Ya está casi a punto. A principios de enero comenzó el rodaje de Los pacientes del doctor García, la serie basada en la novela con la que Almudena Grandes ganó el Premio Nacional de Narrativa 2018 y que, a tenor de los expertos, es su libro más internacional. La serie --una coproducción de RTVE, Diagonal TV (Banijay Iberia) y DeAPlaneta, con la participación de Netflix-- ha sido rodada entre Segovia, Madrid y Guadalajara, y cuenta como director con Joan Noguera, responsable de Isabel y Mercado Central.
Como todos los admiradores de Almudena Grandes saben, Los pacientes del doctor García fue la cuarta entrega de la saga Episodios de una guerra interminable, compuesta por Inés y la alegría (2010), El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014) y La madre de Frankenstein (2017).
Un thriller de espías en la España de Franco
En ella, el doctor García Medina ha esquivado el paredón y sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa que le facilitó su mejor amigo, el diplomático republicano Manuel Arroyo Benítez, a quien salvó la vida en 1937 y quien vive ahora en el exilio. El doctor ahora vive con el nombre falso de Rafael Cuesta y trabaja en una empresa de transportes. Dadas las circunstancias históricas --el bando nacional ha ganado la guerra--, García cree que nunca más volverá a ver a Manuel Arroyo, pero en septiembre de 1946, Arroyo no sólo regresa, sino que lo hace con una misión secreta y muy peligrosa.
El diplomático tiene el objetivo de infiltrarse en una organización clandestina que ayuda a escapar a criminales de guerra y prófugos de la Alemania nazi. Una organización potente y muy eficiente que dirige una mujer española de origen alemán llamada Clara Stauffer. Para todos aquellos que disfruten con libros sobre la historia de aquel periodo, el nombre de Stauffer les resultará ya familiar: la tal Clara Stauffer, nazi y falangista, amiga del alma de Pilar Primo de Rivera, existió de verdad y, desde su lujoso piso en la calle Galileo del barrio de Argüelles, ayudó a escapar a decenas de prófugos nazis, sobre todo a fugitivos y desertores de la Wehrmacht, como el oficial de la Gestapo Walter Kutschman y el oficial Otto Skorzeny, uno de los máximos responsables del Holocausto en Polonia.
Para que no hubiese duda alguna de sus inclinaciones, la tal Stauffer tenía en su despacho fotos de Franco y de Primo de Rivera y también de Hitler y de Mussolini. En su piso almacenaba calzado y ropa para ofrecer un cambio rápido de identidad, y también pasaportes falsos, partidas de bautismo y contratos de trabajo con "compañías amigas". La suya fue, sin duda, la Ratline, la línea de ratas, más eficiente que existió en el continente. El nombre, por cierto, era como se denominaba a las rutas que permitían escapar a los nazis. Quien haya leído Odessa, de Frederick Forsyth, sabrá de qué estoy hablando.
De Madrid a la Argentina de Perón
Pero volvamos al libro: mientras el doctor García intenta ayudar a su amigo, otro español se cruza en su camino. Se trata de Adrián Gallardo Ortega, un antiguo boxeador profesional que fue voluntario de las SS, se alistó en la División Azul y llegó a presenciar la caída de Berlín. Ahora alguien intentará suplantar su identidad para poder huir a la Argentina de Perón.
En el libro de Almudena Grandes, los paisajes cambian tan vertiginosamente como las tramas: en un momento podemos estar en España y luego pasamos a Alemania o Inglaterra, Francia o la Rusia Soviética, Estados Unidos y Argentina. Todo un periplo para desvelar una trama de espionaje internacional que pretende dar fin a una de las redes más potentes de ocultación de criminales nazis en la España de los primeros días del franquismo. La historia comienza en el Madrid de 1936 y finaliza en 1976 y, por sus páginas desfilan personajes históricos como Pilar Primo de Ribera, Juan Negrín, Largo Caballero, Andreu Nin, el argentino León Degrelle, Eva Perón o Norman Bethune.
Una producción de altura
Llevar a la pantalla una novela de más de setecientas páginas y centenares de personajes no es desde luego sencillo y a José Luis Martín, encargado de adaptar el libro, la tarea no le ha resultado en absoluto sencilla. "El hecho de que sea una historia tan internacional lo hace más difícil, pero a la vez interesante; hemos intentado en todo momento ser lo más fieles posible a la novela y a las distintas épocas que engloba", ha reconocido.
La producción ha contado con 2.500 figurantes en 150 localizaciones distintas, como el Palacio de Riofrío, la Quinta del Pardo, el Fuerte de Guadalajara y algunos edificios de Madrid, como el Instituto Cervantes, el Casino Militar, el Palacio de Linares o el Parque del Retiro.
Al frente del reparto están Javier Rey (como Guillermo García), Ramar Novas (como el diplomático Manuel Arroyo) y Verónica Echegui (como Amparo Priego, la compañera de Guillermo García). Al primero lo vimos en Mentiras, al segundo en El desorden que dejas y la tercera ha aparecido recientemente en Intimidad.
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