La mañana de este jueves no fue normal en Bruselas. Los ciudadanos de esa húmeda y fría ciudad están muy acostumbrados a pagar el peaje de ser la capital de Europa en forma de continuas manifestaciones. Pero no fue una más. Aunque sólo sea por la multitud congregada en sus calles bajo el lema Europe Wake Up (Despierta Europa), será recordada como una de las mayores movilizaciones vividas en la ciudad del Manneken Pis. ¡Ah! Y sin dar más trabajo a la policía que regular el tráfico.
¿Qué pedían los 45.000 catalanes (según la policía local) que ayer desafiaban a los 3ºC de Bruselas? ¿Por qué se habían pegado 19 horas de carretera, pagado billetes de avión o tren y reservado hoteles nada baratos en la capital belga? Algunos dirán que el acueducto que se debería haber abolido hace años si Rajoy hubiera cumplido su promesa invitaba al turismo. Cierto. Seguro que alguno aprovechó el macro puente para, también, hacer una visita a ese rincón de Europa famoso por sus mejillones.
¿Pero de verdad nadie se va a preguntar cómo es posible que la movilización a favor del independentismo siga tan viva y tan envidiada por muchísimas otras causas como mínimo igual de lícitas?¿De verdad que todo lo que tiene que decir el gobierno del estado por boca de su vicepresidenta es que esos 45.000 catalanes se pudieron manifestar gracias a tener un DNI español? ¿De verdad?
Lo de los indepes catalanes ha tenido episodios raros, poco ortodoxos e incluso ridículos, pero la reacción del Estado, del Gobierno Rajoy, es marciana. Ya con el atentado del 17-A en Barcelona percibimos que Rajoy y su ministro se acercaban a ver qué le había pasado al vecino en lugar de comprobar qué había pasado en casa. Pero ahora, en campaña, cuando incluso el PSC y C’s han valorado la manifestación de ayer como un derecho legítimo que ya veremos qué traducción tiene en las urnas que es donde cuenta -cierto-, Albiol dice que vimos un espectáculo esperpéntico y Soraya Sáenz que gracias a tener DNI.
Bien, llevamos ya tres días de campaña formal y todo parece mantenerse. El Periódico de Catalunya publicó ayer una encuesta algo distinta a la del CIS en cuanto a reparto de escaños pero similar en lo referente a las opciones de Govern: nada suma.
Pedro Sánchez ha reconocido que hacer presidente a Iceta será difícil porque los partidos constitucionalistas no conseguirán suficientes butacas en el Parlament… (Iceta debió bailar de alegría a lo Queen ante ese ataque de honestidad de su jefe). Y en eso estamos. Desaparecida la CiU del “peix al cove” (más vale ciento volando…), ni el PSC incorporando al amortizado y antiguo líder de UDC, Ramón Espadaler, ni el PPC (muy distinto en lo emocional a sus colegas de Baleares o Euskadi) parecen aprovechar que debe haber un montón de huérfanos del orden catalanista no partidarios de la independencia.
Pero nada. Así seguimos. Cuando en Barcelona el día de la Constitución se manifiestan 12.000 personas en su defensa es un éxito. Y lo es. Mientras que cuando 45.000 lo hacen en Bruselas por una causa distinta, muy distinta, es un esperpento posible gracias a la burocracia del DNI.
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