Las verbenas de toda España se han visto desbordadas este año tras dos veranos sufriendo los estragos de la pandemia. La asistencia de vecinos y forasteros a las fiestas populares ha sido en general masiva. Madrid ya se prepara para una semana en la que los madrileños que resisten el ferragosto en la ciudad se mezclan con los turistas para celebrar encadenadamente San Cayetano, San Lorenzo y, para terminar, la Virgen de la Paloma, la patrona no oficial de Madrid que encarna como ninguna otra la verbena madrileña.
Popularizada por la zarzuela del mismo nombre, esta pieza del género chico se representa cada agosto en la capital en distintos escenarios. La trama de amores y celos que desatan ‘una morena y una rubia, hijas del pueblo de Madrid’, siempre cuenta con gran afluencia de público. Cualquiera de esos espectadores bien podría pensar que en alguno de los cuadros de La Verbena de la Paloma se bailaría un chotis, el baile típico de Madrid, pero no lo esperen. Tampoco en la producción cinematográfica homónima dirigida por José Luis Sáenz de Heredia en 1963 se arrancan a girar agarraos en ninguno de sus números musicales; ni siquiera en el que protagonizan Concha Velasco, en el papel de Susana, y Vicente Parra, interpretando a Julián, bajo los acordes del chotis “Una morena y una rubia” que en esta película suena a ritmo de mambo.
No hay chotis hoy
Raquel Hinojosa, profesora de danza y fundadora de la primera escuela de chotis de Madrid, en conversación con El Independiente nos da su visión sobre el estado de la situación de este baile madrileño. «No está profesionalizado, ese es el mayor problema. La Federación de Grupos Tradicionales Madrileños agrupa a una serie de asociaciones castizas que a pesar de su buena voluntad, lo cierto es que se han quedado algo ancladas en el pasado.No ha habido renovación. Tampoco reciben unas subvenciones económicas significativas que les permitan promocionar la práctica del chotis desde un punto de vista académico. Todo se confía a la transmisión oral. No hay método profesional ni pautas y tampoco la ambición de reivindicar espacios propios con cierta entidad y en lugares neurálgicos», asegura Hinojosa.
La mencionada Federación de Grupos Tradicionales Madrileños, por su parte, se lamenta del poco caso que se les hace desde las distintas instituciones que deberían estar implicadas en este asunto. «Ya en 2017 solicitamos al organismo competente la declaración del chotis madrileño (su música, su baile o ambos) como Patrimonio Inmaterial de la Comunidad de Madrid. Siguiendo esa iniciativa, ese mismo año también remitimos solicitud, a través del registro de la Comunidad de Madrid, para que la Subdirección de Ordenación Académica incluyera como formación reglada cuatro horas de chotis madrileño en las aulas de los colegios de la Comunidad».
Una protección que no llega
Ninguna de estas solicitudes fue respondida. «Agradecemos, eso sí, la llamada de cortesía que recibimos el año pasado por parte de un técnico de la Dirección General de Patrimonio Cultural de Madrid que nos comunicó telefónicamente el inicio de los trámites para declarar las Fiestas de San Isidro Bien de Interés Cultural».
Efectivamente, la declaración de las Fiestas Patronales de San Isidro como Bien de Interés Cultural en la categoría de Hecho Cultural se otorgó en diciembre de 2021. La protección y puesta en valor «comprende las distintas manifestaciones de la creatividad de las personas y de los grupos sociales relacionados con la fiesta. Bailes y músicas de la fiesta: incluyen seguidillas, jotas, bailes boleros, chotis (con escasos organilleros hoy en día), pasodobles, valses, pericones, mazurcas, y otros bailes agarrados. Músicas y bailes propios, a veces de tradición oral, zarzuela, teatro de variedades y cuplé, pero también incorporados, asimilados o recién llegados a Madrid, que tienen lugar en distintos espacios: el escenario teatral, la verbena, la quermés, el baile de candil o los aledaños de la ermita de San Isidro», reza el texto de la disposición.
De momento este reconocimiento no se ha notado en el ámbito del chotis. Raquel Hinojosa recuerda que «este año en la Pradera de San Isidro la Federación apenas contaba con un pequeño espacio que no debía suponer ni el 1% de los escenarios del recinto. Eso sí, todos los políticos allí congregados iban ataviados con sus parpusas y chalecos ellos, y sus vestidos de chulapa ellas, y en toda la cartelería aparecía una pareja bailando. Es decir, a todos les interesa la simbología del traje y del chotis pero a la hora de promocionar el baile nadie se involucra».
Faltan 'nuevas vocaciones'
Esto es algo que no ocurre en otras comunidades autónomas. En los demás territorios «se han preocupado por prestigiar los bailes regionales y abordarlos desde el academicismo. Curiosamente esto, en parte, es una herencia del grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina. En algunas de estas comunidades son los jóvenes los primeros que se lanzan a bailar una jota, una sardana, una muñeira… Aquí en Madrid eso hoy en día es impensable. Hay cierto rechazo por parte de la gente joven y eso es porque ni se apoya ni se promociona» concluye Hinojosa.
La escasez de jóvenes interesados en el chotis es una de las preocupaciones de todos los que tratan de preservar el baile
Esta falta de nuevas vocaciones también es una de las preocupaciones de la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños. Por su parte, hacen lo que pueden e invitan a todo aquel interesado en captar las primeras nociones del baile a acercarse a cualquiera de las agrupaciones asociadas, todas ellas sin ánimo de lucro. Sólo dos de ellas disponen de sede social: la Asociación Castiza Los Chulapos del Puente de Vallecas, en Vallecas, y la Agrupación de Madrileños y Amigos Los Castizos en Lavapiés. Allí desarrollan distintas actividades, entre otras la práctica del chotis, para sus asociados y aquellos que quieran interesarse por la historia y costumbres de Madrid. Pero reconocen que las clases no las imparten docentes reglados sino aficionados que han aprendido fijándose en los más avezados. Y practicando mucho porque, apuntan, «aunque lo pueda parecer no es un baile fácil».
También en eso coincide la profesora de danza Raquel Hinojosa. Insiste en la conveniencia de empezar a practicar este baile a edades tempranas. Y se extraña de que, a pesar de que hace ya muchos años que los niños de primaria, coincidiendo con las Fiestas de San Isidro, vayan vestidos (que no disfrazados) de chulapos en los colegios de Madrid, no se impartan talleres o incluso clases extraescolares de chotis para esas edades. Mientras, es habitual ver ofertadas clases de sevillanas, salsa, bollywood y otras muchas danzas o estilos.
Chulas pero no tanto
Existe la creencia de que el chotis es el único baile de pareja en el que manda la mujer, pero Raquel Hinojosa lo aclara: «Como en cualquier baile de salón el que lidera el movimiento es el hombre; la particularidad del chotis es que se basa en un movimiento de rotación en rotación en lugar de traslación, y al ser el hombre el que permanece estático da la impresión de que no hace nada pero las directrices las marca él». Sin embargo, Hinojosa no cree que esta falta de apoyo institucional puede tener que ver con algún tipo de política de género o freno al machismo que de alguna manera encarna la chulapería. «Tiene que ver con un desinterés absoluto por el chotis, nada más».
Existe la falsa creencia de que en el chotis la que manda es la mujer
También precisa que «para bailar chotis no hay que ser muy chulo, pero lo cierto es que el baile te lo pide y acabas metiéndote en el papel. Hay una técnica, unos pasos, un ritmo… Pero cuando ya dominas todo eso aparece la chulapería y lo que hay que tener. Eso es bueno, no hay que confundirlo con una actitud vital sino con la parte de representación que implica el baile».
Reconocimiento y soluciones
«Ninguna danza regional puede depender únicamente de la iniciativa privada», señala Hinojosa. «Tiene que contar con subvenciones y hay que pagar a profesionales de la danza, coreógrafos y docentes para que el baile pueda pervivir y calar en las nuevas generaciones». Y «una escuela pública del Ayuntamiento en un sitio emblemático», reclama.
Por su parte, la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños aspira a que sus demandas sean atendidas para que el chotis, tanto el baile como la composición musical, sea reconocido y protegido y que de esa manera las generaciones venideras puedan disfrutarlo como parte de su época y no como un vestigio de algo ya desaparecido.
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