A las nueve de la mañana de un domingo como el de hoy, hace un año, Araceli, nacida en 1924, recibió la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19. Ella y Mónica Tapias, una de sus cuidadoras en la residencia Los Olmos de Guadalajara, fueron las dos primeras vacunadas de España. La fotografía de ambas, compartiendo el hito en un país que se hallaba entonces sumido en la tercera ola de contagios, abrió telediarios y ocupó portadas de periódicos. Su gesto, sereno y emocionado, aportó un ápice de esperanza a un "annus horribilis", plagado de pérdidas y distancias.
Un año después -cuando la población vacunada roza el 81 por ciento, una de las mayores tasas del mundo- acudimos al encuentro de las protagonistas. Araceli y Mónica aceptan fotografiarse para celebrar el primer año de aquella primera dosis que las convirtió en símbolo. "Fue un día muy emotivo. Fue el primer paso para intentar frenar esta pandemia. Que los científicos investigaran para sacar adelante esta vacuna en tan poco tiempo me pareció algo prodigioso", relata a El Independiente Mónica Tapias, de 49 años.
El calendario de la cita entre ambas marca el 23 de diciembre de 2021. Araceli y Mónica pasean juntas por la residencia de la capital alcarreña, el escenario escogido hace un año para iniciar la campaña de vacunación. "La tarde del 23 de diciembre de 2020 nos avisaron de que seríamos los primeros. No sé muy bien la razón por la que nos eligieron. Los Olmos es una residencia totalmente pública y la base del laboratorio estaba cercana", arguye Marina Vadillo, la directora del centro. "En aquel momento hacia seis meses que no habíamos tenido un caso de covid".
Doce meses, dos instantáneas
El domingo 27 de diciembre de 2020 Araceli Hidalgo, de 96 años, y Mónica Tapias, técnico de cuidados auxiliar de enfermería, recibieron en la residencia de mayores Los Olmos de Guadalajara la vacuna frente al covid-19. Fueron, como atestigua esta fotografía, las primeras en ser inoculadas en España.
Idéntico escenario un año después. El reencuentro entre Araceli y Mónica sucedió el 23 de diciembre de 2021. En vísperas de Nochebuena, las dos primeras vacunadas en nuestro país posan en un pasillo de la residencia Los Olmos. Las protagonistas comparten, felices, la fotografía de su reunión navideña con El Independiente.
Doce meses después, Araceli sigue teniendo como domicilio Los Olmos, en el número 22 de la calle Sigüenza. Mónica, en cambio, solicitó una excedencia en verano. "Me gusta mucho mi trabajo de auxiliar y tratar con gente mayor pero, de momento, he hecho un paréntesis en mi vida profesional para dedicarme a la terapia ocupacional", desliza. Las dos mujeres, unidas por el primer pinchazo del suero elaborado por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, suelen verse esporádicamente. El último encuentro sucede en vísperas de la Nochebuena, con un país que padece los estragos de la sexta ola del coronavirus y pulveriza a diario registros de infecciones.
Un año intenso
"Araceli está estupenda, como siempre. Fenomenal. Es una señora que, aunque tiene 97 años, se encuentra muy bien de salud. Es super independiente. Ella se lava y se viste. Apenas hay que hacerle nada", narra Mónica, prendada por la capacidad de la nonagenaria de cumplir años sin más achaques que sus piernas, a las que ayuda con un andador, y los oídos. "Es lo único que le falla. Oye muy mal y las entrevistas le suponen mucho esfuerzo".
Araceli ha recibido cartas, regalos como el rosario que siempre lleva en la mano, e incluso dulces de navidad
MARINA VADILLO, DIRECTOR DE LOS OLMOS
Ha sido un año especialmente intenso para Araceli, oriunda de la ciudad granadina de Guadix y residente de Guadalajara desde hace más de dos décadas. "Date cuenta de que ella nunca imaginó que iba a tener esta repercusión. En este tiempo ha recibido cartas, regalos como el rosario que siempre lleva en la mano, e incluso dulces de navidad. Le han premiado el Gobierno de Castilla-La Mancha y un periódico local, que la ha elegido el personaje del año", glosa Vadillo. El pasado julio, asistió junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al homenaje a las víctimas del covid en el Palacio Real.
Araceli y sus familiares -tiene una hija y un hijo, cuatro nietos y un bisnieto- mencionan este actividad febril del último año para declinar una breve entrevista con ella. Los reconocimientos por haber puesto rostro y biografía al inicio de una vacunación que suscitó esperanza entre una población cansada de confinamientos y restricciones no le han cambiado el humor. "La fama no ha cambiado su actitud en absoluto. Sigue siendo la misma persona. Y eso que le decimos: 'Eres la más famosa de España'. Y ella ríe", comenta Vadillo.
"Una mujer prudente"
La bisabuela que inauguró la estrategia nacional de vacunación -que se desarrolló a cuentagotas primero y luego a ritmo vertiginoso- es, en palabras de la directora, "una mujer prudente, que siempre sonríe y participa de las actividades de la residencia". "Le encantan las plantas. Tiene unas plantas preciosas en la terraza de su habitación. Es una mujer que nació en Guadix y después, por temas laborales de su marido, se vino a vivir a Azuqueca de Henares. Se ha ocupado siempre de su casa y sus hijos".
A ver si todos nos portamos bien y conseguimos que el virus se nos vaya
araceli hidalgo
Araceli afronta este nuevo capítulo de la pandemia, con la variante ómicron amenazando con un "déjà vu" de limitaciones de movilidad y colapso de los centros sanitarios, con cierto alivio. Le inocularon la tercera dosis el 27 de septiembre. Entonces fue la primera en recibirla de la comunidad castellanomanchega en un acto que volvió a concitar la atención mediática y al que acudió la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
"Araceli abrió el camino", voceó la política canaria, que la calificó de "referente" y "ejemplo" en una campaña que se halla ahora volcada en los menores de once años. Ante cámaras y autoridades, la anciana lanzó un mensaje a los jóvenes: "Respetad la pandemia". En diciembre, recién vacunada, había manifestado: "A ver si todos nos portamos bien y conseguimos que el virus se nos vaya".
Ni Araceli ni la auxiliar conocieron los efectos secundarios. "No tuvimos reacción. Ni ella ni yo. Creo que hay que seguir apelando a la vacunación porque todavía existe gente que es reacia. No hay que tener ningún miedo", indica Mónica, que no ha olvidado los primeros compases de la pandemia, allá por marzo de 2020. "Fue un shock. Ésta es una residencia muy bien situada y con mucha vida. Eso se acabó de un plumazo. Sufrió, como todos, un paréntesis", admite.
Libre de contagios desde la vacunación
Poco después, el virus hizo acto de presencia entre los 80 internos y los 120 profesionales. En Los Olmos se registraron dos fallecimiento por covid. "Murieron otras once personas que habían dado negativo en coronavirus pero que tenían sintomatología", precisa Vadillo. "Se preparó una planta para el covid y fuimos subiendo a los abuelos que estaban enfermos o tenían síntomas compatibles con covid", rememora Mónica. "Fue todo dramático. De repente había señores solos en las habitaciones, sin relación con nadie, y nosotras estábamos allí enfundadas de arriba a abajo con bata, gafas y mascarilla. Resultó muy triste".
1/ Arriba, a la izquierda, Araceli recibe la visita de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, con motivo de la dosis adicional de la vacuna, el pasado septiembre. 2/ A la derecha, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Araceli Hidalgo, de 97 años, durante el acto celebrado con motivo del 70% de la población inmunizada con pauta completa, también en septiembre en Guadalajara. 3/ Araceli, durante la tercera dosis. 4/ Araceli y Mónica, de pie a su lado, durante el primer pinchazo de la vacuna en diciembre de 2020.
Unas memorias amargas que hace un año llenaron de emoción la vacunación en una sala de la residencia de paredes moradas, inmortalizada por el fotógrafo de La Moncloa. "Que nos eligieran a nosotros fue emocionante. Guadalajara es un poco desconocida, no tanto a lo mejor como Teruel o Siria. La cercanía a Madrid nos impide tener cierto protagonismo", murmura Mónica. "La vida cambió. Hubo más movimientos y los residentes volvieron a tener más contacto entre todos. Los familiares pudieron pasar al patio para verlos, ya no solo a través de una cristalera".
La vida cambió tras la vacunación. Hubo más movimiento
MÓNICA TAPIAS, PRIMERA VACUNADA JUNTO A ARACELI
Desde entonces, en Los Olmos no se ha vuelto a registrar un caso positivo por coronavirus. "Hemos ido entrando poco a poco en una normalidad que, sin embargo, no es absoluta. Los residentes, al menos, pueden hacer actividades socioculturales y terapias", reseña la directora. "Yo abogo evidentemente por las vacunas".
Una generación de supervivientes
Con 5,7 millones de contagios y cerca de 90.000 óbitos desde el inicio de la pandemia, el centro observa con respeto la sexta ola que recorre España. "Los residentes están un poco más tranquilos, porque este entorno es más hermético, pero yo lo veo con cierta preocupación", confiesa Mónica. "Nos da respeto, como a todo el mundo", añade la directora. "Tenemos más tranquilidad por la vacunas pero ya sabemos que solo evitan los efectos más graves y los ingresos hospitalarios. Seguimos los protocolos pertinentes".
El mensaje de Mónica en plena sexta ola
"Tenemos que tener cuidado. Veo a gente en el transporte público sin mascarilla aunque es obligatoria. Hay gente a la que se lo dices y y te contesta mal. Hay que tener un poco de empatía y de respeto hacia el otro", dice Mónica.
"Al principio parecía que cuando salíamos a las 8 a aplaudir a los sanitarios, había como un nexo común entre todos. Todo esto se ha ido disipando. Parece que esto no nos iba a unir, pero al final, tampoco ha sido así", manifiesta con cierta amargura.
"Hay que seguir tomando medidas y apelar a la responsabilidad ciudadana", subraya la cuidadora, que reconoce haber llevado bien su salto a los titulares."Nos ha cambiado la vida. Antes era una persona anónima, discreta y vergonzosa. Y, de repente, estás en la televisión y en los periódicos. Bueno, he intentado hacerlo lo mejor que he podido", declara. "La gente me para por la calle y me felicita por no haber tenido miedo a ser la primera".
Pasaron la guerra y la posguerra. Padecieron el hambre. Son supervivientes natos
mónica tapias
Araceli cumplirá los 98 años en febrero, acariciando el siglo de vida. Una superviviente empedernida, también de una pandemia que se ha cebado con los más frágiles. "En la residencia hay una media de edad muy alta. Los abuelos me dicen que ellos pasaron la guerra y la posguerra. Padecieron el hambre. Son supervivientes natos. Quizás es porque están acostumbrados a bregar con cosas malas y a tirar para adelante. Yo he llegado a la conclusión de que ése es el quid de la cuestión. Es gente luchadora por excelencia", narra Mónica. "Ya me gustaría a mí llegar a los 97 años con la salud que tiene Araceli", susurra.
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