Moncloa cree que la estabilidad política es un valor en sí misma para afrontar los retos de futuro, de ahí la insistencia en que se agotará la actual legislatura. Pedro Sánchez lo repite cada vez que tiene ocasión y sus socios de coalición se aferran a ese compromiso como garantía de su continuidad gubernamental.
Pero en el PSOE y en las baronías hacen cálculos sobre los posibles escenarios electorales, convencidos de que el inquilino de la Moncloa "dará la sorpresa" sin esperar a noviembre de 2023, cuando se cumplirían cuatro años de mandato. De hecho, uno de los calendarios que manejan acercan las elecciones a abril del año que viene, poco antes de las locales y autonómicas para aprovechar el impulso de todo el partido.
Lo cierto es que 2023 viene muy cargado políticamente. El primer semestre estará marcado por la celebración de las elecciones locales y autonómicas del cuarto domingo de mayo, esto es, el día 28, y un mes después España estrena presidencia de turno de la Unión Europea. Estos dos acontecimientos condicionan la búsqueda de un fecha para las generales y pocos actores políticos imaginan una campaña electoral a tortas mientras España intenta condicionar la agenda europea.
La idea es replicar el modelo de 2019, con generales en abril y autonómicas en mayo
La opción más plausible, y barata, sería hacerlas coincidir, precisamente, con las locales y autonómicas, si no fuera porque, salvo que el ciclo político cambie, las perspectivas más que discretas del PSOE en mayo se entenderían como un posible lastre para las opciones de Sánchez. Los comicios de mayo de cada cuatro años son un termómetro perfecto del estado de salud de las formaciones políticas, antesala de un triunfo o de un fracaso en generales.
Pero además de las dificultades de calendario, hay quien apuesta en el PSOE por "ir a un modelo similar al de 2019", esto es, convocar las legislativas mes, mes y medio, antes que las regionales por motivos de estrategia política. Arguyen los medios consultados que sería la mejor manera de aprovechar la inercia de un partido que para esas fechas "ya estará completamente movilizado", desde el alcalde o aspirante a alcalde del último pueblo de España a los barones socialistas con y sin mando en plaza.
"Es una manera de que todo el partido se vuelque en el candidato a las elecciones generales conscientes de que un buen resultado de Pedro les beneficiará a ellos posteriormente", explican a El Independiente. Dejar que pasen las elecciones de mayo "es encontrar a un partido ya desmovilizado, porque el que ha ganado en su comunidad o ayuntamiento ya está a otras cosas y el que ha perdido sabe que no se juega nada personal en la contienda de Sánchez".
El convencimiento de que no habrá nuevos presupuestos para 2023, allana el camino a un adelanto
El 28 de abril de 2019, Sánchez, obtuvo 123 escaños, superando nada menos que en 38 diputados sus resultados de junio de 2016. Las elecciones locales y autonómicas de un mes después tiñeron el mapa de rojo. Los socialistas se impusieron en territorios donde llevaban décadas sin ganar como Madrid, Castilla y León y Murcia. No obstante, los pactos postelectorales entre el PP y Ciudadanos les impidió hacerse con esos gobiernos autonómicos. Que las generales tuvieran una "segunda vuelta" en noviembre forma parte de otro capítulo.
Además, para finales de este año, Moncloa constatará, con toda seguridad, un escenario del que ya viene avisando desde hace tiempo: la imposibilidad de alcanzar un acuerdo presupuestario para 2023. No se trata de una situación de administración imposible porque bastaría con una prórroga de las actuales cuentas, pero sirve para abonar el relato de la convocatoria electoral unos meses antes de lo previsto.
Presidencia de la Unión el segundo semestre de 2023
Sánchez tiene especial interés en la presidencia de la Unión Europea para el segundo semestre de 2023. Si convocara elecciones antes de esa fecha correría el peligro de ser desalojado de la Moncloa y dejar que fuera su sustituto quien presidiera las sesiones del Consejo. Un sapo difícil de tragar, pero un barón territorial que conoce bien las pulsiones del jefe del Ejecutivo no duda en afirmar que "entre la presidencia de la Unión y del país lo tendrá claro. Si cree que esperando a finales de 2023 tiene perdidas las elecciones, adelantará sin pensárselo más".
A fin de cuentas se trataría de un adelanto "técnico" porque tocan generales el año que viene. El Gobierno fía la deriva de este 2022 a los buenos datos de creación de empleo y la recuperación económica, incluso si se ralentiza el crecimiento, sin perder de vista los fondos Next Generation. También a la vacunación y al principio del fin del Covid.
En todo caso, lo que ocurra en Castilla y León primero y en Andalucía después confirmarán o no el cambio de ciclo político que arrancó el 4-M del año pasado, en la consulta madrileña. Si el líder del PP, Pablo Casado, logra salir victorioso y no depender de la alargada sombra de Vox, las cosas se le pondrán muy difíciles a Sánchez, "por lo que no conviene esperar a que las elecciones de mayo confirmen nuestra tendencia a la baja", aventuran los medios consultados.
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