La contribución de las empresas españolas a la recaudación total del Estado es de las más altas de Europa. Solo superan a España cuatro países: Eslovaquia, la República Checa, Chipre y Estonia. Así, la aportación del tejido empresarial patrio a las arcas públicas es, proporcionalmente, de las mayores de todo el continente.
Las compañías españolas aportan el 31,9% de los ingresos tributarios del país, mientras que en la eurozona las compañías contribuyen, de media, un 25%. Son cálculos del Instituto de Estudios Económicos (IEE), que ha publicado en su informe Competitividad fiscal 2021 teniendo en cuenta la recaudación por impuesto de sociedades y las cotizaciones sociales frente a la recaudación tributaria total.
La cifra que muestra cuánto aportan las empresas españolas al total de ingresos del Estado queda muy por encima de la de otros países del entorno español como Reino Unido, donde la aportación de las compañías supone un 18,4% del total de ingresos (14 puntos por debajo de España); Grecia, con un 19,7% (12 puntos por debajo) o Alemania, con un 23,8% (10 puntos). Más cercanos al porcentaje español están Portugal, con un 25,8%; Italia, con un 26,8%, y Francia, con un 28,9%.
De esos datos se extrae que uno de cada tres euros de la recaudación tributaria total de España procede de las empresas, mientras que en Alemania las compañías aportan uno de cada cuatro euros. Muy atrás quedan otros países como Dinamarca, donde su aportación es del 8%.
La presión fiscal empresarial es mucho mayor en España que en la UE"
instituto de estudios económicos
"La presión fiscal empresarial y la proporción de la recaudación total procedente de las empresas es mucho mayor en España que en la UE", recalcan desde el IEE. El centro de estudios insiste en que si ya la carga tributaria que soportan los españoles es comparable o superior a la de los países de nuestro entorno, lo es sobre todo en lo relativo a presión fiscal empresarial. Por eso, abogan por bajar impuestos que alivien a las empresas, y en ningún caso proceder en sentido contrario.
En total en 2022 el Gobierno tiene previsto que el conjunto de administraciones públicas ingresen 522.264 millones de euros, de los que 299.000 millones serán en concepto de impuestos. Por poner algunos ejemplos, en 2021 el Estado tenía previsto ingresar 43.000 millones en concepto de impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), 36.000 millones por el impuesto sobre el valor añadido (IVA) o 21.000 millones por el impuesto sobre sociedades, los tres con los que más recauda.
Reforma fiscal: una subida impuestos ralentizaría la recuperación
El IEE advierte de que la caída en la recaudación provocada por el descenso en la actividad económica pretende ser compensada con nuevos impuestos o la reforma de los ya existentes, sobre todo en el ámbito de la tributación empresarial. "Al contrario que las medidas que están tomando algunas de las principales economías de la OCDE, que consideran que los ajustes basados en incrementos de ingresos tienden a prolongar las crisis y ralentizan la vuelta al crecimiento y a la senda de reducción y sostenibilidad de la deuda pública, por lo que han procedido a bajar impuestos", expone.
En ese sentido, aboga por estudiar lo que sucede en otros países antes de tomar decisiones: "Deberíamos de mirar a nuestro entorno, ya que, al encontrarnos en una economía globalizada, cualquier reforma tributaria, podría deslocalizar inversiones, se podría producir una fuga de contribuyentes o situar en desventaja competitiva a nuestros residentes", aconseja.
El Gobierno está planteando una reforma fiscal de gran calado que empezará a debatirse en febrero de 2022. Ahora se encuentra en fase de estudio por un comité de expertos designado por Hacienda, que está analizando qué figuras fiscales deberían reformarse y cómo. En este marco, el IEE ha advertido sobre los efectos de aumentar los impuestos.
"En España, las medidas de incremento de los tributos a familias y empresas se quieren justificar en una pretendida diferencia de presión fiscal con la media de la UE, pero dicha subida ralentizaría la recuperación, deprimiendo la oferta productiva y el consumo, justo lo contrario de lo que necesitamos, y deteriorarían las expectativas de los agentes provocando una degradación de la confianza, que es el pilar fundamental sobre el que apoyar la recuperación", opinan los expertos del Instituto.
Continuando con su explicación, los autores del estudio invitan a evitar "reformas fiscales apresuradas y coyunturales" -como también recomendaron la pasada semana los fiscalistas del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), órgano especializado en fiscalidad del Consejo General de Economistas de España (CGE)- de manera que se consiga un código tributario "coherente, flexible y bien estructurado". Buscan así que se facilite el cumplimiento por parte de los contribuyentes y genere ingresos de manera inteligente, "minimizando las distorsiones de los impuestos sobre el crecimiento y el desarrollo económico", han animado.
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