La clave está en una proteína, la adrenomedulina. Su expresión en el cerebro aumenta con la edad y se acrecienta aún más en personas con la enfermedad de Alzheimer. Este ha sido el principal hallazgo de la Unidad de Angiogénesis del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR), liderada por el Alfredo Martínez, al identificar el nuevo mecanismo molecular que puede explicar cómo se produce la pérdida de memoria en la edad avanzada y un posible tratamiento contra este proceso.
La investigación, publicada en la revista Frontiers in Molecular Neuroscience, se ha realizado en colaboración con el Departamento de Farmacología de la Universidad de Navarra y ha sido presentada esta mañana en La Rioja.
El aumento de la adrenomulina, han explicado los investigadores, puede servir como un marcador para identificar a los pacientes en riesgo de evolucionar hacia un Alzheimer avanzado. Y para entender cuál es la consecuencia fisiológica de este aumento, los investigadores han recurrido a un modelo de ratones modificados genéticamente de forma que no expresen la adrenomedulina en el cerebro.
Durante el proceso de investigación, los científicos del CIBIR observaron que los ratones ancianos que sí expresaban adrenomedulina presentaban pérdidas parciales de memoria, similares a las que afectan a personas mayores. Además, en los ratones estas pérdidas de memoria eran más marcadas en el sexo femenino, algo que también sucede en la especie humana.
Sin embargo, los ratones de ambos sexos que no expresan la proteína mantenían unos niveles de memoria idénticos a los ratones jóvenes, indicando que la adrenomedulina participa activamente en la pérdida de memoria asociada a la edad.
Martín ha felicitado a los responsables del trabajo por su investigación, y les ha alentado a seguir "sumando vidas". Porque, como ha recalcado la titular de Salud "la labor de estos profesionales, muchas veces callada, se traduce a futuro en mejores tratamientos, mejores fármacos, mejores servicios para las personas y, en consecuencia, una vida mejor".
El CIBIR desarrolla la molécula capaz de prevenir las pérdidas de memoria
Asimismo, y como consecuencia de su prolongado estudio sobre la función de la adrenomedulina, la Unidad de Angiogénesis ha desarrollado un gran número de herramientas para modular su actividad. Una de estas herramientas es una molécula química capaz de reducir la actividad de la proteína que, lógicamente, podría servir para contrarrestar los aumentos de la proteína detectados en el cerebro de personas mayores y, de esa forma, evitar la desconexión de las neuronas. Actualmente, la Unidad de Angiogénesis trabaja activamente para demostrar que esta molécula tiene esa capacidad protectora. Si los resultados son positivos, el siguiente paso sería su desarrollo farmacéutico.
Los fallos de memoria se deben a la pérdida de conexiones sinápticas entre las neuronas situadas en la corteza prefrontal y en el hipocampo, dos zonas del cerebro encargadas de procesar la memoria. A su vez, esa desconexión se debe en muchos casos a la desorganización de los microtúbulos, unas varillas rígidas intracelulares que mantienen la forma de las prolongaciones neuronales.
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