Odón Elorza, un histórico del PSOE aún en activo, mide bien las palabras, pero no calla. A diferencia del resto de sus compañeros diputados en el Congreso de los Diputados, Elorza confirma lo evidente, lo que desde hace un mes su partido intenta desmentir contra viento y marea, en la más absoluta de las soledades. "Sí hay cambio de posición respecto al Sáhara Occidental", denuncia el guipuzcoano, con dos décadas a sus espaldas como alcalde de San Sebastián.
Un fuerte compromiso moral le lleva a explicar en las páginas de El Independiente una posición que contradice la narrativa oficial de Ferraz, la que han impuesto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su más estrecho aliado interno, el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel Albares, y secundan como disciplinados acólitos los cuadros más altos del PSOE. Un cierre de filas que hoy quiebra Elorza.
"He tenido unas vivencias personales con el pueblo saharaui muy intensas desde hace muchos años", reconoce el diputado a este diario. "Seguí, siendo muy joven, la invasión de Marruecos en los territorios del Sáhara Occidental. Y luego, he visitado los campamentos y he tenido mucha relación con el pueblo saharaui y el Frente Polisario", rememora quien ha ostentado cargos públicos representando al PSOE desde 1979. Ahora no oculta su incomodidad por el giro copernicano de su formación.
"Como alcalde San Sebastián, tuvimos políticas permanentes de acogida de niños saharauis y hemos gestionado operaciones de cirugía graves hasta operaciones dentales a muchos niños que venían a la ciudad. Hemos ayudado con material y de todas las maneras durante muchos años y eso deja una huella que no se borra fácilmente. En mi caso, considero que hay una causa justa que es la del pueblo saharaui, que voy a seguir apoyando esta nueva coyuntura", agrega. En estas líneas, Elorza despliega un alegato, dirigido principalmente a la adormecida parroquia socialista.
Pregunta.- ¿Cómo observa lo que ha sucedido desde la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI?
Respuesta.- Con cierta decepción, por cómo se han desarrollado los acontecimientos. Y en definitiva, por el cambio de posición del presidente de Gobierno y, por tanto, del Partido Socialista en lo que se refiere a la búsqueda de una solución pactada entre las partes para resolver el conflicto. La palabra es decepción. Intuyo las razones de Estado que han llevado al presidente a, digamos, esta posición actual.
Es que la posición que el PSOE tenía tomada me parece la correcta, porque significa seguir apoyando y defendiendo las resoluciones de la ONU
P.- ¿Cuáles son esas razones?
R.- Analizando las cosas se intuye qué ha podido llevar al presidente del Gobierno al envío de esa carta para tratar de mejorar las malas relaciones diplomáticas entre España y Marruecos. A poco que se analicen las cosas y tengas una cierta perspectiva, puedes llegar a hacerte una idea de qué motivos han podido llevar al presidente del Gobierno en esta coyuntura. Han debido ser cuestiones pragmáticas, de geoestrategia en el panorama europeo y con la guerra de Rusia contra Ucrania y también de realpolitik.
P.- La dirección de su partido insiste en que no se ha producido ningún cambio...
R.- Sí lo hay. Yo considero que hay un cambio respecto de los programas electorales recientes y de la posición que hasta hace bien poco era una postura reiterada del PSOE en sus congresos. Entiendo que sí que ha habido un cambio.
Esas vivencias con los saharauis se dan en un buen número de socialistas de cierta edad y dejan una impronta
P.- ¿Le consta que existan otros dirigentes y militantes socialistas que estén en estos momentos en esa misma posición, de desilusión y de contradicción?
R.- Yo hablo de decepción. Mido bien las palabras. Hablo de decepción por este cambio. No lo sé. Supongo que habrá militantes que han vivido de cerca el problema del Sáhara Occidental, que han sido solidarios a nivel personal o bien desde las instituciones en las que han podido estar en algún momento de su vida con los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, practicando la solidaridad; acogiendo a niños; ayudando materialmente; o visitando los campamentos. Y, por tanto, esas vivencias se dan en un buen número de socialistas de cierta edad y dejan una impronta. Eso genera una motivación, una experiencia vital. Aunque yo comprendo que sea una posición para algunos un tanto ingenua, defender una posición casi imposible de llevar a la práctica, sin embargo, por las condiciones en la izquierda y en el Partido Socialista son posturas necesarias.
P.- ¿Puede tener este cambio un coste electoral para el PSOE?
R.- No lo sé. No sé qué incidencia puede tener con la cantidad de problemas que tiene la ciudadanía en España. Una sociedad que observa dentro de un panorama mundial muchas incertidumbres e inseguridades, desconfianzas y que está sometida también a campañas de manipulación y de una polarización excesiva. No sé qué incidencia puede tener este asunto cuando hay problemas muy importantes que afectan al empleo, a las pensiones, a la vivienda y a muchos temas de mayor calado que este. Por tanto no me atrevo a hacer ningún pronóstico ni especular sobre esa cuestión.
P.- ¿Qué alternativa proponía usted a este cambio de posición?
R.- Es que la posición que el Partido Socialista tenía tomada me parece la correcta, porque significa seguir apoyando y defendiendo las resoluciones de la ONU, especialmente la última, la de octubre de 2021. En el marco de esa resolución de la ONU, se sigue planteando que hay que buscar una solución que satisfaga a ambas partes; por tanto, acordada, pactada; una solución con garantías de duración y de permanencia y admite distintas estructuras. Todas las alternativas y opciones son discutibles y respetables: desde la solución de la autonomía real para el Sáhara Occidental, pasando por una resolución de independencia o una solución de simple integración del Sáhara en Marruecos. Y todo ello, como dice la resolución, pasa por una consulta, por un ejercicio de libre determinación. Y, como usted sabe, la libre determinación de los pueblos sometidos a régimen colonial no significa la independencia automática. Es libre determinación. No es sinónimo de independencia, sino que es es una consulta en la que, en este caso, los saharauis someten a consulta la fórmula que acuerden ambas partes bajo la tutela y la promoción de la ONU mediante el enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas.
P.- ¿Cuál diría usted que es la reacción dentro de la militancia y los cuadros socialistas?
R.- Los contactos que he tenido han sido insuficientes para poder hacer un comentario de carácter más elevado sobre lo que piensa al voto socialista. Opino a nivel personal y por tanto no puedo decirlo ni quiero.
P.- ¿Se tendría que haber sometido el giro a la consulta de las bases?
R.- Creo que este cambio de posición podía haberse comunicado, deliberado, dialogado con otras fuerzas políticas en el marco del Gobierno de la Nación. Se podía haber también comunicado y dialogado de ello con los grupos de la oposición. Es verdad que en esta cuestión tiene competencia el presidente del Gobierno, pero los temas de política exterior son cuestiones de Estado que interesan al Parlamento y al conjunto de los grupos políticos, especialmente los más significados.
P.- ¿E internamente?
R.- A mí me parece un tema más importante para llevar a cabo un proceso de consulta con otras fuerzas políticas. No reduzco este tema a una cuestión interna del Partido Socialista. Yo supongo que ha sido los factores de la discreción o de la agilidad los que han podido llevar al presidente de Gobierno a actuar con estas formas.
Que en un tema de esta importancia para la política exterior de España, el PSOE se quede solo debería ser motivo de preocupación para la parte socialista del Gobierno
P.- Lo evidente es que en esto el PSOE se ha quedado completamente solo en la arena política española. ¿Le preocupa?
R.- A quien le tendría que inquietar es básicamente al Gobierno. Que en un tema de esta importancia para la política exterior de España, el PSOE se quede solo, como se ha evidenciado en la comparecencia del ministro de Exteriores José Manuel Albares o en el debate del Pleno, debería ser motivo de preocupación para el Gobierno y especialmente para la parte socialista. Evidentemente.
No sé si tiene algún tipo de arreglo o de resolución para que el gobierno, al menos menos el presidente del Gobierno en este caso, pueda intentar participar en la gestión de este largo conflicto que ya lleva casi 50 años, acertando en los pasos; no desechando en el debate entre las partes otras opciones que no sea estrictamente la autonomía que propuso Marruecos en el 2007. Hoy por hoy, resulta difícilmente creíble que el rey de Marruecos pueda conceder una una autonomía real y una amnistía general a los saharauis. Parece difícil de creer porque desde 2007 hasta la actualidad, no creo que Gobierno de Marruecos haya iniciado una política de regionalización; ni incorporó esa línea en su reforma de la Constitución; ni tampoco, por ejemplo, ha mejorado su política sobre derechos humanos en el territorio ocupado del Sáhara.
La del PP es una posición forzada y un ejercicio de cinismo político
P.- Se han empleados calificativos muy duros contra la decisión de Sánchez, tildándola de "traición" o "rendición"...
R.- En esa cuestión no entro. Lo que sí me llama la atención es la posición que ha adoptado el Partido Popular apoyando la iniciativa de Podemos, ERC y Bildu. No es creíble. Sabemos cuál es la política exterior del PP sobre Marruecos y cuáles son los lobbies económicos existentes. Es una posición forzada, simplemente una vez más para castigar a Pedro Sánchez, y no para exigir nada al Gobierno, apoyando además sin ninguna explicación ni un argumento, ocultando el voto en el debate parlamentario del día anterior. A mí me parece que es un ejercicio de cinismo político que no se sostiene, cuando sabemos los vínculos que hay de carácter económico y de todo tipo entre la derecha española y el régimen marroquí. La causa del pueblo saharaui tiene un apoyo cualitativo significativo en el marco de la izquierda, pero, en cambio, creo que realmente en sectores de la derecha este asunto ni les preocupa ni les interesa.
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