A punto de cumplirse cuatro meses de invasión, y cuando las tropas rusas libran feroces combates en el Donbás, Ucrania despliega su guerra cultural. La Rada Suprema ha aprobado dos leyes que prohíben la importación de libros rusos y la emisión de música en una nueva muestra de la ruptura con el legado cultural de Moscú a raíz de la invasión.
La lucha por imponer la lengua ucraniana se materializa en la nueva ley aprobada el domingo en el Parlamento por la que se restringe la publicación y distribución de productos culturales impresos, en especial los libros, provenientes de Rusia, Bielorrusia y de los territorios ocupados como el Donbás o la península de Crimea. El único modo para que los escritores rusos puedan difundir sus obras en suelo ucraniano es que renuncien a su ciudadanía y adquieran la ucraniana.
La medida afectará a los ciudadanos que obtuvieron el pasaporte ruso después de 1991, con la caída de la Unión Soviética, y para importar libros en lengua rusa desde otros países se necesitará una licencia especial.
El otro texto aprobado veta la reproducción de canciones en medios de comunicación y en el transporte público, si sus autores están registrados en la Federación de Rusia. Solo podrán esquivar la restricción aquellos cantantes que hayan condenado públicamente la invasión, lo que les permitirá participar en giras y conciertos, una excepción que también se aplicará en radio y televisión mediante la creación de una lista con los nombres de artistas alejados de las políticas de "desnazificación" de Vladimir Putin.
Cuotas de contenido en ucraniano
Este último apartado sobre el contenido musical establece también un aumento de las obras en ucraniano, con cuotas mínimas de canciones que deberán representar el 40% del total de las emitidas en radio. En la misma línea, al menos el 75% de los contenidos informativos y de entretenimiento emitidos en dicho canal deberán emplear el idioma oficial.
Ambas están pendientes de ser firmadas en los próximos días por el presidente, Volodimir Zelenski, para su entrada en vigor. Está previsto que su aplicación dure hasta que se declare el fin de la guerra y los territorios ocupados hayan sido liberados.
Rusia siempre ha utilizado su poder blando cultural para facilitar sus planes de invasión
Para algunos miembros de la Rada, como Roman Hryshchuk, la medida llega tarde. "Estas leyes deberían haberse aprobado antes de la invasión a gran escala. En la actualidad, cualquier apoyo a los artistas comerciales o musicales rusos significa el apoyo a la guerra futura contra mi país", cuenta el diputado de Servidor del Pueblo, el partido de Zelenski, a El Independiente.
Hryshchuk defiende a capa y espada estos dos proyectos que a su juicio constituyen los "pasos correctos" para el futuro de la nación. "Rusia siempre ha utilizado el poder blando cultural para facilitar sus planes de invasión. Comienzan poblando su cultura, luego vienen los misiles rusos seguidos de soldados y crímenes de guerra", añade.
En la misma línea se expresa Iryna Minkovska, experta en educación y coautora de numerosas investigaciones para el Ministerio de Educación ucraniano, quien considera que la censura de las creaciones rusas ha llegado para quedarse porque se trata de un problema que viene de largo, solo que ahora se ha acentuado con la guerra.
En el este, los contenidos en ucraniano son discriminados y la propaganda es muy fuerte
"Ucrania ha sido discriminada durante años por el imperio ruso y esto tenía que cambiar. En la mayoría de las ciudades del este los habitantes son rusoparlantes y en esas regiones los contenidos en ucraniano son discriminados y la propaganda es muy fuerte, también en las escuelas. Por el contrario, las producciones cinematográficas, artísticas o literarias rusas no han sufrido discriminación nunca en nuestro país", cuenta Minkovska a este medio.
Además, la invasión ha hecho que muchos ucranianos rehúsen del ruso al considerarla la "lengua del invasor". "Rusia bombardea la mayor parte de las zonas donde se habla ruso, como Mariúpol o Járkov. La gente ya no quiere tener nombres rusos ni ver películas o leer libros en dicho idioma. Lo cierto es que Vladimir Putin ha conseguido unir a Ucrania mucho más que antiguos presidentes de este país", añade la investigadora.
El Parlamento ve en ambos textos, que salieron adelante con un amplio apoyo, una oportunidad para detener la desinformación y propaganda rusa sobre el terreno. Además, defiende que este tipo de medidas son necesarias para paliar las consecuencias de siglos de políticas destinadas a eliminar la identidad ucraniana.
"El establecimiento de estas prohibiciones minimizará los riesgos de una posible propaganda hostil a través de la música en Ucrania. También aumentará la cantidad de producto musical nacional en el espacio cultural", expresaba el domingo la Rada en su cuenta oficial de Telegram.
Estas dos leyes son necesarias y seguramente se queden cuando termine la guerra
Minkovska secunda este argumento y respalda el incremento de los contenidos en la lengua oficial. "El Parlamento ha escuchado qué es lo que quiere la ciudadanía. Estas dos leyes son útiles y necesarias y no creo que la retiren una vez acabe la guerra porque brindan la oportunidad a nuestros mercados de desarrollarse y volverse más modernos y europeos frente al gran negocio de las editoriales y productoras rusas en nuestro país, con lo que ello conlleva", explica.
El Ministerio de Cultura ucraniano también recibió con alegría el apoyo parlamentario a ambos textos. Su titular, Oleksandr Tkachenko, dijo estar "contento de dar la bienvenida" a las nuevas restricciones. “Las leyes están diseñadas para ayudar a los autores ucranianos a compartir contenido de calidad con la audiencia más amplia posible, que después de la invasión rusa no acepta ningún producto creativo ruso a nivel físico”.
Rusia elimina a Ucrania de los libros escolares
Desde el otro bando, la prohibición a las creaciones culturales rusas se ve como una forma de opresión para la gran cantidad de rusoparlantes que habitan el país vecino. Esta carrera por la "desrusificación" ya se dio en 2014 con la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia y el conflicto armado en el Donbás, pero ahora el problema adquiere otra dimensión tras la entrada de las tropas en febrero de este año.
Hace apenas un mes las autoridades proponían retirar más de 100 millones de libros de las bibliotecas ucranianas entre los que se encontraban clásicos universales en su encrucijada por acabar con el discurso del Kremlin a través de la literatura.
Moscú no se ha escondido a la hora de borrar a Ucrania de sus obras. En abril, su editorial educativa Prosveschenie, una de las más antiguas e importantes del país, recibió órdenes de mencionar lo menos posible a Ucrania en los libros escolares o directamente eliminar cualquier referencia. Las directrices vinieron acompañadas de amenazas de despido y el grupo se vio en la tesitura de reescribir a contrarreloj los libros de Historia.
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