La guerra de Ucrania está poniendo contra las cuerdas al sector agroalimentario español. La preocupación es máxima en segmentos como el de la carne ante el riesgo de desabastecimiento de piensos si no se encuentran mercados alternativos para la importación de cereales como el trigo o el maíz. Además, el sector pesquero se plantea ya parar la flota ante el precio disparado del gasóleo.

Si la pandemia había provocado un crecimiento sostenido del precio de los cereales en el último año, la clave es que en unas semanas se pueda acabar el suministro, como ocurre con el aceite de girasol. "Es mucha la preocupación la que tenemos no sólo por los precios, que están disparados, sino por una cuestión de aprovisionamiento", explica a El Independiente el presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato.

En la industria cárnica piden que la Unión Europea reaccione rápido y apruebe la posibilidad de comprar cereales en mercados alternativos. "Es un problema de suministro de cereales y puede que no haya alimento para dar de comer a los animales. Dentro de 45 días ya será tarde", alerta Javier López, director de la Organización Interprofesional Agroalimentaria de la Carne de Vacuno (Provacuno).

En concreto, el vacuno tiene un ciclo largo de producción y los animales se podrían alimentar con forrajes. "Pero si un pollo o un cerdo no tiene cereales, no puede alimentarse. Y la gente optará por no producirlo por la imposibilidad física de dar de comer a los animales y no por una cuestión de costes", reflexiona.

Barato advierte de que "como no se abran nuevos mercados urgentemente como el argentino o el americano, podemos tener problemas". Lo que pasa es que para introducir en Europa productos de estos países se requiere flexibilizar la reglamentación comunitaria en materia de seguridad alimentaria. En el primer caso, por los productos fitosanitarios que se emplean y, en el segundo, por los Organismos Modificados Genéticamente (OGM) prohibidos por la UE.

Durante la inauguración de la IV edición de la feria internacional del sector cárnico Meat Attraction que se celebra esta semana en Ifema (Madrid), el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha defendido que "nuestro abastecimiento está garantizado".

Al mismo tiempo, ha dicho ser consciente de las dificultades que atraviesan los profesionales del campo y ha defendido que en los últimos días España ha planteado iniciativas para convencer al resto de los países miembros de la UE y a la Comisión Europea de que "ante una situación excepcional son necesarias medidas excepcionales".

Nuestro país ha sido precisamente uno de los países que ha pedido flexibilizar los requisitos para la importación de cereales a la UE. En este sentido, el ministro ha abogado por hacer excepciones "con las rotaciones de cultivos en algunos casos para incrementar la producción de maíz o las superficies de barbecho o de interés ecológico que en este momento tienen que estar orientadas a la producción alimentaria".

Mientras Bruselas discute esas medidas, en el sector porcino también se muestran preocupados no tanto por una caída de las exportaciones sino "por la disponibilidad, el desabastecimiento y la subida de costes de la materia prima de productos esenciales como el maíz o el trigo", asegura Daniel de Miguel, director internacional de Interporc, la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca.

Su organización ha trasladado al propio ministro Planas la necesidad de que se adopten iniciativas para garantizar el abastecimiento de materias primas y energía. Pero el tiempo apremia y la capacidad de aguante del sector es limitada. "Entre lo que hay almacenado en las fábricas y lo que hay en los puertos, podemos hablar de entre 45 días y un mes", explica López. Sin embargo, "traer materia prima desde Estados Unidos o de Sudamérica" requiere "unos 15 días de trayecto" y otras dos semanas para las "gestiones de carga y descarga". Por eso, exclama el director de Provacuno, "las decisiones hay que tomarlas ya"

No en vano, los productos cárnicos suponen el 18% del valor de las exportaciones agroalimentarias españolas y representan el cuarto sector industrial con 3.500 empresas y un negocio de más de 31.000 millones de euros del que se alimentan 111.000 trabajadores.

Pesca: el precio del gasóleo hace "inviable" la actividad

El sector pesquero, por su parte, también se ve fuertemente castigado por la actual coyuntura en la que los costes de explotación de las embarcaciones están disparados por el alza de los precios de la energía. La Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) y la Confederación Española de Pesca (Cepesca), han solicitado una reunión urgente a Planas para analizar las opciones que alivien la situación de armadores y pescadores.

El gasoil representa más del 40% de los costes de explotación de la actividad pesquera y las subidas registradas durante los últimos meses y especialmente tras la invasión de Ucrania hace prácticamente inviable la continuidad de la actividad.

El litro ha multiplicado por más de tres su precio respecto al último trimestre de 2020, hasta superar el euro. Según las organizaciones patronales, en algunos casos los pescadores comienzan a no vislumbrar más salida a la situación que la paralización de la actividad de sus barcos, lo que supondría un golpe para la cadena de suministro alimentario.

Entre otras cosas, reclaman bonificación de las cotizaciones a la seguridad social, ayudas de minimis, préstamos bonificados, reducciones del IVA de los pescados y mariscos, ayudas por paralización temporal debido a circunstancias excepcionales y planes de desguace.