Ramon Espadaler (Sant Quirze de Besora, 1963) ha sido el as en la manga de Miquel Iceta para conseguir que el catalanismo moderado supere su resistencia a votar a los socialistas. Tras quedarse fuera del Parlament en 2015 pese a cosechar 100.000 votos, Unió acabó engullida por sus deudas y sus herederos han intentado construir una nueva formación, Units per Avançar, que ha optado por sumar fuerzas con el PSC para "hacer crecer a ese espacio central del catalanismo" que quedó huérfano tras la ruptura de CiU. Responsable de Interior en el último gobierno de Artur Mas -él fue quien situó al frente de la policía autonómica al cuestionado Mayor Trapero- defiende la integridad de todos los cuerpos policiales y casi suplica que los Mossos "no sean noticia durante esta campaña porque sería una mala noticia para ellos y para todos". Es igualmente escrupuloso a la hora de hablar de la criticada escuela catalana, admite que el modelo es perfectible, pero pide excluir a la escuela de la batalla política.
Pregunta.- ¿Cómo valora la actuación del Major Trapero el 1-O?
Respuesta.- Estoy convencido de que el ánimo y la voluntad del Major Trapero y los mandos de los Mossos en ningún momento fue vulnerar la legalidad ni incumplir los mandatos policiales. Y añadiría que los criterios de oportunidad y conveniencia también forman parte de la ley. Fue una manera de dar cumplimiento a la ley y los mandatos judiciales que se evaluará por parte de la justicia.
P.- ¿Qué piensa cuando personas con responsabilidad de gobierno hablan de fuerzas de ocupación para criticar la actuación de la Policía y la Guardia Civil?
R.- Nunca compartiré el concepto de fuerzas de ocupación. La Policía Nacional y la Guardia Civil son policías democráticas que se equivocan tanto como cualquier otra policía democrática, se llamen mossos o gendarmerie. Son servidores públicos que velan por nuestra seguridad. A mí me dolieron algunas cargas que vi el 1-O, pero esto también está sub judice, por tanto dejemos actuar a la justicia y respetemos a las policías.
Dejemos actuar a la justicia y respetemos a las policías"
P.- ¿Cómo se siente cuando Miquel Iceta dice que no pactarán con un partido conservador, siendo usted líder de un partido democristiano?
R.- El nuestro no es un partido conservador, es de centro. Nuestro pacto se explica por la dificultad del momento, en otros contextos no tendría sentido, es el propio de una segunda vuelta, pero aquí no existe. Cuando Miquel dice que no haremos presidenta a Inés Arrimadas ni a un independentista quiere decir que queremos dar consistencia a este espacio central que es catalanista y transformador y que no quiere hacer más frentes. Le decimos al independentismo que se ha equivocado mucho porque ha llevado al país a la ruina pero también a los que se llaman constitucionalistas, que además de la ley existe la política.
P.- Sus rivales destacan como ejemplo de las contradicciones de su pacto el hecho de que ustedes se opusieran al matrimonio homosexual y hayan pactado con el primer político español que hizo pública su condición sexual. ¿Qué han pactado para hacer viable el acuerdo?
R.- Es cierto que en su día Unió votó contra el matrimonio homosexual, pero también es cierto que Units per Avançar ha asumido esta legislación con toda la normalidad. No hay caso. Hemos asumido la parte del programa del PSC que concuerda con Units, nos une el constitucionalismo y el catalanismo. Hay ámbitos en los que nos reconocemos diferentes, los gestionaremos y están escritos. En educación habrá veces que no estaremos de acuerdo aunque partimos de una posición común que es la LEC. Después de las elecciones tendremos que pactar cosas aún más diferentes con gente más diferente y eso será difícil pero o lo conseguimos o este país no lo superará.
P.- ¿Cómo se afronta una campaña con medio Govern en prisión?
R.- Lo que deseamos, desde el respeto por las instancias judiciales, es que estas personas puedan volver. Primero para que puedan estar con sus familias y segundo porque todo lo que sea aportar normalidad a la campaña será positivo. La asunción de toda la causa por parte del Tribunal Supremo parece que puede ser una buena noticia en este sentido.
P.- ¿Cómo se imagina la política catalana en un horizonte de un año si finalmente hay condenas?
R.- Ya se verá en que términos falla la justicia.
P.- Es posible un escenario en el que gane Oriol Junqueras, forme gobierno y al cabo de un año sea condenado siendo president de la Generalitat.
R.- O nos podemos encontrar con que no gane ERC y la presidencia sea para Miquel Iceta. No quiero especular sobre sentencias de juicios que no han comenzado.
P.- ¿Unió debería haber roto con Convergència y haber dejado antes el Govern?
R.- A pelota pasada incluso yo soy un sabio; sí, deberíamos haber roto antes. Pero a tiempo real y cuando estas inmerso en todo el proceso tienes la esperanza de poder cambiar decisiones e influir, y creo que lo hicimos. Rompimos cuando era inevitable, cuando CDC nos dice que va a las elecciones con un programa netamente independentista. Nosotros creímos que era un error reducir el catalanismo al independentismo, porque hay catalanistas que o bien no son independentistas o no están de acuerdo con las formas. Este espacio de catalanidad es el que intentamos cubrir con el PSC.
Artur Mas es una de las personas más responsables del procés y ahora todos bailamos mambo porque la CUP lo ha querido"
P.- ¿Cómo valora el papel de Artur Mas en todo el proceso desde 2012?
R.- Es una de las personas más responsables de cómo ha ido evolucionando este proceso. Hay un momento en el que él mismo pierde el control y el procés acaba siendo liderado por la CUP. Ahora bailamos todos el mambo porque la CUP lo ha querido.
P.- ¿A CiU se le permitía todo porque Jordi Pujol tenía controlados a los independentistas?
R.- No comparto en absoluto esa afirmación. El sentimiento independentista estaba arraigado en una parte minoritaria de la sociedad. Se ensancha a base de muchas cosas; el proceso del Estatut es crucial, la recogida de firmas y la propia sentencia del Constitucional marcan momentos difíciles que aún estamos pagando. Es un proceso gradual en el que ha habido una parte de Cataluña que ha sido capaz de construir un relato ilusionante y una parte que no hemos sido capaces, porque somos muy diferentes entre nosotros.
Es preocupante la incapacidad para entender la discrepancia de los independentistas"
P.- ¿El independentismo ha repartido carnés de buenos y malos catalanes?
R.- Si juzgo por lo que me dicen algunos independentistas, sí. La fractura es muy profunda. Lo que me deja perplejo y me preocupa es que los no independentistas somos mucho más capaces de entender las razones de los independentistas que al revés. Me preocupa mucho que el mundo independentista, que parece inamovible, no sea capaz de concebir que alguien pueda pensar diferente siendo tan catalán como ellos. Esta incapacidad para entender la discrepancia, que se criminaliza, es preocupante.
P.- ¿Cómo se recupera a toda esta gente que cree en el independentismo como si fuera una fe religiosa?
R.- Poco a poco. No se recupera acusándolos de haberse dejado engañar. Hay razones para el independentismo, se recupera explicándoles que podemos compartir una parte del diagnóstico pero la terapia ha sido muy equivocada. Y a partir de diálogo y espacios compartidos que permitan avances para todas las partes. Será un proceso necesariamente lento, costoso y difícil, pero no imposible.
P.- ¿Los medios de comunicación catalanes han sido responsables de esta deriva por falta de visión crítica de lo que estaba pasando?
R.- Una parte importante de los medios ha jugado muy fuerte esta carta, han editorializado y creado opinión muy explícita y deliberadamente en este sentido. También se debe decir que del otro lado ha habido medios que lo han hecho en sentido contrario. Y hay que decir que lo que más independentistas ha creado han sido las decisiones del Gobierno; mucha gente se ha sumado al independentismo al ver que no había ni una sola propuesta, esa displicencia ha hecho que mucha gente se sintiera herida. Todo esto es lo que tenemos que revertir.
P.- ¿Qué hará su gobierno para conseguir del Gobierno del PP lo que no han conseguido los últimos gobiernos de CDC y que según ustedes es en parte responsable de la situación actual?
R.- Lo primero es resituarnos dentro de las instituciones y dentro de la legalidad. Dado este paso y viniendo de donde venimos el Gobierno impepinablemente tiene que tener sensibilidad y responder a estos pasos. La confianza es algo que se gana mutuamente.
P.- ¿Apoyaría un referéndum pactado?
R.- No, trabajaremos para votar un acuerdo, no para acordar una votación. Así lo hemos escrito en el acuerdo con el PSC. Hay urgencias y cosas importante. Las reformas institucionales son las cosas importantes que no vendrán inmediatamente. Lo primero será introducir serenidad y estabilidad, dar señales claras a nuestro entorno de que Cataluña ha cambiado de rumbo. Lo otro vendrá más adelante porque requerirá de muchos consensos. Somos partidarios de que se trabaje una reforma que sí o sí tiene que ser votada por la ciudadanía.
P.- ¿Confía en las promesas de Mariano Rajoy, en el sentido de que el Gobierno hará todo lo posible para apoyar el retorno de las empresas a Cataluña?
R.- Todo lo que sean palabras de apoyo para recuperar las empresas, eliminar las expresiones de boicot son bienvenidas. Después veremos si los hechos avalan esta palabras, el discurso va en la dirección correcta.
P.- ¿Se sentiría incómodo con un pacto de gobierno con Cs, con los que ha sido muy crítico?
R.- Cs procede de un entorno muy beligerante con aspectos importantes como la lengua, el modelo educativo o el respeto a las instituciones. Esto no significa que no seamos capaces de colaborar en algunos ámbitos. Nuestra batalla es ser el espacio más votado de los no independentistas, a partir de aquí hay muchas opciones de gobierno.
P.- ¿Se ve pactando con los Comunes que parecen llamados a ser la bisagra del futuro Parlament?
R.- No sé si podrán hacer de bisagra, lo que han hecho en el Ayuntamiento de Barcelona es exactamente lo contrario. Han prescindido de un acuerdo con los socialistas para acercarse al PDCat y ERC. Esto explica lo que dicen las encuestas, que muestran por un lado unos vasos comunicantes entre ERC y JxCat, por el otro lado vasos comunicantes entre Cs y PP y en medio hay dos grupos: los comunes que han optado por esa ambigüedad y un espacio que es creciente según las encuestas, que es el nuestro. La gente ha entendido que la solución no vendrá de los extremos, que hay que aportar respeto por las instituciones, estabilidad y tranquilidad y en estos aspectos Miquel Iceta puntúa mucho.
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