«Escribo canciones porque estoy mal de la cabeza y tengo que plasmarlo en el papel para sacar algo bueno a partir de algo malo», decía. Y eso malo era su muerte, la que anunció sin preámbulo en las letras del disco que alcanzó el número uno y que «nunca debería haber grabado».
Entre el hip-hop, el jazz y el góspel, una copa y una ralla engrandecían el éxito de Amy Winehouse (Reino Unido, 1983), la cantante del rabillo en el ojo y el moño cardado. El éxito y la depresión. Porque fue la ruptura con la que era su pareja de entonces, Blake Fielder-Civil, y la depresión en la que se vio sumergida después, el motivo de las letras de su último legado y la afirmación con la que confirmaba que iba a seguir metiéndose lo que quisiera, y cuando quisiera: «Trata de mi ruptura con Blake, mi ex. La mayoría de las canciones hablan sobre él. Back To Black tiene que ver con un chico que volvió con su ex novia, y yo realmente no tenía nada más a lo que volver, así que supongo que volví a un negro por unos meses, ya sabes, haciendo cosas tontas, como lo haces cuando tienes 22 años y eres joven y estás enamorada. Cuando escribí la primera canción sobre Blake, las otras salieron solas. Con esta tormenta de sentimientos, estaba en racha. Cuando escribes una canción tienes que recordar cómo te sentías, qué día hacía, cómo olía su cuello. Tienes que recordarlo todo», contó Amy Winehouse sobre el significado del álbum en declaraciones a CNN en 2007.
Amy Winehouse recibió su primera guitarra a los trece años y comenzó a componer un año más tarde. Nada por aquel entonces, le haría presagiar su salto a la fama con sólo 20 años, cuando lanzó su primer álbum Frank, en memoria a su ídolo estadounidense Frank Sinatra, con el que la cantante consiguió una nominación en los Premios Mercury Music y un Ivor Novello Award en el 2004 a la Mejor Canción Contemporánea por su single Stronger than Me. Y nada le haría presagiar mucho menos el segundo, último y más importante álbum grabado por la cantante.
Black to Black se estrenó el 30 de octubre de 2006 y, quince años después, sigue marcado como un retrato atemporal de su talento y trayectoria que, pese a ser breve, todavía inspira a muchos dentro y fuera del escenario. El enorme éxito de Back to black estuvo precedido por el lanzamiento de Rehab como primer single cuatro días antes. Después le seguirían otros como You know I'm not good, Tears dry on their own y Love is a losing game, que llevarían al disco a estar en el tercer puesto en las listas británicas en su primera semana a la venta.
Back to black fue reconocido en los Grammy Awards de 2008 como Grabación del Año y Canción del Año por su éxito Rehab, mientras que el álbum recibió nominaciones para Álbum del Año y Mejor Álbum Pop Vocal, ganando este último. Winehouse ganó el Grammy al Mejor Nuevo Artista, y fue distinguida como Solista Femenina del Año.
Actualmente se estima que Back to black ha vendido más de 12 millones de copias en todo el mundo, unas cifras al alcance de muy pocos artistas en el mercado discográfico del siglo XXI.
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