Pedro Sánchez ya se desayuna con unas encuestas que parecen esquelas de ingeniero de caminos o de dama de beneficencia, esas esquelas de antes que dejaban en el periódico y en los dedos un frío de suelo de iglesia. Nadie reacciona bien cuando se ve o se vislumbra así, con orla de grecas negras, en una caja de zapatos con cruz como si fuera un periquito muerto, ajedrezado con otros difuntos vecinos o compadres, y quizá por eso sacó la Gürtel el otro día, como un reproche a los antepasados de aparador. Sánchez está sin socios, tiene un Gobierno enfrentado o infiltrado y lleno de ministros de vitrina, como de escaparate toledano, y una crisis económica, democrática y de credibilidad que no se puede solventar con leyes simbólicas y latiguillos de comedia. Sánchez tiene que hacer algo y lo hará después de las elecciones andaluzas, no por darle una oportunidad al milagro sino para no adelantarse a los bichos de cementerio. Sánchez, por supuesto, hará lo de siempre: deshacerse y desdecirse.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Aldama señala a Sánchez: "Me llama delincuente un señor que tiene a su mujer y hermano imputados y no dimite"
- 2 Esto es lo que ocurre si se aplica Aloe Vera en la cara a diario
- 3 Dos muertos tras una explosión en una fábrica de Ibi (Alicante)
- 4 Lobato, otro soplón u otro triste
- 5 David Broncano gana por mayoría a Pablo Motos, pero cae 1 punto
- 6 Ferraz se reafirma en la candidatura de Óscar López como alternativa a Juan Lobato en Madrid
- 7 Lobato se enfrenta en el Supremo a la revelación de secretos
- 8 La oportunidad perdida del retrato real: “Letizia está muñequizada"
- 9 Lobato: morir matando. Por Casimiro García-Abadillo