Marzo de 2020. Cuando apenas había iniciado la promoción del quinto libro de la saga, La madre de Frankenstein, Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) se sumergió de nuevo en lo que más le gustaba hacer: escribir. Sobre qué no estaba previsto, pero entonces empezaron los aplausos a los sanitarios, las mascarillas, los ingresos y las víctimas, y el confinamiento estricto que obligó a una vida tras el cristal. "Estaba reflexionando sobre lo curioso que era que la primera semana (del estado de alarma) estuviese angustiadísima por no saber de mis hijos a todas horas y que de repente un día no hablara con ello y estuviera bien, y me dije -es increíble como nos acostumbramos a todo. Me imaginé a una mujer de mi edad y qué pasaría si no pudiese ver a sus hijos durante largos períodos de confinamientos. De ese hilo nace esta novela", decía.
La mujer es Mónica Hernández y la novela llega este martes a las librerías de la mano de la editorial Tusquets bajo el título Todo va a mejorar (Tusquets Editores), como una distopía de "anticipación política" localizada en la España de 2040, y de personajes buenos, resistentes e idealistas que se enfrentan a varias pandemias, un apagón absoluto de Internet y la destrucción de las instituciones democráticas. "En Los Episodios, Almudena quiso analizar el pasado para entender el presente. En esta novela ha hecho lo contrario porque también conviene imaginar el futuro para entender los problemas del presente. Y ella quiso imaginar qué podía suceder en un país como España en el que nos hubiera sorprendido una pandemia", ha señalado su viudo y el también escritor, Luis García Montero, durante la presentación de la novela este lunes en la Biblioteca Nacional.
Conviene imaginar el futuro para entender los problemas del presente"
luis garcía montero
Así, la autora, que falleció en noviembre del año pasado, sitúa en sus líneas a España en un futuro próximo donde un nuevo partido político llamado Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya! arrasa en las elecciones. Su victoria transforma al país en una dictadura ultracapitalista dirigida en la sombra por un empresario de éxito que propugna que el Consejo de Ministros funcione como un consejo de administración. "Es una novela coral de anticipación política que contiene el retrato colectivo de Los besos en el pan y la intriga de los resistentes de los Episodios de una Guerra Interminable. La novela surge de esa desesperación que le daba a Almudena cuando escuchaba eso de que el país se arreglaría con un empresario de éxito. Ella lo lleva al papel y esa situación conduce a una dictadura insoportable".
En la novela, Grandes articula dinámicas que como ha advertido García Montero, "son problemas del mundo hoy". Como por ejemplo, "los confinamientos que pueden desembocar en dictaduras en otros países del mundo, la gente que entiende la libertad como 'sálvese quien pueda' lo use para hacer negocios sin escrúpulos o el desprestigio de la política. Es una degradación de la democracia y una galería inolvidable de personajes, que van contando su experiencia de adaptación a un país que ha sufrido fuertes sacudidas y en el que no quieren resignarse".
Por un lado, la autora recoge una tentación populista de cargarse las instituciones y a los políticos, y por el otro, sus líneas también sirven "de llamada de atención a esas instituciones para recordar que, si se apartan de la gente, pueden ser derribadas en cualquier momento", explica por su parte el editor de Tusquets y de las novelas de Almudena Grandes, Juan Cerezo en la presentación, que también ha contado con la presencia de la actriz Aitana Sánchez Gijón, la directora de la BNE, Ana Santos Aramburu, el periodista Jesús Maraña y Elisa, la hija de Almudena Grandes.
Almudena no escribió el último capítulo: "Le faltaron fuerzas"
Dieciocho días después de la aprobación del estado de alarma, la escritora madrileña comenzó a tomar notas para escribir este proyecto. Sin embargo, no fue hasta el 7 de mayo, coincidiendo con el día de su sesenta cumpleaños, cuando Almudena Grandes escribió la primera línea. Cuatro meses después le diagnosticaron el cáncer que acabaría con su vida, lo que supuso un punto de inflexión para el desarrollo de la novela. "Fue la tabla que le sirvió para aferrarse a la vida, para mantener la disciplina de la enfermedad y del tratamiento. Almudena se agarró a la novela porque era una forma de agarrarse a la vida".
Almudena se agarró a la novela porque era una forma de agarrarse a la vida"
luis garcía montero
Semanas antes de su fallecimiento, y "ante la certeza de que la muerte era una realidad", la escritora dejó de escribir y pidió a García Montero que lo hiciera por ella. "Le faltaron fuerzas para emprender el último capítulo planeado, La Transición. Durante sus tres últimas semanas de vida, cuando la muerte se convirtió en una realidad, me explicó cómo quería acabar la novela. Leímos juntos las anotaciones de los cuadernos, hablamos de las posibilidades y me pidió que escribiese yo lo que iba a quedar sin concluir", expresa el escritor.
En este sentido, García Montero ha explicado que ha cumplido con la comisión de Almudena Grandes "sin querer hacer literatura, ni mi propio final, sino siendo fiel a sus anotaciones. Almudena repasaba todo lo que llevaba escrito antes de arrancar un nuevo capítulo y yo hice lo mismo. Lo leí tres veces y tuve listo ese último capítulo a finales de mayo. Quería que sus lectores conociesen el final de la historia que ella había imaginado".
A la versión escrita de la novela se suma también una versión en audiolibro narrada por la actriz Aitana Sánchez-Gijón: "Le había dicho a la editorial que si alguna vez hacían algún libro de Almudena, el que sea, contaran conmigo, por favor. Lo que nunca imaginé es que pondría mi voz al libro póstumo. Es emocionante".
Su último compromiso: "No habrá más novelas"
Las 500 páginas de Todo va a mejorar son las últimas que los lectores de la escritora española leerán de ella. "No habrá más", ha confirmado Cerezo. "Tenía mucho material y contaba esa novela con todo lujo de detalles, pero nunca empezaba un nuevo Episodio sin haber terminado la promoción del anterior, y en eso, se cruzó Todo va a mejorar. Me dijo 'voy a ver si tengo historia', y cambió de género. Ella necesitaba responder a la realidad que estaba viviendo con la pandemia", señala.
El editor se refiere a Mariano en el Bodasoa, el último libro que cerraría la saga de los Episodios de una guerra interminable que Grandes inició con la publicación en 2010 de Inés y la alegría y a la que siguieron: El lector de Julio Verne en el año 2012; La tres bodas de Manolita en 2014; Los pacientes de doctor García en 2017; y La madre de Frankenstein en 2020, y que finalmente no verá la luz. "No hay novela esbozada, y por tanto no habrá más de Almudena".
Según cuenta Cerezo, en esta historia, Almudena iba a narrar la evolución del personaje de Pepe El Portugués relacionándolo con la "resistencia interior" y las historias anteriores sobre del Partido Comunista en la clandestinidad. Además, iba a enlazarla con el origen de los sindicatos de CCOO. "Iba a ser una historia sobre los topos de larga duración. Tenía pensado a dónde llegaba este río que empezó con Inés y la alegría, lo tenía muy pensado y lo más bonito es que iba a ser un final a lo grande uniendo bastantes historias".
"Las palabras de Almeida fueron motivadas por sus problemas internos"
Preguntado por las polémicas declaraciones del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (PP), acerca del nombramiento de Almudena Grandes como hija predilecta de la ciudad en la que nació y murió, García Montero señala que "metió la pata. Fueron unas declaraciones muy antipáticas motivadas por sus propios problemas internos. El título póstumo le fue otorgado a Almudena por sus servicios de beneficio, mejora y honor a Madrid. Es de primero de democracia saber que las instituciones son de todos y a Almeida se le olvidó. Después esto se le ha vuelto en su contra, porque el cariño y respeto de la gente a Almudena como escritora y autora salió desde el primer momento y reafirmó su imagen".
Concretamente, el alcalde de Madrid dijo, apenas tres días después de su muerte, que la escritora no merecía ser hija predilecta de la ciudad a título póstumo y consideró que el hecho de que se le fuera a otorgar era "fruto de la debilidad de la izquierda" que se incluyera como un punto del pacto presupuestario que Cibeles alcanzó con el Grupo Mixto, compuesto actualmente por tres ediles escindidos de Más Madrid que trabajan bajo el sello Recupera Madrid y que son próximos a la exalcaldesa Manuela Carmena. "Sinceramente lo digo, yo no lo hubiera hecho de ser ellos, porque no creo que Almudena Grandes deba ser hija predilecta de un acuerdo presupuestario, pero eso no es una muestra de debilidad nuestra, es una muestra, a mi juicio, de debilidad argumental de quien lo plantea, que para aprobar unos presupuestos quiere imponer a Almudena Grandes", señaló.
El escritor y director del Instituto Cervantes ha explicado que no ha vuelto a hablar con el alcalde madrileño desde estas declaraciones y tampoco tiene "interés de hablar con él en este sentido". Asimismo, ha avanzado que prevé que la estación de Atocha añada a su nombre el de Almudena Grandes el año próximo. "Se están acabando unas obras de reforma y calculo que cuando terminen ya se inaugurará con ese nombre".
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