Es la gran pregunta que ha recorrido los pasillos de Fitur 2022, la Feria Internacional del Turismo celebrada esta semana en Madrid. ¿Debe España transformar su modelo turístico tras el coronavirus? ¿Puede hacerlo y cuánto tiempo tardaría?
Desde la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, hasta el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida se mostraban estos días partidarios de encontrar la fórmula para que se sigan incrementando los ingresos aunque no se bata récord de visitantes extranjeros. "No debemos guiarnos por el número de visitantes, sino por el gasto que hacen", afirmó el también portavoz del PP.
El consejero delegado de la cadena hotelera Meliá, Gabriel Escarrer, considera que el cambio debe venir de la mano de una mayor apuesta e inversión en una oferta que incremente el valor añadido experiencial. Se trata de "enriquecer las propuestas de nuestros destinos de sol y playa, junto a una mayor puesta en valor y mejor promoción de nuestras ciudades y pueblos de interior", apuntó.
El también presidente de la Alianza para la Excelencia Turística Exceltur defiende que con esos cambios se podrían "superar los modelos de crecimiento basados en el simple volumen de visitantes, avanzando hacia una mejor segmentación de la demanda para priorizar aquellos clientes más exigentes y que dejan más derrama de prosperidad durante su estancia en empresas y comunidades locales".
Sin embargo, para José Luis Izuel, presidente de Hostelería de España, "no se puede renunciar a nada". "Yo creo que hay que seguir contando las dos cosas", explica. "Seguramente que haya zonas que deban dejar de ser tan atractivas en precio y competitividad, pero eso va a impedir que muchos turistas lleguen", afirma.
No en vano, la característica oferta de 'sol y playa' que España vende desde el franquismo se ve ahora amenazada por la pujanza de nuevos competidores del entorno mediterráneo. Y no deja de existir la posibilidad de que se produzca una fuga de visitantes hacia otros destinos más competitivos. Pero para que España pueda cambiar su tradicional modelo, sería necesario el trabajo conjunto no sólo entre sector público y sector privado, sino también de un acuerdo entre todos los actores de un sector fragmentado.
Desde las agencias de viajes también se muestran partidarios de una transformación inmediata del modelo. "Ya lo necesitaba antes de la pandemia y ahora más todavía", dice Carlos Garrido, presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV). "Hay que apostar por un modelo más de calidad y debe intervenir toda la cadena. Las agencias vamos a trabajar por que no haya concentración de turistas en determinados destinos y determinadas épocas, sino que haya una expansión para apoyar destinos culturales y de la España vaciada", añade.
"La estrategia tiene que ser a medio y largo plazo, por lo que hay que buscar un turismo sostenible, de valor añadido y que genere valor en los entornos", añade Sergio Gómez, director comercial de Viajes Eroski. "Hay un ejemplo claro que ha funcionado muy bien y es la promoción del turismo en Euskadi, con valor añadido diferencial y marca de país", opina. Y es que el modelo de turista cada vez está cambiando más y busca cosas más específicas. Y ahí es donde España debería trazar la estrategia para captar al que más le interesa.
Aunque no es de los que cree que en España tenemos demasiados turistas, el presidente de la hotelera Palladium, Abel Matutes, apoya la tesis de que "no tenemos que fijarnos en el número de turistas, sino en la calidad de los mismos". "España empezó siendo un país con un turismo competitivo en cuanto a precio y ahora mismo estamos girando para convertirse en un turismo de calidad", abunda. Su cadena lleva años reconvirtiendo hoteles, incluso perdiendo camas, a cambio de generar más ingresos.
El consenso entre los empresarios es que el contacto con la Administración debería ser mayor. Muchos echan el falta mayor información sobre cómo se van a repartir y asignar los fondos europeos. El primer paquete de 612 millones de euros que irá destinado a un programa de Proyectos de Sostenibilidad Turística en Destino ha generado un profundo descontento entre las grandes compañías, que no ven capacidad transformadora del sector.
De hecho, una de las reivindicaciones del sector es la de crear un proyecto estratégico para el turismo, al estilo del PERTE que el Gobierno ha diseñado para la automoción. Sin embargo, desde el Ejecutivo defienden estar volcados con el turismo. El propio presidente Pedro Sánchez anunció el viernes una nueva convocatoria para el mes de marzo de 720 millones para el programa de Proyectos de Sostenibilidad.
"Si gastamos bien los fondos, podemos generar focos de atracción que generen valor a largo plazo. Pero para eso hay que reconvertir algunos de esos focos que fueron los primeros que se desarrollaron, de una manera diferente a la que ahora mismo hace falta", dice Matutes. Por ejemplo, lugares como Torremolinos, Benidorm o algunos puntos de las Islas Baleares como Magaluf o ciertos puntos de Ibiza, que permitirían reducir los problemas medioambientales que llevan aparejados.
Eso sí, Izuel advierte que "no se puede pensar que a las empresas no se les puede cerrar de un día para otro sin pensar que hay que compensarlas". Para un verdadero cambio de modelo, el presidente de Hostelería de España pide "un proyecto estratégico que defina el camino que queremos recorrer". Desde luego, se muestra partidario de "dirigir la inversión a destinos maduros" como Benidorm, Lloret de Mar y otros enclaves de la Costa Brava.
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