La aparición de una enfermedad de transmisión sexual en un control ginecológico destapó en Cangas (Pontevedra) los supuestos abusos sexuales de un hombre hacia una joven con discapacidad intelectual, unos hechos que ha juzgado este jueves la Audiencia Provincial de Pontevedra.
El caso ha quedado visto para sentencia tras la declaración del acusado, la víctima --a puerta cerrada--, los testigos y los peritos. La Fiscalía pide para el hombre 25 años de cárcel, una orden de alejamiento de la víctima y que se le prohíba acudir a eventos o acontecimientos públicos destinados a menores de edad, entre otras penas. Además, se solicita que el acusado pague 25.000 euros por daños morales.
Concretamente, la Fiscalía considera al acusado "autor responsable" de dos delitos de abuso sexual con acceso carnal sobre persona con discapacidad y un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal sobre persona con discapacidad.
El acusado es el padre del novio de la víctima. Ambos chicos padecen un trastorno de espectro autista y se conocieron en un centro que atiende a personas con discapacidad intelectual.
Él dice desconocer la discapacidad
Sin embargo, durante la vista, el acusado, que se declaró inocente, ha asegurado desconocer que su hijo y la joven tuviesen algún tipo de discapacidad, alegando que se enteró a raíz de la denuncia. Además, ha sostenido ante el tribunal que la joven le denunció porque "está encubriendo algo o a alguien, por cariño o porque no quiere hacerle daño".
El hombre ha dicho que es marinero y que, de domingo a viernes, trabaja en un barco que faena en el mar Cantábrico. Ha añadido que en los últimos diez años vive junto a su pareja, quien durante el juicio dijo no haber visto nada relacionado con los hechos que imputan a su compañero.
A continuación ha declarado la víctima, a puerta cerrada, repitiendo la misma versión de los hechos que durante estos años ha dado ante la Guardia Civil, el juzgado de instrucción, las psicólogas del centro donde estudia y las del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga).
Un relato coherente
Según ha señalado el fiscal jefe, Juan Carlos Aladro, el relato de la víctima es "coherente, lógico, sólido y bastante preciso", por lo que ha concluido que existe "prueba bastante para que no haya la menor duda en favor del reo".
El fiscal considera probado que, entre los años 2015 y 2019, el acusado "conocedor del trastorno" que padecía la chica, la "manipuló" para mantener relaciones sexuales con ella con el pretexto de que iba a "enseñarle". Los abusos se producían durante los fines de semana, cuando la joven acudía a casa de su novio.
Según las forenses del Imelga, la víctima tiene un retraso mental moderado y un trastorno generalizado del desarrollo que limita de forma grave sus capacidades intelectivas y volitivas ante una relación sexual no deseada. "Capacidad para determinarse sexualmente sí que tiene, pero no para comprender sus consecuencias de facto", ha explicado una de las psicólogas.
Además, estas profesionales concluyeron en su informe que no observaron en la víctima una motivación secundaria por el hecho de denunciar al padre de su pareja, ni razón externa o de venganza.
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