Cualquiera diría que David Callejo (Madrid, 1989) estuvo a punto de dejar la carrera de medicina en algún momento de todos los cursos. Tenía, asegura “cero vocación”. Sin embargo – y afortunadamente – algo se lo impidió. “Me gustaría decirte que fue porque quería tratar pacientes, porque en el fondo del corazón quería ser médico. Pero la verdad, creo que era algo más personal, el miedo al fracaso y el orgullo, soy muy competitivo. Pero no ocurrió y ahora siempre digo que tengo el mejor trabajo del mundo”.
Ahora David Callejo vive por y para la medicina. Al menos la practica tanto desde el trabajo, como anestesista pediátrico en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, como fuera del centro. Callejo es profesor en la Universidad Complutense y bucea en las redes como DavidCallejo10, con más de 283.000 seguidores en Instagram. En esta red social alcanzó notoriedad hablando sobre la pandemia pero ahora habla sin tapujos de cualquier tema de salud. Su labor le ha valido el premio #SaludsinBulos en 2020. Ahora acaba de publicar ‘Lo primero, la vida. El día a día de un médico que aprendió a darlo todo (Planeta).
“Puede ser que quisiera que la gente me conociese un poco más. En las redes sociales damos una imagen que es muy fácil de manipular y es difícil transmitir lo que somos realmente aunque lo intentes. Y en el libro sí podía exponerme un poco más, mostrarme un poco más vulnerable, con mis miedos y que no todo es color de rosa. Pero sobre todo el objetivo era contar historias de pacientes y cómo ellos han ido cambiando mi historia”, explica Callejo a El Independiente.
Me encanta hacer rondas de cosas que no te atreverías a preguntar a tu médico. De ahí sale magia".
Callejo empezó a ganar notoriedad durante la pandemia, aunque ahora habla casi de cualquier otra cosa. “Ya estoy cansado, creo que he hablado demasiado sobre el Covid y ahora salvo que haya algo muy nuevo, prefiero tratar otra cosa”. En su cuenta, al igual que en el libro, el anestesista trata los temas con un lenguaje claro y cercano, donde explica con la misma naturalidad la llegada de una variante, una enfermedad rara, si la masturbación empeora el rendimiento o los pedos huelen peor en la ducha. Sobre el origen de tan variados temas, el médico asegura que le encanta lanzar rondas de preguntas sobre “cosas que no te atreverías a preguntar a tu médico. De ahí sale magia. Ahí salen temas que nunca se me habrían ocurrido solos, así que creo que es importante la colaboración con la gente”.
La cercanía que tiene con la gente la deja en las redes sociales pero la transmite también en su libro, donde cuenta sus experiencias, felices, tristes o graciosas con la misma franqueza. Además, el médico pone en notas al pie conceptos médicos para que quien los lea pueda aprender y situarse mejor en la historia. Entre sus favoritas, la del “ingeniero nabal”. “Fue una vez que íbamos a hacer un complicado transplante renal a un niño y entraron en quirófano dos estudiantes de ingeniería biomédica para aprender algo sobre el procedimiento. Él les dijo muy serio ‘yo también soy ingeniero. ¿Ingeniero? Sí, pero con B. Yo soy ingeniero de nabos, diseño nabos”.
Pese a su predisposición para la broma, Callejo no pierde el rigor y por ello recibió el primer año de la pandemia el premio #SaludsinBulos por su labor como divulgador. “Esamos en un momento de sobreinformación total. Incluso nos pasa a los médicos, tenemos bibliotecas de artículos de medicina con tanta información que a veces lo difícil es encontrar el estudio bueno, el bien diseñado, cuyas conclusiones te pueden servir. Y creo que esto ha llegado ahora a la población general. Hay que saber dónde viene la información”, explica.
Callejo sin embargo cree que, entre las partes positivas que ha dejado la pandemia, la información en materia de salud de la gente ha mejorado mucho. “Creo que se ha hecho una labor buena de divulgación y eso es muy importante, pero también tiene el componente de que gente que no entiende mucho de lo que está hablando y da informaciones a lo grande”, afirma.
Aunque ahora prefiere no hablar tanto sobre la pandemia, Callejo subraya que pese a que la nueva variante parezca algo más leve, “con este virus aún hay que ser prudentes. Porque sigue habiendo gente que estando aparentemente sana, acaba muy grave. Por eso a la gente que dice bueno, yo prefiero contagiarme con ómicron, creo que no es buena idea”.
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