El gobierno pretende que un español opte a la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE), cargo que ahora ocupa el portugués Vitor Manuel Ribeiro Constâncio y que quedará vacante el próximo mes de mayo.
Rajoy da por perdida la batalla por el Eurogrupo que está también sobre el tapete. A la presidencia de este órgano dependiente del Consejo Europeo ya optó el ministro de Economía, Luis de Guindos, pero perdió por estrecho margen de votos frente al holandés Jeroen Dijsselbloem. Sin embargo, el presidente sabe que tiene muchas opciones para lograr la vicepresidencia del BCE. Sobre todo, porque cuenta con las simpatías de Alemania; es decir, del Bundesbank, cuyo presidente, Jens Weidmann, tiene en el horizonte sustituir a su vez al presidente del BCE Mario Draghi cuando cumpla su mandato dentro de un par de años.
La salida del ministro de Economía del gobierno planteará al presidente una minicrisis en un momento político complicado
A diferencia de lo que sucedía con la presidencia del Eurogrupo, cargo compatible con el de ministro de Economía, para optar a la vicepresidencia del BCE Guindos tendría que abandonar el gobierno, lo que tendría que hacer entre diciembre y enero para participar en los hirings y pre hirings necesarios para acceder a tan relevante ocupación.
Guindos, que va a cumplir seis años al frente de Economía, es el ministro más veterano de la UE en ese puesto, y se ha ganado el respeto de sus colegas, quienes le consideran el verdadero artífice de la recuperación económica española. Rajoy le tiene también en alta estima y, de hecho, ha sido su principal apoyo en los momentos más dramáticos de su gestión, como cuando se opuso a la petición del rescate por parte de la Troika allá por el otoño de 2012.
Por esa y otras razones, al presidente del gobierno no le gusta que Guindos se marche, pero el titular de Economía cree que ya ha cumplido su ciclo y piensa que este es el mejor momento para dar el salto a otras funciones desde las que también va a seguir defendiendo los intereses de España. Así que a Rajoy no le ha quedado más remedio que dar luz verde a una operación en la que es esencial el apoyo de Alemania.
El titular de Economía cree que ya ha cumplido su ciclo y piensa que éste es el mejor momento para dar el salto a otras funciones
La batalla no será fácil. No sólo por la existencia de oros competidores, sino porque su incorporación al BCE supondría un cambio esencial sobre los usos y costumbres que han imperado en la institución desde su fundación. Por ejemplo, sería la primera vez que un ex ministro de Economía ocupara un puesto en su consejo ejecutivo. Guindos, además, es un hombre de peso en Europa y no sería extraño que su aterrizaje en Fráncfort provocara ciertos recelos en el veneciano Draghi, acostumbrado a reinar en solitario sobre la supervisión bancaria sin que nadie le haga sombra.
Pero lo más importante es que Rajoy va a tener que sustituir en breve plazo a un hombre de su máxima confianza en un puesto clave del gobierno. No es que no haya candidatos para esa cartera (que los hay desde hace tiempo), sino que el relevo planteará una minicrisis de gobierno en un momento político complicado.
La salida de Guindos se produciría, además, a tan sólo unos meses de que concluya el mandato del gobernador del Banco de España, Luis Linde. Para designar al gobernador es fundamental la opinión del ministro de Economía.
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