El mes de junio comenzó con una consecuencia tardía pero contundente al giro copernicano del Gobierno español en el contencioso del Sáhara Occidental. Argelia optó entonces por cerrar el grifo al comercio prohibiendo expresamente las transacciones bancarias de comercio exterior de productos y servicios con origen y destino en España. Y el bloqueo continúa inalterable, cuando precisamente se cumplen este miércoles setenta días de la entrada en vigor del veto.
"Todo está cerrado", responde gráficamente a El Independiente Moncef Bouderba, presidente de la asociación de ceramistas argelinos. El gremio cerámico es uno de los más afectados por el rifirrafe político que ha reducido al mínimo nivel los lazos diplomáticos entre España y Argelia, tras la suspensión del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación suscrito entre ambos países hace dos décadas.
La respuesta es idéntica al otro lado del Mediterráneo. Los principales damnificados del portazo argelino se hallan en el Levante español y se cuentan por decenas entre los fabricantes de productos y maquinaria cerámicos. A pesar de sus gestiones con los gobiernos estatal y autonómico, la parálisis es total. "Desde el inicio de este conflicto venimos reclamando soluciones a las autoridades regionales y nacionales. Se trata de un asunto diplomático, que no comprendemos cómo aún no ha sido solucionado", reconoce a este diario Manuel Breva, secretario general de ANFFECC, la asociación empresarial que reúne a los productores españoles de fritas, esmaltes y colores cerámicos.
El ministerio de Exteriores español desea tener las mejores relaciones posibles con el gobierno de Argelia
Fuentes del ministerio de Asuntos Exteriores español consultadas por este diario reconocen que el bloqueo persiste e invocan el mismo argumentario que reiteradamente ha expresado en público su titular, José Manuel Albares, desde que en marzo al apoyo español a las tesis marroquíes enfureciera al régimen argelino. "Este ministerio desea tener las mejores relaciones posibles con el gobierno de Argelia, al igual que tenemos con nuestros vecinos, basadas en el respeto mutuo, la no injerencia… y que prime la amistad entre los pueblos español y argelino", replican a este diario. Desde marzo Albares ha sido muy cuestionado internamente pero goza del respaldo del presidente del Gobierno.
En estos dos meses se ha producido falsos avances. A finales de julio hubo un amago que se vendió rápidamente como el esperado restablecimiento del flujo comercial entre Argel y Madrid. El 28 de julio la Asociación de Bancos y Entidades Financieras de Argelia (Abef), la entidad vinculada al ministerio de Finanzas que había impuesto el veto, notificó en una circular a los bancos argelinos el levantamiento del bloqueo. Sin embargo, dos días después, la decisión fue desautorizada públicamente por la agencia de prensa estatal argelina, que negó cualquier "marcha atrás" de Argel en esta materia. Según la nota, la Abef no era competente para adoptar decisiones "relativas a asuntos financieros y comerciales que comprometen al Estado".
Negociaciones infructuosas
Y la situación permanece en idénticos términos cuando el parón supera ya los dos meses y una semana de vigencia. A juicio del presidente del Círculo de Comercio e Industria Argelino-Español (CCIAE), Djamel Eddine Bouabdellah, la instrucción anunciada a finales del mes pasado sufrió "un cambio de última hora". "La asociación argelina de bancos recibió la instrucción de desbloquear la situación, pero después hubo un cambio estratégico", explica. En el lapso de dos días, se permitieron algunas domiciliaciones y "se bloqueó a nivel de aduanas". "Yo creo que estamos ahora ante un segundo bloqueo", precisa.
Desde entonces, fuentes de ambas orillas reconocen que se están produciendo negociaciones para desencallar la coyuntura. Se han registrado, además, desplazamientos discretos en busca de un entendimiento complicado por la pérdida de confianza de Argel en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que se acusa de haber consumado una traición con el cambio histórico de posición en el Sáhara Occidental tras 47 años de política de Estado consensuada. Argel, entretanto, guarda silencio. En junio la consigna fue que los españoles resolvieran internamente el atolladero. Argelia se emplazó a reconducir los lazos con un nuevo Gobierno confiando en que la coalición, ya maltrecha, no sea capaz de solventar sus evidentes diferencias y acabe colapsando.
Empresarios españoles y argelinos llevan semanas tratando de tender puentes, conscientes de las serias repercusiones que está causando el embrollo. Sin éxito, de momento. Las pérdidas económicas comienzan a acumularse, sin horizonte de solución. "En estos momentos llevamos ya en torno a 30 millones de euros en pérdidas y nuestros clientes argelinos necesitan la mercancía con urgencia para poder continuar su producción con normalidad", admite Breva. "Confiamos en que las autoridades argelinas sean conscientes del perjuicio que se está creando también para su economía y levanten el bloqueo lo antes posible", añade.
Números rojos
La previsiones de números rojos son aún más abultadas en el lado argelino. Según el círculo hispano-argelino, se han producido ya pérdidas por valor de 650 millones de euros. Una estimación en base a los 2.700 millones de exportaciones desde España que se contabilizaron el año pasado y las informaciones actualizadas de los últimos trimestres. "En Argelia también estamos sufriendo porque sectores como el cerámico, la alimentación, el papel, los productos químicos o el plástico están parados y también nos enfrentamos a la inflación", alega Eddine Bouabdellah, que advierte del riesgo de desabastecimiento.
En Argelia también estamos sufriendo porque sectores como el cerámico, la alimentación, el papel, los productos químicos o el plástico están parados
"Existen unas reservas pero obviamente el stock se ha acabado y ahora estamos ante una situación muy difícil. Podemos resistir hasta finales de agosto. La buena noticia es que el Gobierno argelino está al tanto de este problema y se le ha hecho llegar esta evaluación", arguye el máximo responsable del círculo que integra más de un centenar de empresas argelinas y españolas. El bloqueo, alerta, podría conllevar también despidos de personal y paralización de fábricas en suelo argelino. También se deja sentir ya en el sector alimentario, donde el precio del pollo -el 60 por ciento procede de granjas españolas- se ha incrementado un 50 por ciento.
Desde la Asebec, la asociación que reúne a los fabricantes de maquinaria cerámica de España, se asume que la decisión fugaz de finales de julio buscaba "ponerse al día y cerrar de nuevo". "Todo el mundo esperaba un cambio porque todo esto no tiene sentido, pero sigue bloqueado", responde la entidad en declaraciones a este diario.
La amenaza italiana
La Asebec no dispone de cifras de las pérdidas pero sí reconoce que los servicios de instalación, mantenimiento y reparación de maquinaria que se está efectuando, con el envío incluido de técnicos españoles, no se están pudiendo cobrar. Se realizan con la esperanza de que en el futuro próximo la medida argelina sea revertida y el dinero fluya desde la orilla argelina. Entre los empresarios que llevan años cuidando sus relaciones con Argelia, cunde además el temor de que Italia pueda aprovecharse de la coyuntura. El primer ministro italiano en funciones, Mario Draghi, realizó a mediados de julio un viaje a Argel y desde hace meses ha firmado con éxito importantes acuerdos empresariales.
"Teníamos un mercado muy bueno, en nuestro caso, centrado en la maquinaría destinada a la industria cerámica. Es un sector similar al que tienen los italianos y vemos con preocupación que los italianos puedan sustituirnos", subrayan desde la Asebec.
El único producto que ha quedado al margen de este bloqueo es precisamente el gas, aunque el peso del argelino en el suministro español se ha reducido sensiblemente. A lo largo de 2022 se ha vendido la mitad del gas suministrado el año pasado, según datos de la cámara de comercio. "Nos encontramos en torno a los 1.300 millones de exportaciones de hidrocarburos de Argelia hacia España", apunta. El pasado junio, Argelia era el tercer proveedor de gas de España con el 21,6% de cuota, por detrás de Estados Unidos (29,6%) y Rusia (24,4%), en una coyuntura europea marcada por la invasión rusa de Ucrania y el intento a contrarreloj de eliminar la dependencia energética con Moscú.
Al auxilio europeo
Desde el cuartel general de la diplomacia española se insiste en que, "si bien el comercio no es una competencia propiamente de este ministerio", se hallan "pendientes de la evolución de los flujos financieros y comerciales". "Nuestras relaciones deben desarrollarse en el marco del Acuerdo de Asociación UE-Argelia", deslizan. La interrupción unilateral del comercio por parte de Argel provocó la repentina visita de Albares a Bruselas, con la acusación española de que el país árabe estaba vulnerando los acuerdos a nivel europeo.
En la capital comunitaria el ministro se reunió con el alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis. Algunos correligionarios del ministerio de Exteriores español afearon entonces el movimiento de Albares y lo consideraron un gesto de debilidad similar a la carta enviada por Pedro Sánchez al rey marroquí Mohamed VI, en la que se reconocía el controvertido plan de autonomía para el Sáhara como "la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa".
Los datos de las aduanas argelinas sitúan a España como quinto proveedor de Argelia en 2020, por detrás de China, Francia, Italia y Alemania. Al mismo tiempo, España se sitúa como tercer cliente de Argelia en el mismo año, superado solo por Italia y Francia. Estos datos convertían a España en "un socio preferencial del país africano", según Moncloa. Unas cifras desbaratadas ahora por el polémico apoyo a los postulados de Rabat y las duras represalias argelinas.
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