Las sirenas han vuelto a sonar en Kiev por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Rusia está atacando Ucrania sin tregua. La operación militar, ordenada por el presidente, Vladimir Putin, en la madrugada de este jueves, lleva una velocidad de relámpago y es de gran alcance. Columnas de vehículos armados avanzan por el norte, el este y el sur. Unas 30 ciudades y bases militares en todo el país han sido bombardeadas; entre ellas, las dos principales ciudades, Kiev y Jarkov. En la embestida inicial Rusia ha lanzado unos 100 misiles de diversos tipos que han alcanzado varias ciudades de Ucrania, entre ellas Kiev, la capital, Jarkov, la segunda ciudad del país, y otros enclaves, como Mariúpol, sometida a intensos bombardeos al final de esta jornada dramática.
Tras advertirlo el presidente ucraniano, Volodymyr Zelesnky, los soldados rusos han tomado la central nuclear de Chernóbil. "Nuestras fuerzas de defensa están sacrificando sus vidas para que la tragedia de 1986 no se repita... Esto es una declaración de guerra contra toda Europa", ha escrito con alarma en su cuenta de Twitter. Han terminado derrotados.
El ayuntamiento de la capital ucraniana ha comenzado a emitir avisos de ataques aéreos y ha pedido a los ciudadanos que se escondan en los refugios subterráneos. El alcalde, Vitali Klitschko, ha decretado el toque de queda entre las diez de la noche y las siete de la mañana. "Pedimos a todos los ciudadanos de Kiev que se queden en casa. Y quien se vea obligado a salir, ha de portar su documentación".
Al menos tres misiles han caído cerca de la capital. Han muerto 17 personas en el noreste de Kiev por los ataques. Esa calma que hasta ahora han tenido los ucranianos empezaba a quebrantarse dada la dimensión de esta operación perpetrada por el Kremlin. Está en juego la arquitectura de la seguridad europea. Si Ucrania cae finalmente del lado ruso, habrá vencido el poder del más fuerte.
Las tropas aerotransportadas rusas han tomado el control del aeropuerto Antonov, en Hostomel, situado a 40 kilómetros del dentro de la capital ucraniana, según ha informado la CNN. Los soldados rusos, con bandas naranjas y negras en sus uniformes, han aterrizado en el aeropuerto y desde ahí van a hacer un puente aéreo para facilitar la llegada de más efectivos.
El ejército ucraniano ha intentado recuperar el aeropuerto y se ha escuchado un tiroteo, según relata Matthew Chance, que lo ha narrado en directo. "Hay una columna de humo negro, humo gris, humo marrón, que sale del interior del recinto. Los jets vuelan sobre nosotros", cuenta el reportero.
Miles huyen de la capital
Miles de personas han tratado desde primera hora de la mañana de salir de Kiev, donde vive cerca de medio millón de personas. La capital se ha cerrado al exterior. Los bancos se han quedado sin efectivo. Largas colas de vehículos han enfilado hacia el oeste, sobre todo en dirección a Leópolis, en el oeste. En caso de que la situación siga agravándose, como parece, el gobierno ucraniano también se refugiaría en Leópolis.
Muchos pensaban incluso cruzar a Polonia, donde ya se preparan las instalaciones para recibir a los refugiados ucranianos. Otros se han quedado, incluso intentando esperar a sus familias en el Donbás, como el joven Arseniy, que apenas puede creerse lo que está pasando. "Putin está loco. Ha perdido el juicio", contaba mientras hacía gestiones para evacuar a sus parientes. Otras ciudades como Mariúpol, Kramatorsk o Jersón han sido atacados. En la frontera con Hungría, en el oeste, cientos de coches han tratado de cruzar la frontera, según informa The Guardian. La mayoría iban con lo básico siempre con la idea de volver lo antes posible, a pesar de los malos presagios.
El Ministerio ucraniano del Interior ha confirmado que han derribado un helicóptero ruso en la región de Kiev. Hay registros en las redes sociales de explosiones y helicópteros volando cerca del suelo en Gostomel, a 25 kilómetros de la capital ucraniana.
El objetivo de la incursión rusa sería avanzar hacia el sur en dirección a Kiev y rodear a las fuerzas ucranianas en el este. Así dividiría el país desde la frontera rusa hasta el Mar Negro. Decenas de soldados y civiles han muerto en esta primera jornada dramática en todo el país.
Un centenar de misiles han caído sobre diversos enclaves del país, según un funcionario del Departamento de Defensa de EEUU. Son misiles de corto alcance, principalmente, pero también de medio alcance, misiles de crucero, misiles tierra-aire y otros que han lanzado desde el Mar Negro. Al menos 75 bombarderos participaron en la operación. Los objetivos rusos han sido principalmente militares de defensa aérea, cuarteles, almacenes de municiones y una decena de aeródromos.
Amnistía Internacional ha denunciado el ataque con misiles balísticos en las inmediaciones de un hospital en Vuhledar. Al menos dos personas han muerto. Los hospitales están protegidos por la ley humanitaria internacional, de la que Putin se burla una y otra vez.
En un mensaje a la nación, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciaba este jueves "una operación militar especial" con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar Ucrania, un país cuyo presidente, Volodymyr Zelensky, es judío. Putin añadía contra "la tentación de inmiscuirse en los acontecimientos en curso". Con alusión al arsenal nuclear ruso, decía: "Os llevaría a consecuencias que nunca habéis conocido en vuestra historia".
El lunes ya Putin dejó claro que Ucrania no tiene, a su juicio, derecho a la soberanía, porque es Rusia. Y si está en la OTAN plantea una amenaza a su seguridad. En realidad, el objetivo es someter a Ucrania. Y Putin no va a parar hasta establecer un gobierno títere. Los dirigentes, medios, activistas, que han sido leales al gobierno ucranianos, corren serio peligro, según informaciones de la Inteligencia de EEUU.
Y lo hacía mientras estaba reunido el Consejo de Seguridad de la ONU en la que le pedían que no invadiera Ucrania. Según el Kremlin, no es una invasión, sino una operación de desmilitarización. Incluso el ministro ruso de Defensa ha llegado a decir que la operación sería quirúrgica sin ataques a civiles. Pero la realidad muestra lo contrario. Están bombardeando ciudades. Putin ha llamado a los militares a deponer las armas, mientras Zelensky pedía a la población que defendiera su patria.
En Rusia comienzan a levantarse contra la agresión perpetrada por el Kremlin. Al menos 705 personas han sido arrestadas en las protestas contra la guerra que han tenido lugar en 40 ciudades, según OVD-Info, una institución que monitoriza las manifestaciones en Rusia.
Nada más conocerse la magnitud de la invasión, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha llamado a las armas "a todos los que tienen experienia en la batalla". Y ha añadido: "Resistiremos a los invasores como lo hizo la Alemania fascista".
Las autoridades ucranianas mantienen que las fuerzas armadas están resistiendo frente a las tropas rusas, y dan cuenta de destrucción de carros de combate, aviones y helicópteros, pero Rusia niega estos destrozos. Oleksiy Arestovych, asesor del presidente Zelensky, señalaba que al menos 40 militares ucranianos habían muerto por defender la soberanía de Ucrania.
También está siendo escenario de intensos combates Jarkov, la segunda ciudad del país, con un especial significado simbólico para Rusia. Es desde donde trató de frenar el Maidán, la revolución que logró deponer a Viktor Yanukovich, leal al Kremlin. Desde entonces Ucrania está en guerra, pero localizada en el este del país, y de forma soterrada. Lo que se ha visto este jueves 24 de febrero alcanza otra dimensión: es una guerra europea en la que está implicada una potencia nuclear.
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