La reforma de la Gran Vía de Madrid -que quitará un carril a los coches por sentido para ampliar las aceras y tendrá algún tramo de carril bici pintado- terminará en otoño de 2018. En enero comenzarán las obras. Y antes, el próximo viernes 1 de diciembre, se efectuará el mismo corte al tráfico que el año pasado mediante vallas y otros elementos separadores que restará un carril a los vehículos de motor y permitirá a los transeúntes andar por la calzada. Una actuación que dejará esta vía semipeatonal y que no tendrá carácter provisional, sino definitivo.
"Si se va a cerrar el acceso al tráfico el 1 de diciembre y se van a empezar las obras en enero, tiene sentido enlazar la intervención provisional de diciembre y terminar las Navidades con el inicio de las obras", indican a este medio fuentes municipales. El próximo 1 de diciembre la Gran Vía ya será en definitiva semipeatonal, pero su reforma definitiva no se conocerá hasta dentro de un año.
El pasado 12 de septiembre así lo recogía el portal local Madridiario: "El anuncio del Ayuntamiento de Madrid implica que el cierre definitivo de la Gran Vía al tráfico para no residentes llegaría antes de las fiestas… para quedarse".
Quedan por ver los detalles del corte provisional durante el último mes del año: en diciembre de 2016, la arteria más emblemática de España cortó intermitentemente varios días -todos los fines de semana- entre el 2 de diciembre del año pasado y el 8 de enero del actual curso. Del 23 de diciembre al 8 de enero se hizo ininterrumpidamente, desde las 17:00 del viernes 23 a las 22:00 de domingo 8.
En el Ayuntamiento de Madrid subrayan igualmente que esta intervención en la Gran Vía hay que contemplarla en el marco de otra de las medidas estrella de Ahora Madrid en movilidad, el Área de Prioridad Residencial (APR) única que restringirá el acceso al centro a todos los coches que no sean residentes, taxis y autobuses y vehículos de carga y descarga. La Gran Vía entra dentro de esa APR. El equipo de Manuela Carmena ha ido posponiendo esta medida, y los últimos rumores la sitúan a mediados-finales de 2018.
La remodelación de esta avenida apenas dejará mucho espacio al carril bici, un sentido en la subida entre la Plaza de España y Callao: consistirá en un espacio delimitado por pintura empotrado entre vehículos particulares y autobuses. El resto será ciclocarril, la idea de Ana Botella de combinar la circulación de bicis y coches en el mismo espacio (delimitar la velocidad pintando una bicicleta en el suelo y una señal de 30).
Además de más aceras, los carriles pasarán a dos por cada sentido: el Ayuntamiento de Madrid trabajará igualmente en la potenciación de la vegetación, “así como la reducción y reordenación de los carriles para crear un sistema de movilidad donde se integre la bicicleta con el resto del tráfico rodado”, según informó Cibeles en mayo.
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