Llega Elisa Rosado Villarán al photocall habilitado por el PSOE a la entrada del Palacio de Congresos con una octavilla anunciadora del mitin que Felipe González ofreció en Bollullos Par del Condado (Huelva) el 3 de octubre de 1982, tres días antes de que empezara oficialmente la campaña de las generales que catapultó a los socialistas al poder. Su marido, Antonio Díaz, había guardado durante este tiempo el papel en la oficina de su casa y en la víspera decidió plastificarlo para traerlo a Sevilla. "Yo estuve allí. Había mucha gente y fue maravilloso. Ese hombre hablando con esa clase que tenía y que seguirá teniendo siempre... Siempre le he votado", recuerda.
Cuarenta años después de aquella tarde de otoño, Elisa ha vuelto a 'reencontrarse' con González con motivo del acto que el Partido Socialista ha organizado este sábado en la capital hispalense para conmemorar el triunfo electoral logrado el 28 de octubre de 1982, después de que 10.127.392 españoles -ella entre ellos- introdujeran la papeleta del puño y la rosa en las urnas. Lejos de los dardos del pasado a cuenta de decisiones controvertidas adoptadas por el actual presidente del Gobierno, Felipe González y Pedro Sánchez se han dedicado elogios. El tiempo dirá si se ha asistido a la tregua de Sevilla.
El último desencuentro tuvo lugar a principios del pasado mes de julio y fue a cuenta del acuerdo al que el PSOE había llegado en el Congreso con EH-Bildu para que se pudiera seguir tramitando el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, en vigor desde finales de la pasada semana. González reconoció que no había leído el dictamen pero que no le sonaba bien. El alcance de la norma llega hasta 1978, si bien propicia la creación de una comisión técnica de estudio que se encargaría de analizar vulneraciones de derechos humanos a personas "por su lucha por la consolidación de la democracia" hasta finales de 1983, periodo que incluye el inicio de la guerra sucia contra ETA.
Elisa y Antonio forman parte del grupo de 45 vecinos que han venido en autobús desde Bollullos y del que forma parte también Antonia Sala Ojeda, que se apresura a contar al periodista la historia de la fotografía que lleva en sus manos. En ella aparece el ex presidente del Gobierno en una típica pose electoral. "Era de mi madre y, cuando murió hace veintitantos años y cogimos su ropa, yo me la llevé y la he guardado. A ella le gustaba mucho Felipe, y a mí también. Yo estuve en el mitin que dio en el pueblo en el 82", comenta.
Desde antes de que abra sus puertas el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (Fibes), varios centenares de personas venidas de diversos puntos de Andalucía y de fuera de la comunidad aguardan para entrar y tomar asiento en el auditorio, donde una banda ameniza la espera interpretando grandes éxitos de la década de los ochenta. Miguel Ríos, Joaquín Sabina, Alaska, Tequila, Duncan Dhu, Mecano, Danza Invisible... De El último de la fila suena la canción Insurrección, cuya primera estrofa dice: '¿Dónde estabas entonces / Cuando tanto te necesité? /Nadie es mejor que nadie / Pero tú creíste vencer...'. La letra parecía escrita para la ocasión.
La ausencia de Alfonso Guerra
Cristina Narbona, ex ministra de Medio Ambiente con José Luis Rodríguez Zapatero y presidenta del PSOE desde 2017, recuerda bien dónde estaba aquella noche en la que Alfonso Guerra levantaba la mano de Felipe González asomados a la ventana de una suite del Palace en señal de victoria ante las 20.000 personas que se congregaban a las puertas del hotel madrileño. Ella festejaba el triunfo en los Jardines de Murillo de Sevilla, ha rememorado este sábado. Hacía un par de meses que había asumido la Viceconsejería de Economía de la Junta de Andalucía, uno de los tres puestos de alta responsabilidad ocupados entonces por mujeres. El presidente entonces era Rafael Escuredo.
El otro protagonista de la icónica fotografía del Palace no ha acudido finalmente. A principios de semana, Guerra -vicesecretario general del PSOE en aquella época, cabeza de lista del partido por Sevilla en aquella cita electoral y vicepresidente tras formarse el gobierno- desveló que no había sido invitado. "¿Que yo no estaba hace 40 años? Estupendo, habría otros", declaró a Canal Sur Radio. La dirección del PSOE de Sevilla le telefoneó después para que acudiera. Ya era demasiado tarde.
González y Sánchez glosan los logros de los primeros gobiernos socialistas sin la menor alusión a las sombras que marcaron el final de aquella etapa
Físicamente no estuvo presente, pero sí su recuerdo. "Trato de buscar, y lamento no conseguirlo, a este personaje singular que levantaba mi mano en la ventana del Palace que era Alfonso Guerra, y lo quiero tener en esta mano", ha dicho Felipe González al poco de iniciar su intervención ante los aplausos del público. También su nombre lo ha pronunciado en un par de ocasiones Pedro Sánchez, un niño de 10 años en octubre del 82.
"Alfonso Guerra siempre tiene que sacar los pies del plato. Tampoco me han invitado a mí", comenta antes de entrar al auditorio Guadalupe Ruiz, que ha acudido a recordar "aquellos momentos tan emocionantes" que se vivieron en el 82 y a escuchar a las dos personas que simbolizan el pasado y el presente del PSOE. "Es el momento de que Felipe González y Rodríguez Zapatero le den el respaldo a Pedro Sánchez", indica.
Entre los numerosos mítines en los que Guerra y González tomaron la palabra hace 40 años se encuentra el de cierre de campaña en el Prado de San Sebastián de Sevilla, al que asistió Javier Ballesta. Fue sólo unas horas después de que el líder socialista reuniera a más de medio millón de personas en la explanada de la Ciudad Universitaria de Madrid y proclamara: "El futuro es nuestro, de la mayoría que quiere el cambio".
Aquel acto en Sevilla lo refiere Ballesta en esta mañana de sábado con su camiseta de las Juventudes Socialistas, a las que se afilió en 1977. Un tío-abuelo, asesinado en 1936, había sido uno de los fundadores de la agrupación de Marchena. "Había mucha ilusión y esperanza por el cambio. Este país dio un paso adelante con los gobiernos de Felipe González", recuerda este administrativo, que entonces tenía 20 años y pudo votar.
No así María Jesús Montero, que no había cumplido aún los 17 años y estudiaba bachillerato. "Estaba en el instituto", ha contado la actual ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, quien militaba entonces en movimientos cristianos de base. "Lo más importante que recuerdo es que fue una invitación desde el partido a toda la sociedad para que fuera protagonista del cambio", ha resaltado.
Sí lo vivió en primera línea Luis Planas (Agricultura, Pesca y Alimentación), uno de los escasos ministros que se mantienen del primer gabinete que nombró Sánchez tras llegar a la Presidencia del Gobierno en 2018. En 1980, Planas había obtenido plaza por oposición en la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y había sido destinado a Córdoba, circunscripción por la que concurrió como número tres del PSOE en las generales de 1982 tras Guillermo Galeote y José Miguel Salinas. "Yo había estado en política en la Universidad pero lo dejé cuando se aprobó la Constitución. Después del golpe de estado del 23-F me afilié", indica a este diario minutos antes del inicio del acto.
En la pantalla que hay en el escenario se proyecta un vídeo en el que Rodríguez Zapatero -el segundo presidente socialista de la democracia- excusa su presencia en Sevilla al encontrarse en Brasil con motivo de la celebración de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en la que Lula da Silva -el líder del Partido de los Trabajadores- aspira a apear del poder a Jair Bolsonaro. También se emiten imágenes en las que la primera ministra de Dinamarca y el canciller alemán felicitan el aniversario. "Felipe, siempre serás la cara de la joven democracia de España", dice el canciller alemán.
Ninguno de los jóvenes que ocupan asiento en el escenario había nacido en 1982. A ellos se ha dirigido González expresamente durante su intervención. "Quién no sabe de dónde viene tampoco sabe a dónde va", ha dicho el ex presidente del Gobierno, quien ha confesado que estaba "acojonado" cuando en la noche de la victoria electoral compareció ante la prensa en uno de los salones del Palace. El motivo es que la seguridad del Estado había desmontado el intento de golpe que un grupo de militares pretendía dar en la jornada de reflexión, del que tuvo que dar detalles el entonces ministro de Defensa (Alberto Oliart) en el Congreso de los Diputados en plena campaña electoral. Aquella intentona, 20 meses después del 23-F, se había bautizado como Operación Marte.
El presidente del Gobierno reivindica su gestión de la covid y de la crisis económica desde la "igualdad" y al margen de cualquier "grupo de presión"
González ha echado la vista atrás para recordar algunos de los logros de su gobierno: la universalización de la sanidad pública impulsad por Ernest Lluch, asesinado después por ETA; la implantación de la educación universal hasta los 16 años; las pensiones no contributivas; la creación del IVA; la reforma militar y hasta los viajes del Imserso para la tercera edad. El repaso se quedó exclusivamente en las luces, sin una sola alusión a los sombras que marcaron el final de su etapa como la sucesión de casos de corrupción.
El ex líder socialista ha destacado que su "principal propósito" hace 40 años era garantizar la "convivencia" en España y ésa -ha defendido- debe seguir siendo "la prioridad número uno". "Tenemos que preservar como un tesoro la convivencia", porque "sin convivencia en paz y libertad todo lo demás es liviano, se puede caer y se puede volver atrás", ha advertido.
Después de reivindicar una redistribución de los ingresos para no generar desigualdad, González ha lanzado -sin nombrarlo- un dardo al PP cuando ha dicho que primero se debe cumplir la Constitución y luego se puede trabajar para cambiar las leyes. Estas palabras tenían lugar apenas unas horas después de que Gobierno y populares rompieran las negociaciones con vistas a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Cumplir la Constitución
"Que algunos partidos políticos incumplan sin pudor alguno la Constitución es la derrota de la moderación y el triunfo del extremismo", enfatizó después Sánchez, quien ha reivindicado el cumplimiento de la Constitución Española "de pe a pa, del primer al último artículo, se esté en el Gobierno o en la oposición". Desde Lugo, Alberto Núñez Feijóo le acusaba de "mentir a todos todo el tiempo" y de querer "debilitar las instituciones" para justificar la suspensión de las conversaciones.
El presidente del Gobierno ha dado las gracias en varias ocasiones a González, quien en más de una ocasión ha discrepado públicamente de decisiones adoptadas por el actual jefe del Ejecutivo. Así, Sánchez le ha agradecido que materializara el "sueño europeo", el paso adelante que se dio en materia de infraestructuras (como la puesta en marcha de los trenes de alta velocidad), la implantación de la sanidad universal y que muchos integrantes de familias humildes pudieran estudiar en la universidad, entre otros avances.
A un año previsiblemente de las próximas elecciones generales, Pedro Sánchez ha reivindicado su labor en los momentos difíciles que le ha tocado, como la gestión tanto de la pandemia de la covid-19 como de la crisis económica derivada de la pandemia y de la posterior invasión de Ucrania por parte de Rusia, con el encarecimiento de los precios de la energía y de materias básicas que ha traído consigo. "Con ese norte de la lucha por la igualdad y con plena autonomía política, libre de cualquier grupo de presión", ha subrayado.
Uno de los momentos más emotivos ha tenido lugar cuando ha salido en pantalla la imagen de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro con Felipe González y con José Luis Rodríguez Zapatero y fallecido en 2019. El auditorio se ha puesto en pie y le ha tributado una larga ovación a quien fue secretario general del partido entre 2012 y 2014.
Según las estimaciones del PSOE, unas 4.000 personas han asistido a este acto, en el que han estado presentes hasta diez ministros (Teresa Ribera, María Jesús Montero, Félix Bolaños, Pilar Alegría, Isabel Rodríguez, Diana Morant, Fernando Grande-Marlaska, Miquel Iceta, Luis Planas y Pilar Llop), un único barón socialista (el extremeño Guillermo Fernández Vara), diputados, senadores, ex presidentes de la Junta de Andalucía, alcaldes, concejales, militantes de base y simpatizantes para celebrar que hace 40 años triunfó el cambio, el lema con el que el PSOE concurrió a aquellas elecciones.
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