El Parlament sellará hoy el pacto entre ERC y los comunes con la aprobación de los presupuestos catalanes para 2022. Será la primera vez en una década que Cataluña empiece el año con cuentas aprobadas, un hito que Pere Aragonès se había fijado como objetivo prioritario de su primer año de mandato para adaptar las cuentas a la pandemia. Las últimas cuentas aprobadas en primavera de 2020, sin incluir los efectos del Covid-19, rigen todavía la gestión de la Generalitat.
El acuerdo alcanzado, pese a las reticencias de JxCat, incluye como principales cambios un aumento en los presupuestos de Salut destinado a la atención bucodental y a la salud mental, y la creación de dos nuevos impuestos: a las viviendas vacías y a los alimentos ultraprocesados. Mantiene además los puntos acordados con la CUP, pero no incluye la subida del IRPF que habían reclamado tanto los antisistema con los de Ada Colau.
Los morados conseguían, además, el apoyo de Esquerra a las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona, un punto fundamental para Ada Colau. El círculo se cerraba con el apoyo de los republicanos a los presupuestos generales, aunque esa negociación la cerró la parte socialista del Gobierno en base a la Ley del Audiovisual.
Cambio de socios
Lo más sustancial del acuerdo, sin embargo, es la ruptura de la mayoría de la investidura. Hoy se visualizará en el Parlament que, pese a los discursos de Pere Aragonès, la CUP ha dejado de ser el socio prioritario del Govern.
Los antisistema votarán en contra de las cuentas que según ERC incluyen los acuerdos de investidura. Y su portavoz, Eulalia Reguant, advirtió este fin de semana que "hoy el Govern no superaría una cuestión de confianza". Al menos, no con sus votos.
Pero la consecución del acuerdo con CatEC no ha sido inocua para la coalición de gobierno independentista. Ha tensionado la relación entre ERC y JxCat, y entre sectores de Junts y el propio consejero de Economía, Jaume Giró, que se desvinculó de las negociaciones a mitad del proceso.
Más impuestos
El resultado final es un acuerdo incluye la reducción del IRPF en las rentas más bajas, una propuesta que Giró ya había defendido, sin éxito, ante la CUP. Pero añade el proyecto cambios en el impuesto sobre alimentos ultraprocesados que pasa a ser finalista. Los morados defienden como política de salud, pero que provoca rechazo en el potente sector agroalimentario catalán.
Se incorpora además un impuesto sobre viviendas vacías a personas físicas que tengan más de 15 pisos en esta situación durante más de dos años y otro. Las políticas de vivienda son otro de los caballos de batalla de CatEC en el que JxCat se está distanciando de las posiciones defendidas en la anterior legislatura, como demuestran sus enmiendas a la nueva ley del alquiler.
En capítulo de medidas fiscales se prevé extender el impuesto de actividades que generan gases de efecto invernadero, que ya no afectará solo a los grandes cruceros marítimos que llegan fundamentalmente al Puerto de Barcelona.
Las nuevas cuentas incluyen además 50 millones para el dentista público y 80 para salud mental a propuesta de los comunes. Y conservan los 1.000 millones de euros en políticas de vivienda pactados con la CUP.
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