El primer lienzo fue su cuerpo. Aunque el pincel no fuera el suyo, y el arte, su por entonces hobbie, se convirtiera en su peor enemigo. Los tatuajes que luce le impidieron ser azafata de vuelo, con ellos iba "a tener imposible ejercer la profesión", le dijeron. Entonces cambio un arte por otro, hecho por ella, y que sí iba a permitirle volar, "aunque no literalmente". Mari Roldán (Málaga, 1994) cambió el rumbo de su vida y empezó a pintar billetes y monedas con las que pagar y dar su particular vuelta al mundo: "Nunca he estudiado nada que tenga que ver con las artes, aunque siempre he sabido que era mi pasión. Llevo dibujando desde que tenía las fuerzas para sujetar un lápiz, o eso dice mi madre, y es lo único que creo que se me ha dado bien hacer. Sin embargo, es cierto que decidí ser azafata de vuelo por eso que dicen de que del arte no se puede vivir, y tapar así otra de mis pasiones: la de viajar", declara la artista malagueña a este periódico.
"Entonces me dijeron que con tatuajes no iba a poder serlo y volví a la idea de convertir el arte en algo más que un hobbie para mí. Empecé a pintar dinero con la idea de que iba a poder dar la vuelta al mundo, de que iba a poder volar como no iba a poder hacerlo yo", añade.
Desde que decidiera hacerlo en 2017, la joven artista ha pintado el equivalente a más de 1700,00€. Más de 150 obras de arte en pequeños lienzos que profesan su admiración por Van Gogh con retratos de La noche estrellada o Los girasoles, y de otros artistas como Gustav Klimt -ha recreado El beso-, Frida Kahlo, o Pablo Picasso, del que ha plasmado en billetes obras como Guernica o Las señoritas de Avignon: "La mayoría de las obras que recreo son de Van Gogh, es el artista al que más admiro desde que era muy pequeña. Sus pinturas me transmiten muchísimo, es mi mayor inspiración, aunque mi primer billete fue La creación de Adán de Miguel Ángel en un billete de 10 euros y tras comprobar la legalidad de pagar con él".
Y es que según el Banco de España, un billete es valido siempre y cuando presente intacta más de la mitad de su superficie original. "No importa si es un billete roto o pintado, si está manchado, sucio o tiene lo que sea, si es reconocible se puede canjear. Si no tapas el número de serie su valor sigue siendo el mismo". Así, la artista lo utilizó para pagar en una cafetería de su ciudad que ha seguido visitando hasta el día de hoy: "El primero que pinté lo hice sobre un billete de 10 euros. Lo hice con boli porque no sabía muy bien si se iba a poder, si iba a quedar bien y para tener una idea de como hacerlo. Ahora los hago con pincel fino y suelo tardar dos días en cada una de estas pequeñas obras. El espíritu de esto es que cuando yo lo use, se lo den a otra persona y esta persona lo vuelva a usar. Para que llegue lo más lejos posible", explica Roldán.
La reacción de los cajeros al ver sus obras suele ser muy variada. Según relata la joven, "es algo bonito, porque nadie se lo espera. Mucha gente me pregunta si son billetes que han salido con esos diseños -ojalá lo fueran-, y otros admiran tanto las pinturas que directamente me dicen que se lo van a quedar. En estos casos pienso que mis billetes no llegan a viajar mucho, pero me hace ilusión que admiren tanto mi trabajo como para decidir perder el dinero de ese billete por quedarse mi pintura".
Y no solo lo pierden. En algunos casos Mari ha llegado a vender sus propios billetes. Dinero a cambio de más dinero: "El primero que me escribió para comprarme uno fue un chico de Italia. Me pareció muy raro. Era un billete de veinte euros y se lo vendí por treinta. Saqué poco, pero no entendía cómo alguien quería comprármelo", relata. Desde entonces, además de usarlos, la malagueña los vende en la tienda online que creó y la ayuda a ser reconocida como artista emergente, algo que cree, es muy complicado pese a la popularidad que ha conseguido también en redes sociales. Sólo en TikTok, la malagueña (@soymariroldan) acumula cerca de 150.000 seguidores, y en Instagram, son casi 40.000 las personas que dan like al proceso de creación de sus pinturas: "El mundo del arte para los artistas emergentes es muy complicado. No es fácil hacerse un hueco. A día de hoy no importa que seas muy bueno porque con eso no basta, tienes que ser original, diferente. Además, tras la pandemia creo que todo se ha vuelto mucho más difícil porque poder exponer es aún más complicado por todas las restricciones aún vigentes".
Mari Roldán será una de las artistas que participe en BADA, la primera Feria Internacional de Arte directo de artista en Madrid, que ocupará el Pabellón Satélite de la Casa de Campo los próximos 5 y hasta el 8 de mayo.
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