No hubo sorpresas. Amaia es la flamante ganadora de OT. Entre el primer y el segundo puesto, la votación fue muy ajustada. La navarra consiguió el 46% de los votos frente al 42% que apoyó a Aitana. Si no es por Noemí Galera, hoy Amaia no sería la ganadora de Operación Triunfo. Recuerden que el jurado, con buen ojo (léase con retintín) impidió que Amaia cruzara la pasarela en la gala cero. Fue la directora de la Academia la que le dio la oportunidad junto a Thalía.
Anoche se apagaron los micros (los mismos que al final fallaron y no permitieron que David Bisbal cantara, pero el Querubín de Almería se lanzó a capella) y los focos de la academia para los triunfitos. Arrancan una nueva etapa en su vida, lejos de la protección de los profesores. La academia ya es historia, comienza el camino para una nueva edición.
Si no es por Noemí Galera, hoy Amaia no sería la ganadora de Operación Triunfo
Esta edición de OT pasará al historia por dos descubrimientos: Amaia y Roberto Leal. El presentador apostó desde el principio por este formato. Confesó que siempre había querido presentar un programa de entretenimiento, y aunque ahora afirma que no tiene perspectivas más allá de España Directo, sueña con la segunda temporada de OT 3.0. “Espero que cuenten conmigo”.
Digan lo que digan sus admiradores, Operación Triunfo no arrancó, ni de lejos, como terminó. El programa nació 16 años y un día después del estreno de la primera edición. Nació a rebufo del éxito de audiencia que obtuvo el documental donde Rosa de España, Bisbal, Bustamante, Chenoa y el resto de los primeros triunfitos se volvieron a ver las caras tras más de tres lustros de separación. Ese día, los responsables de TVE se dieron cuenta que había llegado la hora de recuperar el formato que tanto éxito y tantas alegrías les había otorgado.
La primera gala fue terrible, fallos de sonido, desajustes, desafinaciones… El camino que va de aquella gala del 23 de octubre a la de anoche ha sido brutal. Entonces, ni de lejos parecía que OT llegara a convertirse en lo que se ha convertido. En Gestmusic supieron ver el poder de las redes sociales en Televisión. Sin ellas OT no hubiera sido OT. No hay duda, esta edición ha sido OT 3.0, sin más. Jugaron con la nostalgia, pero con si pasarse. OT es un reality, si, pero un reality blanco, sin broncas, sin bazofia, un reality que ha sido capaz de seducir al público más joven de la televisión. Además, si algo ha distinguido a los concursantes de esta edición respecto a las anteriores ha sido su preparación y sus conocimientos de música.
La final arrancó con los cinco finalistas cantando Mi gran noche con Raphael
Que pasará, que misterio habrá, puede ser mi gran noche. Todo un augurio. Como una premonición, la final arrancó con los cinco finalistas cantando Mi gran noche con Raphael. Especialista en festivales, icono de la música española que lleva 57 años en el mundo de la música, cuenta con más de 60 disco en su currículo y es uno de los cinco artistas en el mundo que tiene el disco de uranio. El más grande apoyó a los triunfitos. Que tu hijo forme parte del jurado… puede que ayude a que semejante figura de la canción participe en la final de OT.
Rosa, que ya apoyó a los triunfitos en la gala cero, se sentó a la izquierda de los miembros del jurado: Manuel Martos, Mónica Naranjo y Joe Pérez-Orive. Esta vez sólo estaban para valorar. Anoche el jurado no podía nominar, la elección final llegó de manos del público, que es soberano.
Alfred fue el primer finalista en defender su canción. El catalán versionó Don’t stop de music de Jamie Cullum y se la llevó a su terreno, a su trombón y a su personalísima tesitura de voz. "En tiempos de reggaeton, tú tocas el trombón", le espetó Manuel Martos al representante de Eurovisión.
Ana Guerra demostró el trapío que lleva dentro y apostó por un tango. Su calidad interpretativa es la que le ha llevado hasta la final. Ella se lanzó al escenario acompañada por el alma de Gardel para sorprender al público con Volver. A Ana le hubiera resultado facilísimo calentar los ánimos con otro tipo de música y, sobre todo, con otro tipo de baile, Defendió la obra maestra del argentino de adopción como una campeona (desafinaciones aparte), acompañada por una guitarra, un bandoneón, sin más. Ana War decoró su actuación con unos pasos de tango arrabalero. "No dejes de formarte vocalmente, porque no he podido dejar de mirarte", le recomendó Mónica Naranjo.
La benjamina del concurso con ese torrente de voz que sale de ese cuerpo tan menudo cantó Chandelier de Sia, una de sus cantantes favoritas. Como en la gala de Eurovisión, cuando interpretó Arde, no le hizo falta ni moverse del escenario. Ella es todo interpretación y voz. "Me pones los vellos de punta cada vez que cantas Aitana", le dijo Rosa que hace 16 años estaba en la misma situación. "Para mí tú eres Aitana, la espartana".
Me pones los vellos de punta cada vez que cantas Aitana, para mi tú eres Aitana, la espartana"
Para empezar diré que es el final. Amaya apostó por Miedo. ¡Menuda versión que se marcó la navarra al piano! Sola ante el público, con una afinación perfecta, hizo suyo el tema de M Clan. Su actuación puso en pie al jurado y a todos sus compañeros. Fue como un presagio de lo que estaba por llegar. Un emocionado Joe tuvo que valorar la interpretación de Amaya. "La buena música es aquella que está basada en los pequeños matices, en la mezcla de los silencios y los sonidos. Esto es lo que ha pasado aquí y ahora".
Miriam cerró la primera fase de la final con una versión de Invisible de Malú. "Aquí, muchas veces he querido ser invisible y creo que era el tema correcto", confesó la gallega. "La música premia a los persistentes y a los que se dejan aconsejar. Has sido un gran ejemplo de progresión. ¡Ojalá la música te lo reconozca!", le deseó Joe.
Mientras el público se decidía por las tres favoritas, Pablo Alborán interpretó al piano Prometo, el tema que da nombre a su último trabajo. Roberto Leal desvelaba que la quinta clasificada era Ana Guerra. Normal, la afinación siempre le falla. El cuarto puesto fue para Alfred. De manera que la final se iba a decidir entre Miriam, Aitana y Amaia. El podio de la edición más digital de OT ha sido femenino. Con los marcadores a cero, en la segunda fase, cada una de las finalistas interpretó el mismo tema de la gala cero. Se trataba de volver a empezar y valorar la evolución vivida en estos algo más de tres meses y medio. Las finalistas actuaron por orden alfabético. Aitana abrió el fuego con Bang Bang (menuda evolución), Amaia le siguió con Starman (dada su calidad de voz, la evolución ha ido más por la interpretación) y Miriam cerró la terna con No te pude retener.
El sonido volvió a fallar en la última gala y Roberto Leal anunciaba a la ganadora mientras el equipo de David Bisbal intentaba solucionar el problema. El sobre llegaba a plató de la mano de Rosa López, no podía ser menos. A la una y treinta y seis minutos el presentador anunciaba que Miriam era la tercera finalista de OT (12% de los votos).
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