España, Portugal y Francia trabajan a contrarreloj. El día 9 de diciembre fue elegido por los tres países y por la Comisión Europea para presentar uno de los proyectos más importantes y ambiciosos en materia energética. En esa fecha se celebrará la puesta en escena del nuevo gasoducto Barcelona-Marsella, que será capaz de unir las dos ciudades para que se incremente el flujo y la interconexión de gas y de gases renovables, como es el caso del hidrógeno verde, para dejar de depender de Rusia.
Y es que tras muchos tira y afloja entre el Gobierno de España y el de Francia, se llegó a un acuerdo para crear el “corredor verde”, tal y como lo han denominado todas las partes interesadas. Tras el acuerdo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha puesto manos a la obra para poder presentar dentro de pocas semanas todos los detalles de la infraestructura, incluida la fecha.
Según narran fuentes conocedoras de los borradores en los que está trabajando el Ministerio de Transición Ecológica junto a empresas privadas, la Comisión Europea y el equipo del Gobierno de Francia la fecha elegida es la del 2026.
Si bien todo está supeditado a que no existan contratiempos, desde el Ejecutivo se confía en que al tratarse de un tubo que va por debajo del agua, los tiempos se reducen ostensiblemente. En un primer momento, durante las negociaciones de Francia y España, se activó la posibilidad de culminar el MidCat, algo que desde nuestro país vecino se negaban en rotundo por el alto precio que supondría para las arcas galas.
La burocracia, más rápida
Además, los conflictos históricos entre las diferentes regiones francesas en materia de permisos también imposibilitaba el proyecto del tubo que atravesaba los Pirineos, que se quedó a escasos kilómetros para completar el tramo español. Precisamente, el optimismo que se respira desde el Gobierno de España se debe a la mayor agilidad en la burocracia. Al tratarse de un proyecto que une Barcelona y Marsella a través del mar, los permisos -en principio- serán más rápidos en conseguirlos que si, por ejemplo, tuviera que recorrer la costa franco española.
Por otro lado, los tiempos en la fase de construcción son muy inferiores a los de un gasoducto vía tierra. Fuentes del sector energético subrayan que la conexión vía tubo entre las dos ciudades podría estar lista en, aproximadamente, un año. “La instalación no supondrá un gran problema porque la tecnología utilizada no requiere de grandes magnitudes para edificar bajo tierra un tubo que transporte gas a corto plazo e hidrógeno verde y otros gases renovables en un medio plazo”, matizan.
No obstante, el Ejecutivo sabe que, a pesar de ser técnicamente posible, será imposible finalizar el proyecto en doce meses. Primero, porque ha de tener luz verde de la Comisión Europea y la documentación ha de ser analizada para obtener todos los permisos que se necesiten. Segundo, como explican las fuentes consultadas, porque se requiere de unos grandes buques que puedan ensamblar el gasoducto entre Barcelona y Marsella. “Hay que contratarlos y esperar disponibilidad porque no hay en el mercado muchos barcos que puedan acometer estas obras de tal magnitud”, inciden.
Respecto a la financiación, fuentes conocedoras de la situación recalcan que aún se está buscando el encaje para que el proyecto pueda sufragarse. Si bien es cierto que la Comisión Europea ha reiterado su compromiso a poner encima de la mesa la cantidad suficiente para hacer posible el proyecto, no cubrirá el 100% de los costes y, previsiblemente, se recurrirá a capital privado o a capital público nacional para sufragar el gasoducto.
Pedro Sánchez, expectante
Como se mencionaba anteriormente, Pedro Sánchez es el gran valedor del nuevo proyecto que se presentará en Alicante el 9 de diciembre y que servirá para discutir sobre "plazos", los costes y quién va a financiar este Corredor de Energía Verde que servirá para transportar "hidrógeno y también lógicamente gas" y lo hará entre Barcelona y Marsella.
La reunión en la ciudad bañada por el Mediterráneo también servirá para sellar el acuerdo de la interconexión de gas renovable entre Celorico da Beira y Zamora (CelZa), la cual será precisamente uno de los componentes del Corredor de Energía Verde. Así consta de hecho en la declaración conjunta, en la que se precisa que "teniendo en cuenta la dimensión europea de este proyecto", España y Portugal "trabajarán estrechamente con la Comisión Europea en las próximas semanas, especialmente para determinar fuentes de financiación europeas".
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