El asalto a la subdelegación de Falange de Cuatro Caminos de Madrid, en febrero de 1945, tres meses antes del final de la II Segunda Guerra Mundial, no figuraba en ninguna historia del Partido Comunista ni del maquis ni del franquismo hasta que el escritor y editor español, Andrés García Trapiello (Manzanedo de Torío, 1953), investigó y escribió sobre este hecho en 2001, después del descubrimiento casual, "en medio de un revoltijo de papeles viejos, dosieres y periódicos polvorientos", del expediente policial "impecable" de los once enjuiciados por el asalto. Entonces bajo el título Madrid, Premio de los Libreros de Madrid 2020, la obra relataba cómo la acción, llevada a cabo por la guerrilla comunista de la capital, produjo la muerte de dos falangistas y el robo de su documentación y dos pistolas, y sirvió de propaganda ante los países occidentales "a la vez que reforzó y reafirmó la cohesión interna en torno a Franco".
Pero a ese libro "le faltaba la mitad, aunque eso se debió no solo a mi impaciencia por dar a conocer la otra mitad, sino a algunos imponderables", explica el autor en palabras para El Independiente, que publica ahora Madrid, 1945 (Ediciones Destino), "el final esperanzador". "Si en la primera versión terminaba con siete de sus protagonistas 'en el piquete', en esta algunos logran la libertad y escapar de la muerte. Antes Juan Casín, Vitini o Merche, eran las figuras con más resalte; hoy los oscurecen José Manzanares y Carmen Montero. Cuando se publicó este libro en 2001, las fuentes documentales eran las que eran. Desde entonces he investigado y estudiado mucho, y conocido a un ritmo inverso al de la desaparición de los últimos testigos directos de los hechos que se narran. Los procesos nuevos y los Informes de camaradas me han obligado a reescribir en buena parte el libro y a añadirle unos cuantos capítulos e infinidad de detalles exactos".
"Hice lo correcto resistiéndome a convertir Madrid en una novela. De haber hecho caso a las sirenas que me aconsejaban, no habría podido continuar esta historia, completarla. Porque las novelas tienen un final, pero la vida no. Ni Cervantes ni Galdós se hubieran atrevido a llevar tan lejos el azar y la misericordia. Para mí era muy importante no devaluar los hechos con los artificios de la ficción. Era importante que se supiese lo que pasó, no rebajar la credibilidad del relato ni un gramo", explica Trapiello.
Así, a medio camino entre la novela y el libro de historia, Trapiello vuelve al núcleo de La noche de los Cuatro Caminos con el pretexto de los pistoleros y sus víctimas de la calle Ávila, las torturas de la policía, la saña de unos jueces inicuos o el terror del PCE contra algunos de sus camaradas, aunque sumergido en nuevas tramas, como el apoyo de las más viejas democracias del mundo, Inglaterra y Estados Unidos, a los guerrilleros comunistas españoles frente a Franco mientras duró la guerra mundial y a Franco, cuando esta terminó; o poniendo el foco en la "mano misteriosa" que el 7 de febrero de 1946 liberó a cuatro personas conectadas a la Casa America que habían sido detenidas en diciembre del año anterior. "La embajada de Estados Unidos en España alentó y protegió a los guerrilleros del PCE a través de la Casa Americana de la calle Don Ramón de la Cruz. Una mano misteriosa abrió la celda de los allí detenidos, que lograron llegar hasta México".
"La sospecha que tuve desde el principio de que algunos de los personajes de esta historia pudieran ser confidentes de la policía ha sido sustituida por la razonable y razonada certeza de que trabajaban, al mismo tiempo y de espaldas al comité central, para el servicio secreto americano, buscando en los americanos una protección personal que el partido no iba a proporcionarles", señala el autor.
Pero hay algo aún más significativo en este nuevo relato. Una cuestión que el propio Trapiello califica de "irresoluble". "¿Qué hacemos con la guerrilla, según la ley de memoria democrática? Las implicaciones son tan cercanas. Cuando José Luis Cuerda quiso hacer una película de mi libro anterior, el tema de la memoria democrática era siniestro, triste, ahora es de una actualidad enorme", comenta, subrayando que ahora "da para una serie de Netflix". El autor se pregunta en el libro: "Si el movimiento guerrillero, el maquis, son luchadores por la libertad y la democracia, según eso, los dos asesinados de Cuatro Caminos serían muertes justas; pero si no es así, los nombres de los siete que participan en Cuatro Caminos no deberían haber estado en el memorial presentado por Manuela Carmena con 3.000 nombres propios de víctimas del franquismo, reconocidos como luchadores por la libertad y la democracia, tal y como dice la ley aprobada por Pedro Sánchez".
Trapiello pone además sobre la mesa el conflicto de la memoria en paralelo a que la historia de nuestro país tenga "tantísimos vacíos". "Vivir con la verdad es muy difícil. En España, que haya tantos vacíos en la historia, lo debemos a que preferimos quedarnos con la simplicidad que la complejidad, con el blanco o el negro, sin detenernos en los grises. Al final este es el relato de una lucha a vida o muerte entre franquistas y comunistas en un Madrid sórdido para unos, esperanzado para otros y difícil para casi todos. Ochenta años después seguimos sin resolver claramente el asunto. La tragedia de 1936 no había terminado en 1945. Por eso es tragedia, porque es irresoluble", sostiene el escritor, que, lejos de intentar resolver el dilema o tomar partido, presenta los hechos para que el lector "saque sus conclusiones" y "deduzca la injusticia o no de los hechos".
Tras años de investigación, Andrés Trapiello logró comprar la carpeta guardaba el expediente policial. Ahora el autor quiere donarlo al archivo público de la Comunidad de Madrid, para que seamos todos los que respondamos a sus preguntas: "¿Estuvo legitimado el maquis? ¿Fue moralmente acertado sacrificar a hombres mal pertrechados y sin posibilidad de ganar? ¿Lo fue asesinar a personas sin ninguna significación política? ¿Fue, como creen algunos, una lucha legítima pero desacertada, o como creen otros, necesaria y legítima, o, en fin, ni legítima ni acertada?".
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