Lucio Silla es una salvajada, un delirio casi imposible de cantar y una pesadilla para los solistas. La tercera ópera de Mozart, la que compuso con 16 años, no es de las más representadas del repertorio, su complejidad y su duración no le han ayudado a superar el óxido del tiempo. Es una obra para valientes. Hoy, Lucio Silla inaugura la temporada 2017/2018 del Teatro Real. El coliseo madrileño arranca el curso en el que celebra su bicentenario con una obra de juventud. “Con esta apuesta pretendemos alcanzar la excelencia", matiza Gregorio Marañón, presidente del patronato del Teatro Real.
El director musical Ivor Bolton, y el director de escena Claus Guth serán los encargados de poner en marcha en el coliseo madrileño una obra excepcional y legendaria cuyo doble reparto estará encabezado por Kurt Streit y Benjamin Bruns, en el papel del tirano Silla, y las voces de Patricia Petibon, Julie Fuchs, Silvia Tro Santafé y María José Moreno, entre otras.
Con esta apuesta pretendemos alcanzar la excelencia", matiza Gregorio Marañón
Estrenada en 1772 en el Teatro de Milán, Mozart contó con los mejores cantantes de la época. Fiel a su costumbre, el autor escribió las arias en función de las cualidades vocales de los intérpretes. Hasta que no supo quien se metería en la piel de sus personajes no avanzó en la obra. A Mozart le gustaba tener todo controlado. Lo que nunca imaginó es que en el último momento el protagonista, el tenor Arcangelo Cortoni, se cayera de cartel poco antes del estreno. Al final fue Bassano Morgnoni, un tenor mediocre, el que se estrenó el rol de Lucio Silla. “Estaba aterrorizado porque jamás había actuado en un teatro”, explica Joan Matabosch, director artístico del Real. A última hora, Mozart se vio obligado a reescribir la partitura y, viendo la que se le avecinaba, decidió quitarle protagonismo al tenor en favor de la orquesta, a la que le tocó la difícil tarea de contar todo lo que el protagonista o los demás personajes no se atreven o no pueden contar. “Mozart tuvo que cambiar las arias y crear una línea vocal más simple para delegar la responsabilidad en la orquesta”.
Mataboch define Lucio Silla como una “ópera fundamental, no sólo porque es una ópera inicial sino por el increíble tratamiento de los recitativos”. Conocedor de la importancia del texto, Ivon Bolton ha estado trabajando la obra con la orquesta de una manera asombrosa; su punto de partida no han sido las notas, sino el texto, leyendo y analizando el texto con los miembros de la orquesta para que se impregnen del sentimiento que se encuentra en cada una de las arias.
Estrenada en Milán en 1772, el libreto de Lucio Silla se inspira en las hazañas de un personaje clásico, sin "atender a ningún prurito de verosimilitud o rigor histórico", ya que los lazos de similitud del Lucio Silla de Mozart son muy distintos a la vida real de este tirano que vivió entre el año 138 y 78 a.C.
Respecto a la escena, los personajes de Lucio Silla pululan por un escenario giratorio que estimula la sucesión de escenas que componen las obra. Un ir y venir de acontecimientos en los que el juego de luces y sombras ubica a los personajes. "Hay momentos en los que se tiene que abordar la introspección de los personajes y para eso he intento crear un cosmos en el que pudiéramos ver la mente de los personajes con la ayuda de este escenario", explica Claus Guth, para quien el personaje de Lucio Silla es "imprevisible, aunque no se parece al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump”, concluye.
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