Entre las consecuencias de las guerras está también el aumento de las infecciones. Las condiciones de vida, la desaparición de las infraestructuras y los desplazados son caldo de cultivo para la aparición o resurgimiento de enfermedades. La guerra en Ucrania, invadida por Rusia desde el pasado 24 de febrero, plantea también un nuevo reto para la pandemia de Covid, no solo en su territorio sino también en la Unión Europea y otros países donde están llegando refugiados de guerra.
"Habrá un aumento del Covid en Ucrania, sin duda, por la falta de tests, de acceso a tratamientos, el parón en la vacunación y las tasas de cobertura bajas, del 35% antes del conflicto", subrayaba el representante europeo de la Organización Mundial de la Salud, Mark Ryan, el pasado miércoles en una rueda de prensa.
Ryan resaltaba la importancia de que los países acogedores estén ofreciendo vacunación a los refugiados y subrayaba la importancia de no estigmatizarles. "Seamos muy cuidadosos con nuestra retórica porque siempre surge esto, que de alguna manera las personas que huyen de los horrores de la guerra van a traer cosas con ellos. No es así", aseguraba.
Ucrania registraba en enero y febrero un número inferior de casos aunque superior en muertes a España. La principal diferencia de ambos países es la cobertura vacunal, del 35% en Ucrania y del 92,4% en España (sobre mayores de 12 años).
Sin embargo, en los últimos días los datos de la epidemia en el país son muy escasos. "En estos momentos no hay manera de tener estadísticas fiables en medio de la guerra pero es de esperar que la transmisión del Covid se descontrole y dispare y la atención sanitaria sufra grandes disrupciones", afirma a El Independiente Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud.
Los desplazamientos a países acogedores propiciarán también condiciones para el contagio, como explica el epidemiólogo Joan Caylá: "La población ucraniana ha estado hacinada en campamentos, esperando en las fronteras o viajando durante días en autobuses abarrotados, también en los países de destino es probable que estén en situaciones que favorezcan la transmisión. Esto es lógico que tenga un impacto en la situación epidémica del país de destino y por ello es necesario establecer estrategias que lo contrarresten", subraya.
La prioridad, acoger a los refugiados
Acoger a las víctimas de la guerra es una prioridad que no duda Ángela Domínguez, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología que sí cree que "es clave fomentar la vacunación de quienes lleguen al país". "La movilidad de las personas es un factor que influye en la pandemia, lo vimos al principio y la situación de Ucrania en cuanto a vacunación es muy baja, así que es previsible que facilite la circulación del virus".
"Ninguna enfermedad transmisible ni ningún estado de vacunación debe interponerse ante la prioridad humanitaria fundamental de salvar vidas y otorgar protección a los refugiados", comparte López-Acuña, quien sin embargo subraya que "eso no debe impedir el organizar programas de detección temprana y de vacunación dirigidos a la población refugiada".
Cribados a la población
López-Acuña considera necesario esa implantación de cribados dirigidos que se puedan orientar a "cortar contagios y proteger a la población acogida".
También Joan Caylá cree que los cribados deben ser la principal herramienta para evitar grandes brotes derivados de un descontrol de los casos. "Esta misma tarde hemos tenido un encuentro de investigadores para valorar la mejor opción para realizarlos de forma efectiva".
Vacunación: un reto
Domínguez cree que la principal medida a implantar es el refuerzo de la vacunación. "Es necesario reforzar la vacunación no solo del Covid sino también de otras enfermedades transmisibles, como el polio o sarampión, de los que Ucrania ha sufrido grandes brotes en años recientes".
Lograr esa vacunación es vital en una sociedad en la que la baja tasa de vacunación tiene que ver, explica Domínguez, con "el rechazo a las imposiciones gubernamentales que se consideran imposiciones del régimen y generan por ello quizás un rechazo". Así, la experta considera clave "explicar y convencer, más que imponer, para lograr altas coberturas".
La Asociación Española de Pediatría ha publicado este lunes también una guía de recomendaciones de vacunación para los ucranianos y subraya la importancia de "una intervención rápida y básica, sin perjuicio de otros enfoques e iniciativas de mayor alcance, detalle e importancia". En este país la tasa es del 35% y los niños de cinco a 11 años aún no habían empezado a ser vacunados.
Desde la AEP inciden en su guía en que "la llegada de personas desde regiones del mundo con dificultades económicas o con conflictos armados no supone, en general, riesgos de salud relevantes para la población del país de acogida; la transmisión y diseminación de infecciones inmunoprevenibles es muy improbable por las elevadas tasas de vacunación de la población autóctona. Más bien al contrario, las personas migrantes no inmunizadas que se desplazan a un país con altas tasas de vacunación siguen siendo más vulnerables a los riesgos de sufrir enfermedades infecciosas".
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