Desde la aparición de los primeros siete casos en Reino Unido a mediados de mayo, la viruela del mono se ha extendido a 72 países y suma ya más de 14.533 casos confirmados hasta el 2o de julio. Esta enfermedad viral zoonótica que era endémica en la selva tropical de África Central y Occidental se ha convertido en un brote pandémico que no para de crecer y que ha sido declarada este sábado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una emergencia de salud pública de carácter preocupante a nivel internacional, el nivel de alerta más alto que recoge el Reglamento Sanitario Internacional.
En esta nueva alerta sanitaria, España se ha convertido en el país del mundo con más infecciones registradas, 3.125 hasta el 19 de julio. Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), le siguen Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Francia.
La rápida expansión de la enfermedad por todo el mundo ha sorprendido a los expertos, que esta semana debatían en la OMS por segunda vez si la viruela del mono debe convertirse en una "emergencia de salud pública de importancia internacional".
La revista Science calificaba la situación como "claramente una pandemia emergente". Quien fuera director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Daniel López-Acuña, explica a El Independiente que esta declaración "sería más un tema semántico o declarativo que un giro en la estrategia para contener el problema".
Para López-Acuña, "los brotes de viruela del mono son un problema de salud pública que hay que atajar, es importante plantear la alerta sanitaria ante su rápida expansión y extremar la vigilancia epidemiológica y reforzar la prevención y el control eficaces para cortar la transmisión, hay que ser transparente con relación al riesgo de contagio y no debemos estigmatizar a ningún colectivo que pueda haber sido más afectado".
Más allá de la denominación de la alerta, la curva de aumento de casos ha crecido al inicio del verano en países como España, por razones como "un aumento de contactos, quizás un mayor número de consultas y también porque no se está hablando mucho de la enfermedad y puede crearse en la sociedad sensación de que no hay un problema", explica el dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid Pablo Fernández, portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Quién se está contagiando de viruela del mono
A nivel internacional, la edad media de los contagiados es de 37 años. Hay que tener en cuenta que los mayores de 40 años están en general vacunados de viruela y tienen, por tanto, cierta protección frente a la enfermedad. Esta vacuna se dejó de inocular en 1980, cuando se erradicó la enfermedad tras registrarse el último caso en 1977.
El 98,8% son hombres y siete de cada 10 tienen entre 18 y 44 años. Los casos en niños siguen siendo absolutamente minoritarios. Solo el 0,7% de los casos con información de edad son menores de 18 y el 0,2% de menos de cinco años.
En los casos que había información sobre la orientación sexual de los infectados, el 98,1% eran hombres que practican sexo con hombres y la forma de transmisión era sexual en el 94% de los casos con información del modo de contagio.
La mayoría de los casos son leves y en los casos de los que se dispone de información, solo el 9,5% tuvo que ser hospitalizado y un 0,1% en cuidados intensivos, todo ello según los últimos datos de la OMS del 21 de julio.
Transmisión que requiere contacto estrecho
Como explica la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en una guía recién publicada sobre la viruela del mono, la enfermedad "se transmite a través del contacto cercano con piel infectada, fluidos corporales o gotitas respiratorias de una persona infectada con la que se mantienen relaciones sexuales o en otras situaciones de contacto físico prolongado y continuado. También por objetos contaminados".
Como explica el dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal acerca de los casos en España, "la mayoría se producen por contacto estrecho de carácter sexual. Hay algún caso secundario en convivientes pero son pocos los casos secundarios por esta razón. Tampoco se están viendo casos de contagio por transmisión aérea, que era algo que se temía".
Cómo se está comportando la enfermedad
La viruela del mono es una enfermedad en general leve y que además en este brote internacional "los casos están generando una enfermedad más leve que los casos descritos en África Occidental y apenas se generan ingresos hospitalarios", explican los epidemiólogos en su guía, "sin embargo, las lesiones en la piel y mucosas son muy molestas".
Por su experiencia durante estos dos meses, el dermatólogo afirma que la mayor parte de los casos "empieza de forma clásica, con malestar general y fiebre y a los dos o tres días aparecen las lesiones cutáneas". En cuanto a las manifestaciones en la piel, Fernández explica que hay dos patrones. "Uno que muestra lesiones muy localizadas especialmente en el área genital y otro que produce lesiones más dispersas por todo el cuerpo. Mientras que algunos pacientes pueden tener solo dos o tres lesiones, otros pueden tener 30 o 40". Los epidemiólogos subrayan en su guía que en el brote actual "los síntomas más característicos son el exantema con las lesiones cutáneas características en la región ano-genital o perineal, la fiebre y las adenopatías inguinales".
En cuanto a las lesiones, explica Fernández que son "muy características, semipústulas con centro necrótico que tiene aspecto como de ojo y un halo eritematosos". Hace unas semanas, un grupo de expertos de dermatología, medicina de familia, microbiología y pediatría elaboraron una guía para distinguir las lesiones.
Aunque estas lesiones no revisten gravedad, Fernández explica que en algunos casos y depende de la localización se pueden inflamar los ganglios y producir más molestias en zonas como la boca, el cuello o la zona perianal. "En los ingresos que ha habido, que han sido muy pocos, ha sido especialmente para vigilar este tipo de lesiones y controlar el dolor".
La enfermedad se incuba de cinco a 21 días y la persona es contagiosa durante todo el tiempo que permanecen las lesiones en la piel, que suele llegar a un máximo de 21 días. "Por ello se indican tres semanas de aislamiento, aunque si es un caso muy leve y a las dos semanas las lesiones han desaparecido por completo, se puede indicar vida normal".
¿Se están tomando las medidas necesarias?
Hasta ahora la indicación es el aislamiento y el rastreo de contactos estrechos. Pero lo cierto es que los casos siguen en aumento, especialmente en España. López - Acuña cree que en la actual estrategia está faltando "una buena pedagogía transparente, clara y desprejuiciada sobre lo que constituye una conducta de riesgo y sobre como prevenir la transmisión". Cree, además, que falta implementar la llamada vacunación en anillos, "tan pronto se identifican contactos estrechos para prevenir la aparición de la enfermedad".
Aunque no hay una vacuna específica para la viruela del mono, actualmente está autorizado el uso de una vacuna para la viruela (Invanex) que se administra en dos dosis separadas 28 días. En España, la Comisión de Salud Pública aprobó la vacunación de forma prioritaria en forma de "profilaxis post exposición", es decir, para personas que hayan mantenido contacto estrecho con infectados. Así se prioriza la administración a población infantil, embarazadas, personas inmunodeprimidas y personal sanitario y de laboratorio, en una única dosis lo antes posible después del contacto o hasta 14 días después.
Como en todas las vacunas, Invanex tiene asociados efectos adversos en una de cada 10 personas que incluyen cefaleas, náuseas, mialgia, astenia y reacción local en el sitio de la infección, que pasan en un plazo de siete días, según explica la guía de la SEE.
El reciente editorial de Science apunta a la vacunación como la más importante estrategia para permitir controlar esta alerta internacional, además de la realización de pruebas diagnóstico y "amplias campañas de educación dirigidas a las poblaciones de riesgo y que minimicen el estigma social". Los responsables de la prestigiosa revista recuerdan que esta enfermedad, por tener un reservorio animal (principalmente monos y roedores) "no puede ser erradicada". Por ello se muestran muy críticos al final de su texto: "A menos que el mundo desarrolle y ejecute un plan internacional para contener el brote actual, será otra enfermedad infecciosa emergente que lamentaremos no haber contenido".
En este sentido, López-Acuña cree que "no debe haber complacencia en la lucha contra la enfermedad pero no debemos caer en una situación ni de pánico ni de espiral de alarma". Las claves que este experto apunta para mantener la enfermedad son cuatro. "Una vigilancia epidemiológica intensificada, un diagnóstico precoz y aislamiento efectivo de casos, el rastreo de contactos estrechos y vacunación temprana de los mismos y las estrategias dirigidas a modificar comportamientos y actitudes en grupos de alto riesgo para impulsar conductas preventivas".
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