La expansión de las renovables y el estancamiento de la demanda eléctrica a pesar de la recuperación económica están haciendo que el hueco que queda para el resto de energías sea menor. Y también que su importancia para fijar el precio en el mercado mayorista de la electricidad (también conocido como pool) vaya achicándose.
“La mayor parte de las tecnologías convencionales están en pérdidas”, advirtió el consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, en unas jornadas sobre el sector eléctrico organizadas por el diario Expansión. “El pool no funciona bien y no lo va a hacer por las particularidades de su diseño. Hay que redefinir el papel y la retribución de cada energía. Y hay que determinar cómo se va a pagar el respaldo que dan al sistema las energías convencionales”, sentenció.
Las compañías eléctricas subrayan que las nucleares, el carbón y el gas natural sirven para dar estabilidad al sistema. Las nucleares porque funcionan como energía base y siempre están en funcionamiento. Y las centrales de gas y de carbón porque siempre están disponibles cuando las energías renovables (por falta de viento o de agua) no funcionan y no puede cubrirse toda la demanda.
¿Sobra potencia o no?
España cuenta actualmente con una potencia instalada total de casi 105.300 megavatios. Nunca ha hecho falta a la vez siquiera la mitad de toda esa potencia. El récord histórico de punta de demanda se alcanzó en diciembre de 2007, cuando las empresas y los hogares del país hicieron uso de 45.450 MW y el máximo alcanzado el año pasado se quedó en 40.489 MW.
Pero como la mitad del total de potencia en España corresponde a instalaciones renovables que no garantizan disponibilidad permanentemente, hace falta centrales de las otras energías para respaldar el suministro en caso de que las renovables no estén funcionando.
“Es crucial que esa potencia, en algunos casos infrautilizada, esté siempre disponible para asegurar el suministro. Y el sistema tiene que retribuir a esa potencia simplemente para que esté ahí”, subrayó el presidente de la patronal eléctrica Unesa, Eduardo Montes. “Y la manera de retribuir tendrían que ser mecanismos de mercado, como por ejemplo subastas”. Unas pujas en la que las eléctricas ofrecieran su potencia estable a un precio suficiente para ser rentable.
Las ayudas que ya se reparten
Las centrales de gas natural, gran parte de las de carbón y algunas hidroeléctricas ya cobran este tipo de ayudas por su labor de respaldo al sistema eléctrico. Son los denominados pagos por capacidad, que suponen un sobrecoste de unos 700 millones de euros cada año pagados por los consumidores con sus recibos de luz.
No obstante, las compañías en los últimos años sólo han cobrado entre 355 y 390 millones de esa cantidad, mientras que el importe restante se lo ha quedado el sistema eléctrico. El sistema de ayudas tal y como está diseñado no es suficiente para garantizar las viabilidad de unas centrales que normalmente sólo funcionan entre 10 y un 15% de las horas del año (aunque este año la sequía esté haciendo que estén disparando su producción), y por eso las eléctricas reclama un rediseño de estos pagos.
En paralelo, las centrales nucleares no cuentan con pagos por capacidad, dado que siempre están en funcionamiento (producen en base). La patronal Foro Nuclear lleva tiempo reclamando algún tipo de retribución especial para recuperar la rentabilidad de un tipo de generación que, según denuncia, acumula “cientos de millones en pérdidas” cada año. “Quizá las nucleares no puedan recibir pagos por capacidad como tal, pero en otros países como Reino Unido se retribuye de manera especial a las nucleares por su capacidad de respaldo”, subraya un ejecutivo del sector eléctrico.
Gobierno: palo y zanahoria
El Gobierno respalda que se retribuya a las energías convencionales que “prácticamente están paradas” –esto es, gas natural y carbón- para “compensar el servicio que dan para garantizar la gestión del sistema eléctrico”. El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha subrayado que “cuantas más renovables haya, más capacidad térmica hace falta por si acaso hay que utilizarla”.
“Tenemos que ver cómo retribuimos esta parte de la generación que no es flexible. Y también saber cómo la cerramos”, ha advertido Nadal. Y es que las eléctricas han llegado a amenazar en los últimos meses con echar el cierre a centrales nucleares, de gas y de carbón si no había un cambio legislativo que permitiera garantizar su rentabilidad.
La respuesta desde el Ministerio de Energía ha sido poner en marcha la tramitación de un decreto ley para intervenir instalaciones en caso de que las compañías quieran cerrarlas pero se consideren necesarias para la estabilidad del sistema eléctrico y para garantizar el suministro.
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