?
R.- La relación personal en la Asamblea es buena. El trato es agradable. Las formas y la educación no hay que perderlas nunca, ni en la política ni en la vida. Luego está la rivalidad política y las distintas maneras de entender la acción política para mejorar la vida de los madrileños. Cada grupo lo defiende a su manera. Ha cambiado mucho la realidad de esta Asamblea respecto a la anterior. En Madrid llevábamos veinte años de mayoría absoluta en los que el PP podía vetar comparecencias, comisiones, y hacerlo sin dar explicaciones. Las leyes se hacían en la Puerta del Sol (sede de la presidencia regional) y la Asamblea era un mero trámite. Ahora ha cambiado todo. Han tenido que firmar un acuerdo de investidura para poder gobernar y tienen al menos un partido enfrente que es C’s, que les pide explicaciones, que no les pasa determinadas actitudes… entiendo que eso les enfade, pero al final esa es la función que nos pedían los madrileños; que fiscalizáramos al Gobierno de Cristina Cifuentes, que fuéramos exigentes y limpiáramos la CAM de corrupción y, todo eso, sin bloquear la acción de Gobierno. Y lo estamos consiguiendo. Ya no hay imputados, todo funciona y hay reformas que llevábamos años exigiendo y que, por fin, se han puesto en marcha.
P.- ¿De qué salud goza el pacto con el PP de Madrid?
El balance es bueno y demuestra que somos un partido responsable que no bloquea un país"
R.- Ver las encuestas es un aliciente, pero no debemos fiarnos plenamente. Es cierto que marcan tendencia y son un estímulo para seguir trabajando. A nivel nacional, la situación es parecida. Eso se ve en algunos parlamentos autonómicos donde Ciudadanos tiene que saber jugar ese rol de exigir al Gobierno reformas, controlar a ese Ejecutivo y ser capaz de pactar con unos y con otros para sacar esas reformas adelante. Lo estamos demostrando. En los meses que llevamos de legislatura hemos impulsado una ley de autónomos, una ley integral contra la corrupción que refuerza las incompatibilidades e imposibilita los indultos a políticos condenados por corrupción… son iniciativas interesantes, amén de comisiones y subcomisiones que trabajan para la consecución de un pacto contra la violencia de género, por la educación o por la reforma de la Ley Electoral. El balance es bueno y demuestra que somos un partido responsable que no bloquea un país y que, a diferencia de otros, no cree en el cuanto peor mejor. Y que entendemos que los españoles no nos dieron su confianza de forma mayoritaria. Ganó el PP y, ahora mismo, lo que hay que hacer es tenerles controlados y exigirles reformas de regeneración democrática… o con ellos o con el resto de la oposición.
P.- ¿ Qué opinas de la nueva Telemadrid? Una televisión pública que en las últimas semanas ha experimentado un gran cambio de imagen, gracias también a la labor de Ciudadanos, con éxitos como la cobertura de World Pride.
R.- Está experimentando una transformación profunda porque aquellos que se decían liberales la habían llevado a la quiebra por utilizarla con fines partidistas y como herramienta de autobombo político. Desde 2003, con Aguirre, hasta hace un par de años, la audiencia cayó de un 17,5% a un 3%. Eso es una barbaridad y fue por utilizarla con fines partidistas. Ahora lo que hemos hecho es despolitizar la cadena. 'Sacar las zarpas' de los políticos de Telemadrid y dejar que funcione en manos de profesionales, que tengan las manos libres para poner en marcha un proyecto por seis años. La parte política ya está hecha, hay una nueva ley de Telemadrid, con un Consejo de Administración que ha sido elegido sin un solo voto en contra, con un nuevo director general que por primera vez ha sido elegido por concurso público y ratificado por la Asamblea y ahora, poco a poco, se empiezan a ver los resultados de los cambios: retransmitiendo las procesiones de Semana Santa o el Orgullo. Telemadrid empieza a ser una televisión de todos y para todos. Ahora veremos una nueva parrilla, a la vuelta del verano y esperemos que sea una nueva televisión de la que todos nos podamos sentir orgullosos.
P.- ¿Qué le falta a Ciudadanos para, en 2020, llegar a La Moncloa?
R.- Estoy convencido de que nuestra manera de pensar es mayoritaria en España. Somos un partido que nace de la sociedad civil y con el que podemos convencer a la mayoría de los españoles de que somos una alternativa. Nuestro reto es explicarles que nuestro proyecto es muy parecido al suyo y que podemos gobernar y ser su voz en los parlamentos autonómicos y en el Congreso de los Diputados. Esa labor pasa por comunicar bien, por hacer las cosas bien y por demostrar que podemos gobernar mejor que los viejos partidos. Venimos del mundo de la empresa, de la administración y del tejido asociativo y lo que mejor se nos da es trabajar. Queremos hacer política útil y volver a ilusionar a millones de españoles que la habían perdido por culpa de la vieja política.
P.- Muchos critican a los nuevos partidos por incurrir en los mismos errores que los que ya existían. ¿Qué hace Ciudadanos para no ser un partido con las viejas costumbres y vicios de las formaciones tradicionales?
R.- En apenas tres años hemos pasado del bipartidismo que llevaba instalado más de treinta años en España a un arco parlamentario formado por cuatro grandes formaciones. La novedad entre los dos nuevos, Podemos y Ciudadanos, es que ellos han optado por la política de la forma y nosotros por la política del fondo. La pegatina, el “tramabús”, el beso en la boca… la política del fondo es la de transformar todo lo que falla sin echar lo demás por la borda. Para eso hemos construido un partido muy dinámico y muy horizontal en las decisiones, evitando las baronías, en el que queremos dar voz a los afiliados, estar muy pegados a la calle y ser una herramienta útil para transformar la sociedad. Por eso tenemos primarias, para primar el talento y para regenerar internamente las líneas de trabajo. Eso nos hace tener una nave que pueda sobrevivir en la tempestad y conducirnos al Gobierno de España.
P.- Es decir, que ves a Albert Rivera como presidente del Gobierno.
R.- Sin ninguna duda. Es el mejor líder. Mes tras mes aparece en los estudios de opinión como el líder con mejor valoración popular, tiene las ideas muy claras, genera consensos, es capaz de conseguir cambios, hablar con el PSOE cuando procede o con el PP… es una persona honrada y capaz de liderar un proyecto de país atractivo. Ese es el objetivo y creo que lo está demostrando, haciendo una política diferente a la del resto de partidos.
P.- ¿Existe un ‘hiper-liderazgo’ en Ciudadanos?
R.- No, no… todo lo contrario. Contamos con un líder magnífico que es Albert Rivera para tirar del carro muchos años y ahora, poco a poco, ese liderazgo también se va cumplimentando con otras figuras que se van consolidando y haciendo más sólido nuestro proyecto a nivel de personas. Tenemos en Cataluña, liderando la oposición, a Inés Arrimadas, a Juan Marín en Andalucía, a Begoña Villacís en el Ayuntamiento de Madrid. Ese es el objetivo: construir un proyecto que sea líder, no construir un proyecto en torno a un líder.
P.- ¿Qué opinas del PSOE en esta nueva etapa liderada por Pedro Sánchez?
No creo que el escoramiento del PSOE hacia la izquierda y el populismo ayude a España"
R.- El PSOE está sufriendo una crisis de fondo. Una crisis de su ideología, la socialdemocracia, a la que en la última mitad del siglo XX hay que estar agradecidos porque ha sido muy necesaria. Gracias a ella se han conseguido grandes avances sociales o laborales, pero es incapaz de responder a los graves problemas de hoy, no a los de hace 20 años. En la Unión Europea, desde 2000, la socialdemocracia ha perdido doce puntos, en términos de votos. En Francia están casi desaparecidos y no gobiernan en ningún país de la UE, salvo en Malta y en Portugal, con sus socios de extrema izquierda. Tienen un problema de fondo, de soluciones y también, a nivel nacional, de forma: una persona (Pedro Sánchez) que no sabe lo que es una nación o que habla de nación de naciones y no tiene un proyecto claro para su país es difícil que lidere un proyecto para gobernarlo. Están en un proceso complicado y su escoramiento hacia la extrema izquierda y hacia el populismo no creo que ayude a España. Todo lo contrario. Pero, en fin, corresponde al PSOE y a sus bases decidir qué proyecto quieren para su partido y para su país.
P.- ¿Habrá más mociones de censura?
R.- Espero que sea una legislatura fructífera. Para eso trabajamos. Para ver qué podemos cambiar. Luego ya llegarán las elecciones. Lo que siento del PP y del PSOE es que están permanentemente pensando en clave táctica. Electoral. Nosotros no. No estamos preocupados por eso. Cualquier asesor hubiera desaconsejado entrar en el debate sobre la maternidad subrogada, u otros. No hay que preocuparse tanto por si subes un escaño o caes cinco.
P.-: ¿Y qué opinas tú de la maternidad subrogada?
R.- La gestación subrogada caerá como fruta madura, como cayó el divorcio, por ejemplo. Es un derecho de justicia porque no afecta solo al colectivo LGTB, sino también a parejas heterosexuales que han podido atravesar una enfermedad o una pérdida de fertilidad y recurren a esta fórmula para poder cumplir un sueño que es tener un hijo. Negar esta posibilidad a miles de familias es tremendamente injusto. Y es negar una realidad que ya se produce fuera de España. Familias que tiene dinero pueden irse a EEUU.… ¿y las que no? Por eso nosotros defendemos una gestación subrogada altruista, voluntaria, solidaria… y lo que queremos es regularlo para que no haya ataques a ningún derecho humano y que el componente económico no sea el que dé lugar a abusos.
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