Se hace llamar Alber y despacha pasaportes Covid españoles a no vacunados a razón de 250 euros por unidad. “Y si me pide cinco, se lleva uno gratis”, declara el falsificador en conversación con El Independiente a través de una aplicación de mensajería encriptada. Alber responde en inglés, pero se maneja mejor en francés. Presume de ser uno de los capos que, a nivel europeo, ofrece a precio de oro a los negacionistas un salvoconducto para sortear las crecientes limitaciones que restringen sus movimientos.
Alber guarda algunas cautelas, pero, en cambio, exhibe sin pudor imágenes personales en su perfil. En las instantáneas un hombre de mediana edad posa en un paisaje agreste o en un aparcamiento de una ciudad de cielos encapotados. La única reserva que salta a la vista es la matrícula del coche junto al que posa. El número de placa ha sido debidamente borrado. El hombre usa gafas de aviador y parece ocultar una calva incipiente bajo gorros y gorras. No esconde, no obstante, su pasión por los relojes caros.
Las ofertas que lanza Alber son por tiempo limitado y en sus mensajes siempre se advierte de la premura, como si se tratase del argumento infalible de un avezado comerciante dispuesto a liquidar su mercancía en el menor plazo posible. “¿No confía en esta vacuna? Le ofrecemos un certificado de vacunación válido”, anuncia uno de los canales que administra en Telegram. De momento, garantiza la expedición de pasaportes falsos de España, Francia, Bélgica, Suiza, Italia, Portugal y Alemania. En los últimos días se han sumado a la lista Israel, Polonia, Países Bajos, Canadá o Turquía.
Todos mis clientes españoles han quedado muy satisfechos. Lo puede comprobar en mi canal
“Todos mis clientes españoles han quedado muy satisfechos. Lo puede comprobar en mi canal”, explica Alber. “Solo necesitaría su nombre, su edad de nacimiento y su número de documento nacional de identidad”, explica escuetamente. Alber desliza abiertamente contar con la complicidad de “diferentes médicos”, responsables de facilitar los pases sanitarios fraudulentos. La primera prueba de la colaboración de profesionales sanitarios con redes de venta de pasaportes trascendió en Francia el mes pasado tras el fallecimiento de una mujer de 57 años que contaba con un certificado de vacunación falso. Se lo había comprado a un facultativo.
Los hechos ocurrieron en Garches, en la periferia de París. “Era la primera vez que nos enfrentábamos a una joven sin antecedentes médicos conocidos y a priori vacunada que desarrollaba una enfermedad tan grave”, narró uno de los galenos a la emisora pública gala Radio France. “Un certificado de vacunación fraudulento no protege contra el virus y puede orientar erróneamente al médico que te atiende”, argumentó el médico, que lamentaba no haber podido administrar anticuerpos en una fase más temprana de la enfermedad y haber detenido una progresión que acabó en la muerte. Según cifras de septiembre pasado, circulaban entonces por Francia unos 40.000 pases sanitarios falsos.
El certificado de una joven asturiana como prueba
Cuando el potencial cliente plantea las dudas por la autenticidad del documento final, Alber procede veloz. Parece contar con un interlocutor abonado a la desconfianza. “Le envío el pasaporte y usted mismo lo comprueba en una aplicación gubernamental”, replica. Como gesto adicional, envía dos pasaportes, uno español y otro italiano, en sendos documentos en formato pdf.
Un negocio sin fronteras
Las falsificaciones corren veloces por internet. Sobre estas líneas, el listado de algunos de los países cuyo pasaportes Covid ofrece uno de los canales de Telegram dedicados a la venta de copias fraudulentas del certificado de vacunación. Dependiendo del país, se piden unos datos u otros para generar la copia.
El certificado español, que lleva la bandera asturiana junto a la española y la europea, pertenece a una de sus últimas clientas, una joven de 15 años que, en virtud del trabajo del falsificador, recibió supuestamente dos dosis de la vacuna de Pfizer en noviembre pasado. La consejería de Salud del Principado de Asturias consta como entidad emisora de un documento cuyo código QR y número de identificador son reconocidos como válidos tras su lectura en una aplicación sanitaria de otra comunidad autónoma española.
En el canal de Alber, se suceden los mensajes de gratitud. Los clientes españoles se cuentan entre los más efusivos. “¿Le puedo mandar tu enlace a un amigo mío que le interesa?”, pregunta un usuario satisfecho, ubicado en las Islas Baleares a tenor de los datos del certificado. “No lo dudes, gracias”, responde en español el falsificador. “Mis amigos van a volverse locos. No puedo esperar a enseñárselo”, comenta a modo de confesión entusiasta otro español, segundos después de recibir su copia de pasaporte a través de WhatsApp.
Las capturas de pantalla de los compradores satisfechos comparten espacio con mensajes contrarios a la inoculación; ataques al presidente francés Emmanuel Macron y su promesa de "joder hasta el final" a los no vacunados; y muestras del modo de pago, en bitcoins y Transcash, una tarjeta de prepago que funciona a través de cupones con un código cifrado que impide su rastreo y que han popularizado los maestros de la estafa en internet. “Te hacemos el pasaporte y luego haces el pago. No hay estafa con nosotros. En cambio, si no pagas, anulamos el certificado y y queda marcado como estafa. Un plan cien por cien seguro y fiable”, establece uno de los mensajes, entre amenazante y generoso.
Aluvión de peticiones en las últimas semanas
El trabajo delictivo de Alber ha experimentado un aluvión de solicitudes desde España en las últimas semanas, al calor de la obligatoriedad del pasaporte Covid que han ido estableciendo las comunidades autónomas. En plena sexta ola de contagios, Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Baleares, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Navarra, País Vasco, La Rioja, Melilla y Ceuta exigen el certificado de vacunación para, según el caso, entrar en locales de ocio nocturno y restauración o acceder a determinados servicios como hospitales y residencias de ancianos.
Además de vender su fiabilidad, Alber promete certificados Covid en un máximo de tres horas. Un servicio exprés que, según su creador, se diferencia de la competencia por su disposición para ofrecer “tarifas reducidas” conforme se incrementa el número de peticiones. En el mercado existen otras alternativas. Un falsificador contactado por este diario -que se ganaba los cuartos hasta ahora en la venta de pasaportes, carnés de identidad y licencias de conducir- ha entrado de lleno en este nuevo y floreciente mercado de pases sanitarios.
“Nuestros documentos llevan un QR registrado según los datos enviados por la persona y verificado en una base de datos”, explica un profesional de la falsedad documental que garantiza certificados de vacunación válidos a 70 euros y en cuatro horas desde la llegada del dinero. “Recibimos pagos únicamente en bitcoins y otras criptomonedas”, señala. “No estamos aquí para convencer a nadie”, responde cuando se le piden garantías. No quiere darlas.
Sin rastro de denuncias
“Estamos haciendo muchos certificados en España. Es lo que más nos están pidiendo”, responde en un castellano gramaticalmente perfecto. “No hay mucho más que decir. Es un certificado con un QR verificado y vinculado a tu identificación”, insiste cuando se le demandan más detalles que seduzcan a un potencial comprador, aún instalado en la vacilación.
Los estafadores van adaptando y actualizando el negocio con lo que tiene demanda en ese momento
policía nacional
La proliferación de pasaportes Covid falsos no ha llegado, de momento, hasta las fuerzas de seguridad. No se han producido detenciones ni se han recibido denuncias, señalan fuentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil consultadas por este diario. Tampoco existen investigaciones en curso. “Los estafadores van adaptando y actualizando el negocio con lo que tiene demanda en ese momento”, explican desde la Policía Nacional, que no consideran disparatado que la fiebre por el pasaporte Covid haya atraído a viejos conocidos del fraude.
Una infiltración en el sistema
Firmar un pasaporte válido, que permita sortear las limitaciones que cercan a los negacionistas, no resulta tarea sencilla. “No es algo que esté al alcance de todo el mundo. Por la naturaleza del ‘negocio’, los falsificadores no dan detalles sobre la generación de los pasaportes falsos, pero probablemente haya sido o bien una clave privada vulnerada o bien una rotura en la cadena de confianza del sistema”, detalla a este diario Diego Suárez, director de Tecnología de Transparent Edge Services, una tecnológica española que trabaja en el sector de la ciberseguridad.
Si una de estas claves de un Estado miembro de la UE se filtra, el atacante podría generar pasaportes Covid válidos
Diego Suárez, director de Tecnología de Transparent Edge Services
“Para 'firmar' los pasaportes Covid se utilizan claves privadas, custodiadas por cada Gobierno, que garantizan que el pasaporte Covid es válido. Si una de estas claves de un Estado miembro de la UE se filtra, el atacante podría generar pasaportes Covid válidos en nombre de ese país”, añade. Otra de las posibilidades, más allá de la implicación directa de alguno de los actores en liza, es que “en algún punto de la cadena de confianza entre el Estado, fabricantes de software e instituciones médicas, algún atacante haya tenido acceso e instalado malware [un programa informático o virus específicamente diseñado para perturbar o dañar un sistema] en alguno de los puntos y, por tanto, tenga acceso a las herramientas oficiales de generación de pasaportes”.
A la caza del fraude
"Las autoridades ya toman medidas para perseguir esto", responde Diego Suárez, director de Tecnología de Transparent Edge Services. "En primer lugar, se encargan auditorías sobre el software empleado para generar los pasaportes. Pero al igual que pasa con el dinero o cualquier otro tipo de bien, es muy difícil evitar que surjan falsificaciones mientras haya interés económico en estas. Ningún sistema es infalible 100 por cien", explica. "Por otro lado, los castigos por la falsificación de este tipo de documentos oficiales implican multas e incluso penas de cárcel, lo cual ya impone una cota de riesgo bastante elevada para todo aquel que pretenda falsificarlo, teniendo en cuenta la total inocuidad del pinchazo y la facilidad para tener un pasaporte Covid legal y real".
Hasta tres años de cárcel
En bufetes como el de Mas y Calvet tampoco constan denuncias por falsificación de pasaporte Covid. “Hemos llevado falsedades, pero no de pasaporte Covid”, confirma José María de Pablo, socio del área de derecho penal. El Código Penal establece penas de prisión de entre seis meses y tres años y multa de seis a doce meses por falsedad en documento público, oficial o mercantil. “La pena es la misma para falsificador y cliente”, indica De Pablo.
La falsificación de pases sanitarios constituye, estadísticas en mano, un negocio pequeño pero apetecible. En España, la tasa de población mayor de 12 años que ha recibido la pauta completa contra el Covid alcanza el 90,4 por ciento. Los escépticos, situados ideológicamente en los extremos de la izquierda y la derecha y en el campo de la homeopatía, son el reducto al que cazar. Y en sus canales de Telegram han comenzado a surgir ofertas recurrentes.
La búsqueda de clientes no siempre encuentra la complicidad de sus destinatarios. “No se trataba de esto. Se supone que nosotros estamos en contra del pasaporte”, advierte uno de los usuarios, que apuesta por desafiar la medida invocando leyes como la de la autonomía del paciente. Quienes rechazan el pinchazo consideran inconstitucional un documento que, a su juicio, revela un dato médico privado y confían en que, como sucedió con el Estado de alarma, la justicia acabe por eliminarlo.
No esperamos denuncias. Es como si los narcotraficantes que se roban droga entre ellos
policía nacional
Fuentes policiales alertan de que los anuncios de venta de certificados falsos que se propagan por plataformas como Telegram son “por lógica fraudes”. “Se paga por bitcoins y lo que se recibe es probable que resulte inservible”, apuntan. El delito que abraza a uno y otro lado de la cadena también evita la delación. “No creemos que se lleguen a registrar denuncias por fraude en pasaportes Covid no válidos. Es como los narcotraficantes que se roban droga entre ellos. Nadie acudiría a nosotros para reclamarlo”, concluyen.
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