La carrera armamentística entre Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría derivó en una producción inmensa de cabezas nucleares. Eran elementos de disuasión y como tal han funcionado hasta nuestros días. Sin embargo, en las últimas décadas la carrera nuclear mutó: ya no se fabrican únicamente bombas capaces de destruir ciudades enteras, sino también armas nucleares tácticas.
Rusia tiene unas 2.000 armas nucleares de este tipo. Son más pequeñas, tienen menor alcance y son menos destructivas, lo que provoca un escenario contradictorio. Por un lado pueden parecer más manejables desde un punto de vista táctico-militar. "Pero por otro, cualquier acción con un arma nuclear en la guerra entre Rusia y Ucrania significaría una escalada sin precedentes. Si Rusia da el paso, habría que responder de la misma manera y acabaríamos todos con todos", responde Pedro Pitarch, Teniente General retirado del Ejército de Tierra español.
El 27 de febrero, tres días después del inicio de la invasión de Ucrania, Vladimir Putin ponía en alerta a sus fuerzas nucleares. "Los altos funcionarios de los principales países de la OTAN se permiten realizar declaraciones agresivas sobre nuestro país. Por eso, ordeno al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor General que ponga a las fuerzas de disuasión del Ejército ruso en alerta máxima de combate", dijo el presidente ruso. Y desde entonces, la posibilidad de un ataque nuclear sobre Ucrania ha estado siempre sobrevolando.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló la semana pasada en la CNN que Rusia solo usará armas nucleares si existe una "amenaza existencial". Muchos analistas ven ese mensaje de Putin como un chantaje a los países de la OTAN para que no intercedan en Ucrania, pero lo cierto es que hacía muchas décadas que no había una amenaza nuclear tan clara. "Es uno de los momentos más aterradores cuando se trata de armas nucleares", indicó recientemente a la agencia AFP Beatrice Fihn, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, un proyecto que ganó en 2017 el Nobel de la Paz.
Rusia, la principal potencia nuclear del mundo
Según los datos recopilados por la Federación de Científicos Estadounidenses, Rusia tiene actualmente 5.977 cabezas nucleares. Le sigue Estados Unidos con 5.428 y después están China (350) y Francia (290). La estrategia de los últimos años ha sido diferente si se comparan las dos grandes potencias. Mientras Estados Unidos reducía sus armas tácticas -apenas tiene 23o según este mismo organismo-, Rusia aumentaba su producción y su arsenal de misiles nucleares de corto alcance asciende hasta los 1.912.
La mayoría son torpedos de la fuerza naval, un total de 935. Los bombarderos y cazas podrían lanzar hasta un total de 500 y el resto de misiles se dividen entre las fuerzas costeras y de tierra. Estas armas tienen entre uno y 100 kilotones, aunque la mayoría son de menos de 10 kilotones. Por comparar, un kilotón equivale a una tonelada de TNT y la bomba de Hiroshima, por ejemplo, tenía 16 kilotones.
En este gráfico, se puede observar el daño que causaría una bomba nuclear de diez kilotones que cae en la Plaza del Maidán, en el centro de Kiev.
El resto de bombas nucleares que posee Rusia, las estratégicas, son de largo alcance y con una potencia mayor que las tácticas. "Estas bombas podrían destruir ciudades enteras", decía al Washington Post Hans Kristensen, director del Nuclear Information Project. Rusia tiene misiles intercontinentales que podrían alcanzar territorio estadounidense en 30 minutos.
El respaldo legal de Putin
Si Putin se atreverá o no a lanzar la primera bomba nuclear desde la II Guerra Mundial está todavía por ver. "Yo creo que no lo hará, pero lo que sí sabemos con toda seguridad es que tiene muchas armas nucleares y además el respaldo legal para dispararlas tras los cambios en la política nuclear que introdujo Putin en 2020", añade el Teniente General retirado Pedro Pitarch.
En efecto, el presidente ruso actualizó los principios sobre la disuasión nuclear. Según este documento del Ministerio de Relaciones Exteriores , "la Federación Rusa considera las armas nucleares exclusivamente como un medio de disuasión" y se enumeran cuatro condiciones bajo las cuales Putin tendría amparo legal.
- la llegada de datos confiables sobre el lanzamiento de misiles balístcos que atacan el territorio de la Federación Rusa y/o sus aliados
- el uso de armas nucleares u otro tipo de armas de destrucción masiva por parte de un adversario contra la Federación Rusa y/o sus aliados
- el ataque de un adversario contra lugares gubernamentales o militares críticos de la Federación Rusa
- la agresión contra la Federación Rusa con el uso de armas convencionales cuando la existencia misma del estado esté en peligro
Este cuarto y último punto es el más crítico a ojos de Pedro Pitarch, ya que no es un criterio objetivo. "¿Cuándo podemos decir que la existencia misma del estado está en peligro? Eso dependerá de la valoración personal de Putin".
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