La FAO ha anunciado que distingue a dos sistemas agrícolas españoles como los primeros Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en Europa. El sistema de producción de la uva pasa de Málaga y el de la sal de Añana, dos sistemas agrícolas que destacan por sus características únicas y enfoques sostenibles, han logrado hoy reconocimiento mundial al ser designados los primeros Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en Europa por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Los SIPAM son sistemas agrícolas sostenibles vivos y en evolución que, además, crean paisajes de gran belleza, ricos en biodiversidad, desarrollados a través de la adaptación mutua de una comunidad con su territorio.

Estos dos nuevos sistemas han sido reconocidos oficialmente durante la reunión del Grupo asesor científico del SIPAM celebrada este fin de semana pasado en la sede de la FAO en Roma, que insta a una mayor protección de este legado agrícola para el futuro en beneficio de la sostenibilidad, la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la cultura.

Los dos nuevos sistemas reconocidos en España se unen a una lista de otros 43 sistemas en 19 países de África, América Latina, Oriente Próximo, Asia y, ahora, Europa.

“Los nuevos sitios SIPAM representan una amplia variedad de prácticas agrícolas y muestran cómo el conocimiento tradicional, junto con una fuerte identidad cultural y una relación armónica con la naturaleza, puede crear sistemas agrícolas sostenibles, manteniendo las características del paisaje, la biodiversidad y los recursos naturales, a la vez que contribuyen a la seguridad alimentaria y a los medios de subsistencia de los agricultores locales a lo largo del tiempo”, aseguró hoy Yoshihide Endo, Coordinador del programa SIPAM.

“Esta es una designación histórica, ya que estos dos sitios españoles reconocidos como SIPAM son los primeros reconocidos en Europa. Actualmente, el Grupo Asesor Científico está examinando una propuesta presentada por Portugal y deseo que se presenten más sitios a la FAO en el futuro”, añadió.

Por su parte, el Director de Comunicación Corporativa de la FAO, el español Enrique Yeves, destacó: “Estos sitios presentan características únicas y representan el patrimonio de la agricultura sostenible en España, con una larga historia y fuertes valores culturales relacionados con los sistemas de producción”.

La uva pasa en La Axarquía (Málaga)

La FAO ha reconocido la metodología de la producción de uva pasa en La Axarquía (Málaga), que se remonta a la época fenicia, hace un uso reducido de productos sintéticos y utiliza técnicas agrícolas intensivas en mano de obra orientadas a la preservación del medioambiente, como la labranza mínima o la aplicación de estiércol a mano.

La singularidad del sistema radica tanto en el método de obtención del producto en una zona con condiciones orográficas adversas como en su elaboración, siguiendo un sistema de secado por exposición directa al sol, sin aplicar ningún tipo de tratamiento físico o químico distinto al asolado natural.

En La Axarquía, las pronunciadas pendientes (a veces de más del 50%), las masas rocosas o los minifundios diseminados por todo el territorio, dificultan las prácticas agrícolas modernas y por eso es necesario desarrollar todas las tareas de forma manual.

De clima suave con vientos que llegan del mar y paisaje que permite distintos usos de la tierra, con diferentes capas de colinas, pequeños valles y laderas empinadas, la FAO ha valorado la importancia de la producción de la pasa para la historia, el medioambiente y la economía de La Axarquía, ya que sus pasas –famosas por sus características especiales de tamaño, sabor, propiedades y uso- se exportan a todos el mundo.

Sal de Añana (Álava)

La FAO ha reconocido la forma de explotación de los manantiales para la producción de sal del Valle Salado de Añana, enclavado en una abrupta zona entre montañas a unos 30 kilómetros de Vitoria.

En este pequeño valle, la sal se cultiva siguiendo prácticas milenarias, gracias a la existencia de manantiales de agua salada cuyo origen es un fenómeno geológico llamado “diapir”, una gigantesca burbuja de sal de un mar que desapareció hace millones de años.

Según el Grupo Asesor Científico, el complejo sistema hidráulico del Valle Salado de distribución y almacenamiento de salmuera, compuesto por cientos de canales de madera de pino que la distribuyen a todos los rincones por la gravedad, unido a una cuidadosa técnica de cultivo de sal forma parte de un intrincado complejo en el que la hidrología, la silvicultura, la ganadería y la agricultura están íntimamente relacionadas con los ambientes de producción de sal.

En un ejercicio de adaptación al entorno, en la sucesión de terrazas construidas a mano con muros de piedra seca, madera y arcilla, y en las cuencas de cristalización de sal se han ido introduciendo cambios graduales que han permitido que la producción de sal siga siendo hoy en día el medio de subsistencia de la comunidad local.