El Gobierno y las eléctricas están muy lejos de reconducir sus relaciones. Teresa Ribera, que pretendía acercar posturas con el lanzamiento de una nueva subasta de 3.300 megavatios de renovables para aliviar la crisis energética y que las compañías dispusieran de más capacidad para producir, se ha dado de bruces con la realidad.
Según han confirmado las compañías a este periódico, tanto Endesa como Iberdrola han declinado acudir a la subasta de energía eólica (1.500 MW) y fotovoltaica (750MG). El Ejecutivo de Pedro Sánchez guardó un paquete de menor tamaño para pequeñas instalaciones solares de generación distribuida con un marcado carácter local (300 MW). Además, quedaron 200 MW liberados.
Iberdrola ha declinado entrar en la subasta celebrada este martes por “la incertidumbre regulatoria”. Ignacio Sánchez Galán ya confirmó la semana pasada que el marco jurídico-legal actual invita a no realizar más inversiones en este país. Cabe recordar que, hasta que comenzó la disputa del Gobierno con las compañías, la eléctrica tenía un plan muy ambicioso de inversiones renovables.
Endesa, por su parte, recalca que “la subasta obligatoria de energía que contiene el real decreto ley para 2022 y su posición corta en producción respecto a la cartera de clientes, que les obliga a comprar en el pool, hacen que su estrategia esté orientada hoy prioritariamente a promover su propia generación para suministrar a largo plazo a sus clientes”.
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