Las vacunas frente al Covid llegaron en tiempo récord. Apenas 10 meses desde que se iniciara la pandemia, millones de personas pudieron recibir las inyecciones de Pfizer, Astrazeneca o Moderna con un resultado incontestable, las muertes evitadas. Un reciente estudio publicado en The Lancet cifraba en 20 millones las vidas salvadas gracias a las vacunas en un año.
Sin embargo, la gran eficacia de las vacunas para frenar la enfermedad grave y la muerte no ha ido acompañada del freno a la transmisión. Por el contrario, el SARS-CoV2 ha evolucionado rápidamente y ha dado lugar a variantes cada vez más transmisibles. Un estudio (aún no revisado) de Sudáfrica evaluaba la última variante en imponerse, la subvariante de ómicron BA.5, y estimaba que cada persona contagia de media a 18. Con la variante original de Wuhan ese número era 3.
Una nueva situación que requiere una nueva estrategia, o así al menos lo plantea el último editorial de Science "Operación vacuna intranasal - velocidad del rayo para contrarrestar el Covid", que firman dos prestigiosos científicos, el genetista y cardiólogo Eric Topol y la inmunobióloga de la Universidad de Yale Akiko Iwasaki.
Los científicos afirman en su estudio que las nuevas variantes - BA.5 y ya ómicron se han considerado los virus conocidos más transmisibles - han provocado "un dramático descenso en la capacidad de las vacunas para bloquear las infecciones y la transmisión". Y por ello plantean como urgente la necesidad de "bloquear la cadena de transmisión" con el objetivo de prevenir las infecciones, lograr protección duradera contra la enfermedad grave y prevenir el Covid persistente. Y creen que es posible aspirar a ello con una vacuna intranasal.
La vacuna intranasal se diferencia de las actuales - administradas por una inyección intramuscular - en que se dirige directamente a las mucosas y genera inmunidad local en ellas. Con una inmunidad en mucosas, el virus se encuentra los anticuerpos en la entrada del organismo por lo que no podría llegar a infectar, lo que se conoce como inmunidad esterilizante. La profesora de la Universidad Internacional de La Rioja e investigadora inmunóloga, Carmen Álvarez Domínguez, explica que "es importante poder desarrollar vacunas que induzcan una potente inmunidad de mucosas porque se evitarían infecciones y disminuiría la transmisión, algo que tras este agotamiento pandémico y con la imposibilidad de las vacunas mRNA para lograr evitar la infección y la transmisión, sería importante conseguir a corto plazo si estamos pensando en inocular una cuarta dosis de recuerdo".
El editorial de Science se apoya en una investigación del año pasado en la que se confirmaba la dificultad de las vacunas de ARN para generar inmunidad en las mucosas, a través de la comparación de individuos vacunados, convalecientes y no vacunados. Así mismo, cita estudios en animales en los que se ha conseguido una buena protección en mucosas tras administrarles una vacuna o dosis de recuerdo por esa vía. Los investigadores subrayan la importancia de obtener este tipo de inmunidad cuando "la estrategia de persecución de las variantes" es más lenta que su evolución. "Las vacunas específicas contra el BA.5 que puedan estar disponibles a finales de 2022 probablemente estarán obsoletas para entonces, superadas por las nuevas variantes", afirma el editorial de Topol e Iwasaki, que creen que "el defecto de depender únicamente de las inyecciones intramusculares es que no proporcionan inmunidad a nivel de tejido en la mucosa. El único camino para lograrlo será a través de vacunas administradas por vía nasal u oral".
Los proyectos de vacuna intranasal
Ya desde el inicio de la investigación de vacunas contra el Covid se empezó a hablar de las vacunas intranasales. En España lo hizo el prestigioso virólogo del CSIC Luis Enjuanes, quien acumula décadas de experiencia en trabajo con coronavirus. El veterano virólogo e Isabel Solá dirigen un proyecto de este tipo en España que aspira a ser 100% esterilizante. Se basa en la tecnología de ARN pero de forma autoamplificada. En ella se utiliza no solo la proteína S (en la que se basan la mayoría de las vacunas actuales) sino todo el virus, lo que apunta a una inmunidad más completa.
Este proyecto del CSIC está en fase de experimentación en animales y acaba de pasar, como explica a El Independiente Luis Enjuanes, a una "fase de escalado y adaptación a las normas GMP [buenas prácticas de fabricación, por sus siglas en inglés] que se exigen para el momento de los ensayos clínicos". Enjuanes coincide - en entrevista con El Independiente - en la necesidad de que las vacunas esterilizantes sean administradas de forma intranasal "porque este virus es respiratorio y entran en la nariz, hay que dar inmunidad en mucosas respiratorias que es por donde entra el virus y esto no se da con los pinchazos intramusculares".
Más avanzadas que la del CSIC están 12 vacunas intranasales, ya en ensayos en humanos. De ellas, cuatro están en la última fase del ensayo. Son las basadas en vectores virales de Codagenix en EEUU, Bharat Biotech en India y la china Beijing Wantal Biological, además de la basada en una proteína recombinante de Razi Vaccine y Serum Research Institue de Irán. "De todas estas los resultados positivos liberados por Codagenix son prometedores y esta vacuna se incorporará a las que ya tiene la OMS en ensayos clínicos", explica Álvarez Domínguez, quien sin embargo subraya que "ninguna de ellas es posible que estén disponibles en otoño del 2022 cuando se deba administrar la cuarta dosis".
Estados Unidos tiene una única vacuna de administración intranasal aprobada, llamada Flumist, para la que los autores reconocen un éxito limitado, similar al de otras vacunas antigripales. Sin embargo subrayan las distancias entre ambas enfermedades infecciosas - las vacunas de la gripe tienen una eficacia muy inferior a las del Covid, al igual que los antivirales paxlovi y tamiflu -. "Son indicadores que apuntan a la mayor vulnerabilidad del SARS-CoV-2 tanto para la prevención de infecciones como para el éxito de la terapia si se actúa a tiempo", afirma el editorial.
El inmunólogo y portavoz de la Sociedad Española de Inmunología, Jorge Carrillo, afirma que otras evidencias apuntan a que la mejor inmunidad sería "la otorgada por una vacunación combinada, sistémica e intranasal". Carrillo cree que la vacuna intranasal "es una línea de investigación a abordar" pero se muestra cauto: "No es la panacea, hay que tener en cuenta que los individuos que se infectan de Covid generan inmunidad en las mucosas pero se vuelven a reinfectar. Es cierto que las vacunas se puede modificar el efecto pero creo que no hay que moderar las expectativas".
También apunta Carrillo que la perspectiva de aprobación de estas vacunas se diferencia de las intranasales en la falta de experiencia previa y que eso tiene consecuencias a nivel de desarrollo pero también de aprobación. "Es un desarrollo complejo, no hay experiencia como en las vacunas sistémicas y por ello las exigencias de seguridad de las agencias del medicamento serán también previsiblemente muy amplias".
La previsión a corto plazo no incluirá estas vacunas intranasales aunque España sí prevé inocular una nueva vacuna este otoño. Será la del laboratorio Hipra, la primera vacuna 100% española. Está basada en una proteína recombinante y los datos presentados esta misma semana por la compañía reflejan una mayor inmunidad generada a los seis meses así como menos reacciones adversas que las de ARN.
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