Parece que fue ayer cuando el enorme portón del Palacio de Villahermosa se abría para recibir a los primeros visitantes del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. La pinacoteca, llegó a Madrid hace hoy veintinueve años para completar los vértices de su triángulo del arte y consolidarse como una de las propuestas artísticas genuinamente madrileñas. Aquel 8 de octubre de 1992, fue el remate a un proyecto que trajo a la capital una colección anhelada por otras ciudades españolas, y que ha ido creciendo en estos años hasta albergar en sus salas una de las colecciones más ricas y variadas de la pintura occidental.
Van Eyck, Durero, Tiziano, Caravaggio, Rubens, Rembrant, Canaletto, Monet, Degas, Morisot, Cézanne, Van Gogh, Picasso, Kandinsky, O’Keeffe o Dalí, son solo algunos de los nombres en la extensa lista de grandes maestros que componen sus fondos y que, casi tres décadas después de su inauguración, han hecho del Thyssen un museo de referencia: «El Thyssen -que se amplia con la colección de Tita Cervera en 2004-, fue concebido como una bombonera, como una caja espléndida para una colección más espléndida todavía que se fue animando con una vida que ha ido descentrando los planes iniciales. La idea original del museo, era, aunque maravilloso, más cerrado y estático, pero ahora es un hilo de exposiciones variadas que van del arte clásico hasta lo moderno, incluso lo contemporáneo o la moda», apuntan des del museo.
La historia del Thyssen se remonta a mediados de los años ochenta, cuando el barón Thyssen -consciente de su madurez avanzada y de las futuras pretensiones de sus hijos de convertir la colección heredada en jugoso dinero-, comenzó a pensar en la forma de preservar unida 'su historia del arte', apostando por su instalación integral en algún lugar apropiado. Y el destino quiso que ese lugar fuera España: «España fue la mejor opción por el gran impulso de Tita Cervera -coleccionista y quinta esposa del barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza-. El hecho de que el Gobierno no ofreciera un edificio en la periferia de Madrid, sino un palacio en el centro y frente al Museo del Prado -que eso para el barón era muy importante-; y que llevara el nombre de Thyssen-Bornemisza, con un estatuto en el que el Estado le daba un lugar importante a la familia en las decisiones relativas al museo, llevo a la elección. Su decisión de traer su colección a España constituyó una de las mayores contribuciones modernas a la cultura de nuestro país», afirmaba Guillermo Solana, director del museo en una entrevista para Efe en 2017.
«Cuando se abrió el museo, la colección estaba alquilada, no era propiedad de la Fundación Thyssen. Hasta meses después no se cerró el acuerdo de compra-venta, pero se hizo todo muy rápido porque los barones querían tenerlo todo atado y que no se frustrara la operación».
Adquirida por el Estado español y de origen privado, la Colección Thyssen-Bornemisza supuso hasta nuestro días la consolidación en el centro mismo de la ciudad, de un eje museístico de reconocido prestigio internacional. Y es que con su amplia representación de movimientos artísticos de finales del XIX y comienzos del siglo XX, así como de otras escuelas pictóricas prácticamente ausentes de las colecciones nacionales, el Museo Thyssen-Bornemisza completaba el rico patrimonio del Museo Nacional del Prado y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
El legado de 'El barón' hecho fantasía
En este 2021, el 13 de abril, se cumplieron cien años del nacimiento de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (1921-2002) y el Museo que lleva su nombre lo conmemora con una serie de exposiciones y actividades. La celebración arrancó con la inauguración de la exposición Expresionismo alemán y ahora en el marco del centenario y también del vigésimo noveno aniversario de la inauguración de la pinacoteca, la efeméride se celebra con la reciente inaugurada exposición del artista multimedia libanés-estadounidense Wali Raad, Cotton Under my Feet, un recorrido artístico donde la realidad se mezcla con la fantasía y el arte con la política y la economía; y donde el artista explora el legado de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza a través de ficciones históricas, su colección, sus archivos y la historia de sus fondos: «Todas las actividades de este Centenario conforman un homenaje a su figura con el que el museo quiere agradecer su contribución decisiva al enriquecimiento cultural de nuestro país y compartir con todos los visitantes, ya sean presenciales o virtuales, el convencimiento de que el arte puede cambiar el mundo y hacer personas más libres».
Encargada por TBA21 y concebida específicamente para el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, la exposición es el resultado del trabajo que Walid Raad realizó durante tres años de investigación en la colección, los archivos y la génesis del Museo: «El resultado es la creación de una serie de espacios interpretativos a lo largo de las salas que muestran historias y premoniciones en torno a la colección. Raad presenta episodios imaginados y ocultos, intrincadas conexiones entre las obras y protocolos alternativos de conservación en su exploración de diversas realidades históricas colectivas en torno a la adquisición de la colección Thyssen-Bornemisza por parte del Estado español. La obra final es un cuerpo de trabajo narrativo no lineal que incorpora instalación, performance, fotografía y video a lo largo del museo», señalan des del museo.
Las obras se distribuyen en varias salas de la colección permanente y en la sala de exposiciones de la planta -1 del Museo Thyssen, y se completan, además, con diferentes itinerarios performativos a cargo del propio artista, que ofrece una mirada inédita al museo: «Nunca», explica el propio artista, «se impuso ningún tipo de límite por parte de la familia a esta exposición. El resultado final es un cuerpo de trabajo narrativo no lineal que incorpora instalación, performance, fotografía y vídeo a lo largo del museo. La exposición, pero también los recorridos performativos, muestran un gran número de obras de arte y de relatos sobre los orígenes y el futuro de la colección Thyssen-Bornemisza y de otras grandes colecciones de arte en el mundo».
Comisariada por Daniela Zyman, directora artística del Thyssen Bornemisza, Cotton Under my Feet se podrá visitar en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza hasta el 23 de enero de 2022.
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