Entraron en la sala juntos. Riéndose. Ignorando el choque que han tenido sus compañías. “Somos amigos desde hace muchísimo tiempo”, dice el consejero delegado de NH Hotel Group, Ramón Aragonés, refiriéndose a su homólogo en el Grupo Barceló, Raúl González. “Ni él ni yo somos responsables de lo que ha pasado. Nosotros somos ejecutivos y estamos a las órdenes de los accionistas”.
El consejo de administración de NH dio la semana pasada un portazo rotundo, e incluso brusco en las formas, a la propuesta de fusión presentada por Barceló. La compañía mallorquina proponía unir las dos compañías para crear el mayor grupo hotelero español. Pero los accionistas de NH la rechazaron con frialdad porque no les gustó ni la valoración de NH ni que no contemplara ningún pago en efectivo (se trataba de un canje de acciones que haría que Barceló controlara el 60% del grupo resultante).
Ambos ejecutivos participaban mano a mano en la misma mesa redonda del IV Foro de Innovación Turística, organizado por Hotusa. Y ambos al unísono defendieron la necesidad de un proceso de concentración en el sector hotelero, de que haya una nueva oleada de fusiones para ganar tamaño y ser más competitivos, de ganar un tamaño en un sector fuertemente atomizado. Fusiones sí, pero…
“Creo firmemente en la necesidad de concentración del sector”, subraya Ramón Aragonés. “Pero deben ser operaciones que encajen a los accionistas, que son los que se juegan el dinero”. Y la de Barceló no encajaba, porque no reconocía el verdadero valor de la cadena.
“NH lo está haciendo muy bien. Y por eso seguirá habiendo gente interesada en hablar con nostros o en intentar comprarnos”, sentencia el consejero delegado. Desde NH se reconoce que ha habido otros acercamientos de inversores con propuestas de fusión o de adquisición del grupo. “Nos halaga”.
Tras las calabazas, Barceló trata de transmitir que no hay vuelta de hoja, que el no de NH fue tan rotundo que es imposible de recomponer la operación con una nueva oferta. “Propusimos un matrimonio con una dote generosa, pero parece que no era suficiente”, explica Raúl González. “No se quieren casar. Qué le vamos a hacer”.
“Era una operación buena para ellos y para nosotros, y para el país. No pudo ser. Habrá que buscar otras alternativas de crecimiento”, sostiene el CEO de Barceló Hoteles. Y es que desde el grupo de la familia mallorquín se buscan otras operaciones para crecer con fuerza y con rapidez, aprovechando la enorme capacidad de financiación de la compañía. “Algo tenemos que hacer con el dinero”, indican fuentes de la compañía.
Barceló va más que sobrado de capacidad de financiación para crecer con compras. La compañía se ha autoimpuesto el corsé de mantener su endeudamiento en una ratio de entre dos y tres veces su ebitda (resultado bruto de explotación). Barceló prevé cerrar 2018 superando con holgura los 400 millones de euros de ebitda y, también, habiendo reducido prácticamente a cero su endeudamiento neto.
Así que el grupo cuenta con una capacidad de financiación de más de 1.200 millones de euros para afrontar oportunidades de compra en el sector para impulsar su crecimiento. Y el grupo se muestra dispuesto a aprovechar esta situación tras el portazo de NH.
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