Decía Azorín que "la vejez es la pérdida de la curiosidad". Con 79 años recién cumplidos, Francisco de la Torre es un ser curioso, que pregunta con la puntería de un avezado periodista. Más de dos décadas al frente del consistorio malagueño no han desgastado esa capacidad de sorprenderse e interesarse por lo que bulle a su alrededor. Artífice de la gran metamorfosis que ha experimentado la segunda ciudad andaluza, De la Torre (Málaga, 1942) se curtió en la política provincial y fue diputado de UCD en aquella España que salía de las sombras.
Uno de los alcaldes más veteranos de la arena política española acepta todas las preguntas aunque no versen de su pasión, Málaga. Esquiva algunas y responde otras, sin mayor lealtad que la que le dicta su sapiencia. En las elecciones municipales de 2019, barruntó el adiós. Finalmente optó por seguir "por compromiso con la ciudad". "Cuando sabes que no tienes por delante ni 20 ni 10 años de ejercicio de la responsabilidad de alcalde y tienes muchas ideas y proyectos que son interesantes, tratas de hacerlo", replica en conversación con El Independiente.
"Estoy muy ocupado tratando de impulsar todo eso. Tengo que procurar no agobiarme y decir: si no hago todo, ya se irá haciendo. Cuando uno dice adiós, vendrán otros que lo terminarán. Eso lo tengo clarísimo. Pero, al mismo tiempo, también tengo claro que mi forma de ser y actuar puede conseguir ciertas cosas que a lo mejor, está mal que yo lo diga, otro no logra porque no pone el mismo grado de interés. No sé si me explico", desliza.
Pregunta.- ¿Cómo se ve la política nacional desde un ayuntamiento como el de Málaga?
Respuesta.- Con mucho interés, con deseos de que se acierte en todos los sentidos. Yo creo que la política debe ser siempre buscar y conseguir una colaboración muy leal y transparente entre todos los niveles de la administración central, autonómica y local. Si eso se consigue, gobierne quien gobierne, en el nivel que sea, las cosas irán bien. Y sobre todo tratando de poner siempre el interés general de España, en este caso, por encima de cualquier estrategia de partido. Eso es esencial. Al final, si eso se hace así, los que lo hacen fortalecen también sus estrategias de partido, pero es una consecuencia, no el objetivo esencial.
P.- ¿Los resultados del domingo en Castilla y León abocan al PP a cambiar de pareja, a buscar a Vox?
R.- Pues dependerá. No necesariamente. Es evidente que Ciudadanos ha protagonizado una bajada grande. Mañueco ha dicho que va a hacer una ronda de conversaciones y, después, verá. Lo que he dicho antes es plenamente aplicable aquí. Si todas las fuerzas ponen el interés general de Castilla y León por encima de cualquier otra estrategia de partido, se conseguirá un gobierno que tenga suficiente estabilidad o seguridad de poder hacer cosas, que es lo la gente quiere. Hay que dejar un tiempo para que las conversaciones se produzcan y hay varios caminos. Todos los caminos están abiertos.
P.- Si estuviera en esa tesitura, ¿qué haría?
R.-Hubiera dicho lo mismo que Mañueco. Hay que hacer una ronda de conversaciones. Hay dos fuerzas con cierto peso, la segunda y la tercera, y luego hay más partidos minoritarios. Tiene que hablar con todos.
Es conveniente que las dos grandes fuerzas políticas españolas hagan esfuerzos de moderación y de centrarse, de ir hacia el centro
P.- Usted fue diputado de UCD. ¿Le preocupa el clima político actual, esta polarización y esta política de bloques?
R.- Todo lo que sea enfrentamientos fuerte y polarización, no es bueno. Yo creo que es conveniente que haya unos esfuerzos de las dos grandes fuerzas políticas que son tradicionales en el panorama político español de moderación y de centrarse, de ir hacia el centro. Ambas tienen elementos de solape y cuanto más solape exista entre los programas de las dos grandes fuerzas, mejor será para el país. Más fácil es que haya una política de Estado que se pueda entender y que pueda ser consensuada entre las dos grandes fuerzas. Por circunstancias que sería largo de explicar, han surgido fuerzas al exterior, hacia la derecha y hacia la izquierda. Y eso hace un panorama distinto, más complejo evidentemente. Si, además, el Gobierno tiene apoyos de fuerzas también poco integradoras, cuya estrategia es la independencia al menos nominalmente, todo se complica.
P.- Por sus palabras deduzco que es usted más partidario de un gobierno de concentración que de pactar con Vox...
Pactar con nacionalistas no ha sido bueno para nadie, ni para PSOE ni PP ni para España
R.- Sugerí este tema a nivel nacional en 2020, después de las elecciones generales. Reflexioné acerca de la posibilidad de ir en ese camino. España tiene unos retos muy importantes. Estamos precisamente en un foro hablando de innovación y de ser competitivos y eso va ligado evidentemente a la educación. Esa es una de las cuestiones que habría que haber pactado hace muchos años, una de las asignaturas pendientes de la democracia española. Se tendría que haber establecido que podía haber acuerdos de los dos grandes partidos si fuera necesario, porque el pactar con nacionalistas no ha sido bueno ni para uno ni para otro partido ni para España. El otro tema es la descentralización local, que ya está difícil de conseguir porque están más consolidadas las estructuras políticas administrativas de las autonomías, planteamientos en cierta medidas centralistas, porque cuando reciben competencias las retienen como si el regional fuera el ámbito natural y no es así. Ahora los municipios españoles somos los más débiles de Europa. Hay una diferencia abismal. En la Europa de las ciudades, España está mal equipada.
P.- Defiende el pacto entre los dos grandes partidos a nivel nacional. ¿Esos acuerdos hay que trasladarlos también al nivel autonómico?
R.- Siempre es bueno, sea cual sea el resultado, el diálogo y los acuerdos entre los dos grandes partidos. Me parece muy conveniente, lo cual no impide que esas estrategias compartidas convivan luego con una crítica y una defensa frente a la crítica. La oposición tiene el papel que es esencial en una democracia de estimular al que gobierna, de lanzar una crítica que debe ser realista y constructiva, no demagógica sino planteada en términos exactos. Eso ayudará siempre a que la democracia funcione. El ideal del que gobierna es sentirse controlado porque es el papel de la oposición y explicar que lo está haciendo, a pesar de lo que diga la oposición, es lo mejor posible para el país. Ése es el círculo virtuoso.
P.- ¿Cuál son, a su juicio, las razones para que le haya nacido al PP un rival como Vox?
R.- Quiero recordar que el origen de Vox estaba en un diputado catalán, un líder del PP que fue sacrificado porque Convergencia lo pidió en unas negociaciones. Todo empezó ahí. Luego ha habido una serie de circunstancias que lo han favorecido, pero no tengo hecho un análisis a fondo del tema. Hay que ser mucho más experto en política nacional de lo que yo soy.
Veo una diferencia clara entre PP y Vox en el tema europeo. Quizás haya que insistir más en todas las ventajas que para España supone el compromiso europeo
P.- ¿Y qué ha alimentado su crecimiento, desde su irrupción en las andaluzas de 2018 hasta los comicios del domingo?
R.- La explicación puede estar a lo mejor en la propia política y como el Gobierno central ha podido hacer pactos con fuerzas de carácter o de propósito independentista. Y quizás también hay una parte de votantes del PP que no ha visto esa claridad. Yo creo que sí se han dado respuestas claras de no aplaudir, digamóslo así, pero algunos querían o quieren todavía una declaración más rotunda. Por otra parte, el Gobierno ha buscado los apoyos donde los ha encontrado, aunque no sé si buscó de verdad el apoyo del PP. Ahí tengo mis dudas porque, cuando acabaron las elecciones generales de 2019, desde el PSOE tenían preparada la fórmula de Podemos y fuerzas catalanistas y vascas con carácter independentista. Había que haber hecho un proceso de diálogo y de reflexión de todos. Tal vez alguno diría que si con ese pacto del PP y el PSOE, entonces sí que hubiera crecido Vox. ¿Cómo hacer compatible esas cuestiones? ¿Cómo defender la identidad propia y al mismo tiempo poner el interés del caso de España por encima del partido? Es la cuadratura del círculo, pero ese reto hay que hacerlo posible. Así es como lo veo.
P.- Entiendo que, en su opinión, el PP tendría que hacerse valer y explicar mejor sus posicionamientos en asuntos como el Estado autonómico o la inmigración...
R.- Yo veo una diferencia clara entre PP y Vox en el tema europeo y quizás haya que insistir más en todas las ventajas que para España supone el compromiso europeo. Estamos en Europa porque somos una democracia. La Constitución del 1978 nos abrió el camino a la Unión Europea. Eso es vital en la historia de las últimos décadas de España. Es algo que ha supuesto adecuarnos y parecernos en las buenas prácticas de otros gobiernos nacionales en todos los sentidos, de la economía a la sociedad. Eso tiene un valor intangible, inmenso. Si a eso le sumamos los fondos europeos que nos llegan porque estamos en Europa, es algo muy positivo. Y esos valores de estar en una unión de países que se compromete con los derechos humanos y la democracia es un orgullo para todos. Y esto no está tan claro desde el punto de vista de Vox. Quizás el PP debe insistir más en ello.
P.- ¿Cuál debe ser la relación del PP y Vox para evitar la tentación de dejarse llevar?
R.- Creo que hay que defender claramente lo nuestro y buscar que eso se convierta en viable para el gobierno. Lo que también es obvio es que cualquier partido con una fuerza importante de apoyo trata de ver cómo puede traducir el compromiso con sus electores que le han votado en realidad de gobierno. Hay que hacerlo de tal manera que los principios a los cuales he aludido queden bien respetados y bien claros.
P.- ¿Qué opinión le merecen los cordones sanitarios?
Si alguna ventaja tiene para la política española la alianza PSOE-Podemos es que el Podemos de ahora es más realista
R.- No plantearía el cordón sanitario con ninguna fuerza. El diálogo tiene que ser con todos. Es más, creo que si alguna ventaja tiene para la política española la alianza PSOE-Podemos es que el Podemos de ahora, el haber pasado por la experiencia del Gobierno, le ha hecho ser más realista, más capaz de entender y respetar a otras fuerzas políticas.
P.- ¿Guarda alguna esperanza de que le pueda suceder lo mismo a Vox?
R.- En caso de que fuera necesario, pudiera ser una de las ventajas. Pero habría que ver y comparar qué es mejor y más ventajoso: si lo que antes hemos hablado, el pacto de los dos grandes partidos, la gran alianza inspirada en Alemania, o lo otro. En Alemania, por razones muy claras de su historia reciente, la tragedia de la Alemania nazi, de la guerra y la posguerra, lo tienen muy claro. En otros países europeos también. Habrá que ver y habrá que comparar lo que le pasa a la derecha del PP con lo que ocurre a la derecha de las fuerzas democráticas europeas equivalentes. Pero yo de entrada nunca soy partidario de plantear cordones sanitarios, porque eso produce una radicalización de las fuerzas a las cuales se le hace. Se ha hecho a veces con el PP en algún sitio como Cataluña y nos parecía absolutamente antidemocrático.
P.- A finales de 2022, cumplirá 80 años. ¿Ha pensado en la jubilación?
R.- Sí, he pensado. Me la recuerdan mucho en casa (risas). La pasión por los temas de Málaga es muy grande. Creo mucho en su potencialidad, en su capacidad de conseguir sumar al atractivo natural de Málaga la mejor gestión posible. Quedan cosas por hacer. Al tiempo estoy en esa reflexión. Estoy aún pendiente de ver si la agenda la puedo organizar para cuidarme más y poder garantizar estar en la forma suficiente para ello. Y ya veremos qué hago sobre este tema.
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