Si hay un objeto odiado por los españoles de cualquier edad y condición en estos días, ese es el despertador. Simboliza el fin de las vacaciones, la vuelta a la rutina y el reencuentro con todo lo que dejamos semanas atrás (nos gustara o no).
Una sensación que afecta a grandes y pequeños pero que se intensifica en las familias cuando la vuelta al trabajo y el regreso a las aulas se unen bajo el mismo techo. En ellas, los adultos son los que cargan con la mayor parte de la presión, por lo que a su síndrome postvacacional – que afecta al 65% de los trabajadores, según un estudio de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Catalunya (AIFCC) – se une el de los más pequeños de la casa.
El síndrome postvacacional afecta al 65% de los trabajadores y se ceba con menores de 45
El síndrome postvacacional se ceba con los menores de 45 años, que son precisamente aquellos que suelen tener hijos pequeños, según expertos en Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Además, según un estudio de la compañía inglesa Care.com, casi la mitad de los padres afirman tener estrés relacionado con la vuelta al cole y el 40% admite haber tenido que llegar tarde o irse antes en la época de la vuelta al cole.
Los síntomas que deben poner en alerta a los hogares son variados: apatía, insomnio, cansancio, tristeza, ansiedad, cambios de humor o incluso problemas estomacales en los más pequeños. “La vuelta a la normalidad confunde a nuestro organismo, que está habituado a ciertas dinámicas vacacionales, y supone un altibajo emocional y físico”, afirma Mireia Cabero, profesora de Psicología de la UOC.
Si la vuelta al trabajo ya es complicada, para los padres trabajadores, que no se libran de su propio estrés laboral postvacacional, la preparación de una vuelta al cole se convierte en una presión añadida. Durante varias semanas se sucede la compra de libros, material escolar, uniformes, marcado de ropa, forrado de libros, nuevas actividades extraescolares, nuevos horarios… “Prepararlo todo puede suponer estrés e incrementar en los padres esa sensación de depresión postvacacional, pero la clave es ver el lado positivo. Después de las vacaciones los niños están necesitados de sus amigos, de los estímulos que sólo sus iguales pueden ofrecerles. Además, ellos agradecen los horarios escolares a los que están más acostumbrados”, añade Cabero.
La clave, la automotivación
En definitiva, los padres tienen que motivarse con la vuelta al cole. Ellos tienen la clave para que los comienzos de septiembre no supongan un ataque al sistema familiar. “Si los padres se ven afectados, la familia se verá afectada. Si los niños se ven afectados pero los padres normalizan y dan sentido a la nueva etapa, la familia no sufrirá”, apunta Cabero.
Los padres tienen la clave para que los comienzos de septiembre no supongan un ataque al sistema familiar
“Todo es más fácil para los padres que se ilusionan, que generan un ritual festivo en torno al regreso a las aulas. Es saber generar las circunstancias para ver la vida de forma positiva”, explica la psicóloga, que insiste en que los padres pueden manejar la situación independientemente de la actitud inicial de los niños.
Otro aspecto que puede ayudar a los padres a motivarse - y dejar el estrés laboral en la oficina - es contar con una "planificación familiar preparada", dice Alfonso Merino, experto en Recursos Humanos de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). "Tener una previsión mental del descanso, con planes a dos o tres meses vista, ayudan a no ver la vuelta cuesta arriba".
Facilitar la 'vuelta al cole' de los niños para mejorar la de los adultos
Para mejorar esa actitud inicial de los niños que pueda ser negativa, existen algunas recomendaciones que pueden hacer más llevadero el retorno de los peques.
- Saber qué es lo que les entusiasma de la escuela y recordarles que lo recuperarán pronto.
- Volver progresivamente al hábito de acostarse temprano para que cuando empiece la escuela puedan levantarse sin necesidad de despertador.
- Seguir una alimentación energética que facilite la rutina. Eliminar los azúcares refinados propios del verano, como helados o bebidas azucaradas.
- Reencontrarse con amigos de la escuela unos días antes para revivir las experiencias de amistad y de disfrutar juntos.
- Ir a comprar juntos el material del nuevo curso para que se ilusionen con la nueva etapa.
Para los padres trabajadores, la sensación de "tener el control" también facilitará las cosas. Tres consejos fundamentales que daba a Inc.com la cofundadora de Care.com, Donna Levin, para evitar que la situación "se vaya de las manos" son fomentar que los niños ayuden en las tareas relacionadas con el colegio (preparar su ropa o su mochila), compartir responsabilidades en pareja y tener apoyos en el entorno para cuando haya contratiempos (que los niños se pongan malos o no haya colegio), serán clave para que mejore la adaptación de los adultos al nuevo curso.
Lo normal, hasta una semana de adaptación
Aunque se haga todo lo posible por evitarlo, los expertos destacan que es normal pasar dos o tres días, e incluso una semana, de adaptación en la que tendremos que convivir con mayores niveles de estrés.
Un tercio de los afectados arrastra los síntomas hasta dos semanas antes de estabilizarse
Según la UOC, el 20% de los afectados consigue recuperarse del todo en dos días, pero un tercio 35% arrastra los síntomas y las molestias durante dos semanas antes de conseguir estabilizarse. “Si el periodo de malestar dura más de dos semanas hay que consultar con un especialista porque los motivos, entonces, serán otros”, alerta Cabero. Para la experta, los adultos a los que se les complica la adaptación al trabajo suelen tener un problema de fondo: que no se sienten felices en el trabajo. “Obviamente todos preferimos el modo vacaciones, pero cuanto más escojamos nuestra vida en base a lo que queremos, mejor nos adaptaremos”, concluye Cabero.
Merino propone algunos consejos para no llevarse a casa el estrés de la reincorporación: "Centrarse mucho en ayudar a los hijos con la vuelta al cole, tener muchas relaciones sociales en el trabajo y practicar deporte son claves para que la depresión postvacacional no lo sea tanto".
Un reto para las empresas
Conseguir volver a la normalidad y que la productividad del trabajador no se vea mermada no es sólo cosa del empleado. Según el experto en RRHH las empresas pueden hacer mucho: "Solemos echarle toda la culpa al empleado pero las empresas tienen en sus manos conseguir mejorar esa productividad a través de facilitar la vuelta. Ofrecer horarios más flexibles en la época de la vuelta al cole o relajar los objetivos durante las primeras semanas tiene una repercusión muy positiva en los trabajadores".
Aunque Merino reconoce que se trata de un reto que las empresas aún están empezando a implantar, "se están empezando a dar cuenta de los efectos que tiene. Conseguir motivar a los trabajadores con la vuelta y que sean más felices tiene un efecto directo sobre su motivación y, por lo tanto, sobre sus resultados", añade.
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