La primera vez que la viruela del mono se detectó fuera de África fue en Estados Unidos en 2003. Cuarenta y siete personas fueron contagiadas de sus mascotas, unos perritos de las praderas - roedores a pesar de su nombre -, que habían convivido con ratas gigantes de Gambia importadas de África.
Los roedores son los principales transmisores a humanos de la viruela del mono. Ratas, ratones, ardillas y perritos de las praderas son susceptibles de la infección y se sabe que han transmitido la enfermedad a los humanos. También se contagian los primates (de ahí el nombre de la enfermedad) y los conejos. Hasta la fecha no se han registrado infecciones en las mascotas más comunes en los hogares españoles, como perros y gatos.
Sin embargo, el actual brote de viruela del mono (en España se registran hasta este lunes 98 casos confirmados, 256 en países no endémicos, según el último dato de la OMS el 26 de mayo) ha hecho que las instituciones pongan el foco también en las mascotas. El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) advertía el pasado 23 de mayo del "riesgo potencial" de que la enfermedad se transmita a otros animales y la importancia de aislar a las mascotas de los enfermos, aunque puntualizaba que no se han registrado infecciones en animales en la Unión Europea.
"Pese a que la enfermedad fue descrita en 1958, las infecciones en mascotas no se han estudiado fundamentalmente porque en África hay otras prioridades. Sin embargo, cuando hay una emergencia sanitaria se realizan análisis de riesgo y cuando no hay certezas se asume el máximo riesgo, como es el caso ahora", explica el epidemiólogo veterinario Ignacio de Blas, profesor de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza.
"Se valora si es posible que el patógeno llegue al animal, si esa mascota puede infectar a otros animales o personas y las consecuencias que puede tener ese contacto. En este caso, por ejemplo, si un gato enferma del virus y entra en contacto con algún roedor podría infectar rápidamente a una gran población difícil de controlar", añade el experto.
Además, De Blas señala que las posibles vías de contagio son múltiples, tanto por contacto directo entre los animales como por secreciones o por la ingesta, por ejemplo, de un ratón infectado por parte de un gato: "No hay casos descritos en perros y en gatos, pero es que no se ha buscado demasiado en África. El problema es que si el gato es susceptible y sale al exterior y contacta con roedores el riesgo de diseminación sería muy alto".
El brote estadounidense de 2003 hizo que el país prohibiera la tenencia de perritos de la pradera como mascotas y que se prohibiera la importación de varias especies con riesgo potencial, como la rata gigante de Gambia, ardillas de cuerda y de árbol o lirones, entre otros. "El objetivo es evitar que una especie animal se convierta en un reservorio natural endémico en el país", afirma De Blas.
El riesgo es patente, como explicaba a El Independiente el catedrático de Sanidad Animal Víctor Briones, al hablar de la amenaza de las enfermedades zoonóticas. "Me preocupa el comportamiento que los infectados de viruela del mono estén manteniendo con sus mascotas, espero que los aíslen mucho porque lo contrario puede ser una bomba biológica".
Aislamiento de 21 días
Ante esta posibilidad, las autoridades sanitarias han recomendado el aislamiento de las mascotas de los infectados. En el documento de Detección y manejo de casos de viruela del mono elaborado por el Ministerio de Sanidad figura que se debe "evitar el contacto con animales silvestres o domésticos, por lo cual las mascotas deben ser excluidas del entorno del/la paciente".
En el documento de Sanidad no se concreta más sobre este aislamiento, pero De Blas puntualiza que debe mantenerse "durante 21 días mínimo, que es el período de incubación máximo de la enfermedad". Además, De Blas subraya que si la mascota es un roedor "habría que ver con más detalle porque son los candidatos número uno a infectarse, tomar muestras y hacer pruebas".
En Reino Unido se está recomendando este período de tres semanas de cuarentena y plantea para roedores, un aislamiento fuera del domicilio, seguro y que requiera de una PCR negativa para eliminarlo. En el caso de las mascotas mamíferos, como perros o gatos, plantea un aislamiento en domicilio con chequeos veterinarios regulares para observar que no haya manifestaciones clínicas.
"Tenemos que actuar con cautela, la mayoría de los casos conocidos en roedores eran asintomáticos así que por ello hay que vigilar a las mascotas y hacer pruebas para asegurar que se tiene el control. No hay que fomentar la alarma pero sí la precaución", concluye De Blas, quien cree que en las próximas semanas habrá algunos datos más para poder saber más sobre cómo afecta la viruela del mono a perros o gatos.
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