España está sufriendo el zarpazo de una sequía que no deja de agravarse. La falta de lluvias está haciendo que las reservas de la red de embalses caigan desde hace meses, y hoy ya se sitúan en el 37% de su capacidad máxima de todos los pantanos, según el último informe del Ministerio de Agricultura.
Y la situación de los embalses cuyas aguas se pueden utilizar para la producción de electricidad es peor. Las reservas hidroeléctricas se situaron al final de septiembre en el 29,2% de su capacidad total, con sólo 5.412 gigavatios hora (GWh).
Las compañías eléctricas que gestionan las centrales hidroeléctricas están reduciendo drásticamente la generación con estas instalaciones. La producción hidroeléctrica se ha desplomado en España un 49,2% en lo que va de año, según datos de Red Eléctrica de España. Una situación que está teniendo un impacto directo en las cuentas de las compañías.
Malos resultados
Los resultados de las grandes eléctricas reflejan un zarpazo por el desplome de la generación hidráulica, que es una de los negocios que ofrece una alta rentabilidad. Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa presentaron ayer las cuentas correspondientes a los nueve primeros meses del ejercicio. Todas ellas reflejan el impacto del frenazo del negocio en España, fundamentalmente por el derrumbe de la producción de sus centrales hidroeléctricas.
De hecho, tanto Endesa como Gas Natural sufren caída de sus beneficios entre enero y septiembre (del 17% y del 14%, respectivamente), mientras que Iberdrola consigue elevar sus ganancias un 18% sólo por el tirón del negocio internacional y por las inyecciones extraordinarias conseguidas por la fusión de Gamesa y Siemens y por la integración de sus participadas en Brasil, Neoenergia y Elektro, mientras que sufre los malos resultados de su actividad en España.
Impacto desigual
Iberdrola reconoce explícitamente en sus estados financieros que la menor producción hidráulica le ha costado ya en lo que va de año una reducción de su resultado bruto de explotación (ebitda) de unos 400 millones de euros, tras un descenso de la generación de sus embalses de España del 57,6%, casi 9.000 gigavatios hora menos en sólo nueve meses. “Se ha pasado de un año excepcionalmente húmedo a uno excepcionalmente seco”, se lamenta la compañía.
Endesa no desagrega en sus cuentas hasta septiembre el impacto de la caída de la generación hidroeléctrica (de un 32,5%), y esgrime la dificultad de establecer un cálculo exacto por las múltiples variables a contabilizar y el impacto positivo que este escenario puede provocar en otras áreas de negocio. Sin embargo, fuentes financieras estiman que el impacto en las cuentas del grupo presidido por Borja Prado es equiparable al que sufre Iberdrola, y que hasta septiembre se situaría en el entorno de los 350 millones de euros.
Gas Natural Fenosa, por su parte, tiene una exposición mucho menor a los problemas de las hidroeléctricas, pero también sufre sus consecuencias. Los resultados del grupo presidido por Isidro Fainé confirman que la menor producción hidráulica recortará su ebitda en el conjunto de 2017 de 60 millones de euros, de los que gran parte ya se habría contabilizado. Y eso a pesar de que porcentualmente Gas Natural es la que sufre un mayor desplome de su actividad hidráulica en España, con un descenso del 72,4% entre enero y septiembre.
En total, a las tres grandes eléctricas les ha costado ya la sequía y sus consecuencias en el mix de producción eléctrica unos 800 millones de euros. Y fuentes del mercado anticipan que en el conjunto del año podría superar con holgura los 1.000 millones de euros en su resultado bruto de operación.
99 de cada 100 años, más húmedos que 2017
“La energía hidroeléctrica producible registrada en el tercer trimestre califica el año como extremadamente seco, con una probabilidad de ser superada (PSS) respecto del producible medio histórico del 96%. Es decir, estadísticamente 96 de cada 100 años presentarían características más húmedas que el año actual para el trimestre”, advierte Gas Natural. De momento, “ se mantiene la característica hidrológica de año como extremadamente seco, con una PSS del 99%, es decir, estadísticamente hablando, 99 años de cada 100 años serían más húmedos que este”.
El desplome de la producción hidráulica se une también a una menor generación de la eólica, lo que está haciendo que el sistema eléctrico los tenga que sustituir por tecnologías que son más caras y, además, con más emisiones de CO2. En lo que va de año España se ha lanzado a quemar más carbón y más gas. España ha disparado en los nueve primeros meses del año un 39,5% la producción de electricidad con centrales de carbón y un 42,6% las centrales de ciclo combinado, que funcionan con gas natural.
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