Las elecciones presidenciales han sido de las más reñidas de la historia de Colombia. Gustavo Petro es el nuevo presidente y recibe un país con altos niveles de pobreza, desigualdad, un peso devaluado y grandes retos para la implementación de la paz.
Entre los dos candidatos que competían en la segunda vuelta, el izquierdista Gustavo Petro y el empresario Rodolfo Hernánez, hubo solo algo más de 700.000 votos (3,2%). Con más de 11 millones de votos, Gustavo Petro es hoy el nuevo presidente. Es algo histórico, ya que por primera vez Colombia tiene un presidente de izquierda y una mujer afro como vicepresidenta. Los dos han escrito un nuevo capítulo en la historia del país.
El presidente recibe hoy un país muy desgastado, muy polarizado y más violento que hace cuatro años. Petro, que tiene un mandato único de cuatro años, tiene grandes retos en lo social, en lo político y en lo económico, ya que recibe un país con altos niveles de pobreza y desigualdad, así como con un desempleo elevado, significativo déficit fiscal, alto endeudamiento y un peso debilitado.
En materia económica ha de contrarrestar la inflación, el desempleo, la informalidad de la economía que supera el 50%, controlar la deuda, mejorar la balanza comercial y todo con el dólar a 4.000 pesos"
En primer lugar, en materia económica, si bien acentuadas por la pandemia y la invasión rusa de Ucrania 2022, afronta desafíos tales como contrarrestar la elevada inflación (9,07%), el desempleo (11,2%), la alta informalidad de la economía que supera el 50%, morigerar un déficit fiscal que supera el 7%, controlar los niveles de deuda externa ya cercana al 50% del PIB, mejorar la balanza comercial hoy en déficit y todo ello con un dólar que bordea los 4.000 pesos.
Todo esto requiere un manejo inteligente y estratégico de las finanzas públicas con el fin de obtener recursos fiscales mediante una reforma tributaria para atender las necesidades sociales, comprometido con una reforma en salud y pensiones. Así mismo, incentivar las exportaciones, en las que el petróleo y sus derivados contribuyen en el 31,3%, y que deberán ser reemplazadas, según lo expresado en su campaña. Se debe parar su exploración, en concordancia con la política ambiental.
En segundo lugar, en materia de seguridad deberá diseñar nuevas estrategias para enfrentar a los grupos armados y las economías ilícitas que han desatado graves violaciones de los derechos humanos. Desde la firma del acuerdo de paz en 2016 hasta la fecha han asesinado a más de 680 líderes sociales, debiendo ser la defensa de la vida el eje principal para las políticas de seguridad.
Como se evidenció en el estallido social reciente, las confrontaciones de las fuerzas militares contra de la ciudadanía, exigiéndole grandes desafíos a la hora establecer los derechos humanos y la protección de la vida, como base de esta institucionalidad, así como devolver el carácter civil al cuerpo de la policía.
Desafortunadamente la violencia siempre ha tenido protagonista en la historia de Colombia, por esto Gustavo Petro deberá ratificar el desarrollo de la seguridad humana, basada en la igualdad, la protección del medio ambiente y de la vida, con el fin de fomentar la solución pacífica de los conflictos y bloquear los odios y los desarrollos de la guerra en la sociedad.
Una paz sin tintes políticos
En tercer lugar, en materia de paz y derechos humanos, Colombia tiene la oportunidad de demostrar el potencial de cambio que ofrece el Acuerdo de Paz firmado en la Habana. Durante los últimos cuatro años se obstaculizó la implementación de la paz, hubo retrocesos en términos de justicia, verdad y reconciliación y se naturalizó la violación a los derechos humanos.
Desde el nuevo gobierno, se debe entender que la paz no tiene tintes políticos y que con los acuerdos y la vía del dialogo, los colombianos tienen la oportunidad de construir un nuevo camino para fortalecer el verdadero Estado democrático de derecho, justo y defensor de los derechos humanos.
De las 578 disposiciones pactadas en el Acuerdo, se ha logrado completar el 30% que son 172 disposiciones, un 18% ha llegado a un nivel intermedio de implementación que son 106 disposiciones, un 37% se encuentra en un estado mínimo de implementación que son 211 disposiciones, y un 15% no ha iniciado su implementación que son 89 disposiciones. Por lo anterior, Petro tiene el gran compromiso de acelerar la implementación y abrir nuevos caminos de diálogos con otros grupos armados ilegales, tales como el ELN, para demostrar que el desarme y la reincorporación a la vida civil es una opción válida para quienes quieren la paz en Colombia.
Petro debe ser el primero en querer una relación cordial con EEUU y tenerlo como aliado en dos frentes: medio ambiente y lucha contra el narcotráfico
En cuarto lugar, en materia de relaciones exteriores deberá tener una perspectiva de cooperación para el desarrollo del país. Inicialmente, mencionó que va a restablecer y normalizar las relaciones con Nicolás Maduro para la tranquilidad de los habitantes de la frontera y en general para los dos países, al igual que con el gobierno cubano. Será indispensable entablar conversaciones sanas con Nicaragua con el fin de que el Caribe se convierta en una zona de cooperación internacional. Petro debe ser el primero en querer una relación cordial con Estados Unidos y tenerlo como aliado para dos frentes fundamentales, el medio ambiente y la lucha contra el narcotráfico.
Finalmente, gobernar para todos será uno de sus principales desafíos. Si bien Petro obtuvo la votación más alta de la historia, su contrincante obtuvo más de 10 millones de votos, población a quien el nuevo presidente también deberá llegar y representar.
Durante la campaña electoral se desataron muchos odios, agresiones y polarizaciones, no solo entre los candidatos, sino entre los mismos seguidores; por eso, consolidar la coalición y la capacidad de construir sobre la diferencia, será un reto fundamental, dejar de lado los odios heredados y construir una sociedad más pacífica que tenga la capacidad de escuchar al otro y realmente reforzar un discurso de unión, cooperación y paz. No podemos seguir creando enemigos por pensar diferente.
Daniela C. Castillo es politóloga colombiana.
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