"Mucha gente esta mañana nos ha preguntado que qué es eso del paro de país. Y por eso la Ejecutiva ha tenido que movilizarse". Este relato proviene de la sede confederal de Comisiones Obreras (CCOO) en Madrid, tras el preacuerdo firmado la noche del 1-O por las federaciones de este sindicato y de UGT en Cataluña para movilizarse este martes 3 de octubre contra la represión policial. Las ramas catalanas de CCOO y UGT firmaron el domingo una especie de huelga general a la que evitaron llamar huelga y el lunes a mediodía las ejecutivas de ambas organizaciones tuvieron que hilar fino y lanzar un comunicado negando que fueran a secundar dicha huelga: un jaleo interno. Sendas centrales dejan eso sí libre albedrío a sus responsables catalanes para acudir al paro de país, una convocatoria tan inédita como rara en España.
Así pues, los sindicatos se ponen de perfil en Cataluña desde Madrid y solo niegan que participarán en cualquier acto similar a una huelga general, cuyo alcance tradicional implica a los afiliados al régimen de la Seguridad Social. "CCOO y UGT no convocamos la huelga general del día 3 de octubre", reza el comunicado conjunto. "En ningún caso vamos a avalar posiciones que den cobertura a la Declaración Unilateral de Independencia (DUI)". Pero sí irán a las protestas del paro de país, que en Cataluña para algunos es una huelga y para otros no.
El preacuerdo firmado el domingo por las federaciones catalanas no sentó bien a Unai Sordo (CCOO)
El preacuerdo alcanzado la noche del domingo en la Taula per la Democràcia (Mesa por la Democracia) no sentó bien el lunes por la mañana en las sedes de Madrid. Especialmente en la de CCOO: varias fuentes relatan el malestar del secretario general Unai Sordo, interpelado por cuadros sindicales de todo el país para saber por qué se apoyaba una suerte de huelga general política "sin razones económicas o laborales y sin la preparación que exige una convocatoria de estas características ni el respeto a los plazos mínimos que marca la ley". De ahí el comunicado conjunto enviado a primera hora de la tarde del lunes.
Más comprensivo con la organización autonómica fue Pepe Álvarez, líder de la UGT y catalán cercano a posiciones más soberanistas. Álvarez pasó el 1-O en Barcelona y el lunes estuvo en contacto directo con los cargos de esta federación. "Pepe nos explicó tranquilamente que entendía las protestas del 3-O pero que como sindicato a nivel estatal UGT no se podía asumir una huelga", señalan fuentes. "Hubo entendimiento".
Este martes habrá una especie de huelga a la que se ha evitado llamar huelga
En realidad, hay dos huelgas generales. Una convocada la CGT del 3 al 7 de octubre y otra convocada por la central independentista IAC del 3 al 13, nada menos que 10 días de convocatoria. Algo inasumible para CCOO y UGT.
El 3-O con todo promete ser una nueva jornada de tensión, dos días después de las imágenes policiales que dieron la vuelta al mundo. Así lo explica un miembro de UGT: "Será un día de protesta asimétrico. El que pueda parar media hora o más tiempo con sus compañeros de trabajo para protestar por lo que pasó el 1-O, genial; el que pueda hacer huelga todo el día porque así lo decide la asamblea o tenga un jefe indepe, también bien; el que no pueda hacer nada y acudir a las manifestaciones vespertinas, igualmente estupendo. Pero no será una huelga general".
Unos pararán media hora, otros harán huelga y otros saldrán a manifestarse", explican en las centrales
El comunicado de la Mesa por la Democracia dice así: "Convocamos a toda la sociedad, a patronales, empresarios, sindicatos, trabajadores, autónomos, entidades, instituciones y todos los ciudadanos de Cataluña a un paro de país".
"Este tipo de desencuentros van a ser más frecuentes", lamenta un antiguo dirigente de CCOO, contrario al referéndum. "Las corrientes independentistas son cada vez más fuertes, lo que viene a ser en el fondo un reflejo de la sociedad catalana. Y llevamos varios años jugando al sí y al no a la independencia".
Hay una brecha entre los dirigentes más veteranos y los jóvenes, más partidarios de la independencia
Otros sindicalistas apuntan a otra tendencia: mientras que los dirigentes más veteranos rechazan desde participar en votaciones como las del 1-O hasta respaldar cualquier opción secesionista (incluso pactada), los jóvenes cada vez más están por el derecho a decidir, cuando no directamente por la independencia. Al secretario general de UGT en Cataluña, Camil Ros, se le vincula recurrentemente con el independentismo; el líder catalán de CCOO Javier Pacheco, por su parte, no ha ido más allá de defender un referendo pactado.
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