A tres semanas de la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid, todo son incógnitas. La única certeza a día de hoy es la importancia que Pedro Sánchez otorga a una cita que coincide con la invasión cruenta de Ucrania por parte de Vladimir Putin y el efecto colateral de un conjunto de países llamando a las puertas de una Alianza que parecía agotada y ha cogido nuevos bríos.
Quizá por ello incomoda en el seno de Moncloa que el foco no esté puesto en la dimensión histórica de la cita, que la tiene, sino en la situación que la misma ha creado en el Gobierno de coalición, con unos socios claramente anti-atlantistas, contrarios a formar parte de la delegación gubernamental.
Todavía a día de hoy no está claro si la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se dejará ver por el recinto ferial Ifema alguna de las dos jornadas que dura la cumbre, el 29 y el 30. Fuentes de Moncloa arguyen que "debe ir como miembro del Consejo de Seguridad Nacional", al igual que las otras dos vicepresidentas, Nadia Calviño y Teresa Rivera, además de los titulares de Presidencia, Asuntos Exteriores, Defensa, Interior, Justicia, Hacienda, Transportes, Ciencia, Industria y Sanidad.
La vicepresidenta "tendrá que estar institucionalmente donde deba estar"
En el entorno de Díaz aseguran no haber recibido ninguna de indicación de Moncloa o invitación al respecto, e ironizan con el hecho de que se trata de una cita "donde no tienen sentido los ministros de Trabajo". Ya en clave más seria, otro colaborador señala que, si bien "todavía no está cerrado", la vicepresidenta "tendrá que estar institucionalmente donde deba estar". Y añade: "No huye de lo que es (vicepresidenta), otra cosa es que le quieran colocar una zancadilla".
No aclara si la posible zancadilla puede tener origen en fuego amigo o no, sobre todo en un momento en que las relaciones en el seno de Unidas Podemos son extremadamente tensas, empeoradas por la destitución de Amanda Meyer, ya ex directora de gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, por haberse significado del lado de IU en la batalla por la candidatura andaluza.
Tampoco le conviene a Díaz aclarar o no su presencia en la cumbre de la OTAN antes de las elecciones autonómicas de Andalucía del 19-J. Se trata del territorio que acoge a la izquierda más identificada con el rechazo a la Alianza Atlántica y a la presencia de bases militares conjuntas con Estados Unidos. Es una especie de ADN distintivo de amplios sectores progresistas de esta Comunidad. De anunciar su asistencia, podría pasarle factura electoral a la coalición Por Andalucía.
La izquierda andaluza tiene un fuerte componente anti-atlantista y contra las bases estadounidenses
El Ministerio de Exteriores aclarará este jueves algunos de los aspectos de una cita de la que han desvelado pocas cosas salvo los dos contratos, aprobados por el Consejo de Ministros el pasado 26 de abril, para organizar la cumbre y proveer de material a las FSE que, según Podemos, se concedieron a dedo.
El titular de Exteriores, José Manuel Albares, dirige un seminario destinado a la prensa bajo el título "Cumbre de la OTAN: el futuro de la Alianza se define en Madrid" en la que se informará de los detalles del funcionamiento de la misma, la participación de tropas españolas en misiones internacionales, los objetivos que se pretenden alcanzar en este cónclave y la logística de un encuentro que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Broncano explota contra 'El Hormiguero' tras dejarle sin invitado
- 2 Sánchez estrecha lazos con China tras rechazar los aranceles al coche eléctrico
- 3 El inspector jefe de los 20 millones se reunía al lado de la Jefatura
- 4 El 'Aldamazo': El 'caso Koldo' coge vuelo y alcanza a Montero, Ribera y Cerdán
- 5 Cena de Delcy con sorpresa... y la sorpresa era Pedro Sánchez
- 6 La manta de la que puede tirar Aldama
- 7 Las catástrofes naturales encarecen más la cesta de la compra de los hogares con ingresos bajos
- 8 Dueño de un negocio ilegal y falso cónsul: así es Víctor de Aldama
- 9 Aldama, lavativa de la cárcel