Que iba a haber cambios en la cúpula de Gas Natural Fenosa se daba por hecho desde hace más de un año. La salida del consejero delegado, Rafael Villaseca, se tenía por descontada después de trece años en el cargo. Incluso se había modificado su contrato para dejar de ser indefinido y tener el próximo mayo como fecha de expiración.
También era un secreto a voces, y sólo cuestión de tiempo, que su sustituto sería Francisco Reynés, un hombre de La Caixa (principal accionista de la eléctrica con un 24%) y que hasta ahora estaba al frente de Abertis (la otra joya industrial de la antigua caja catalana). En el sector había prendido la visión de que su llegada a Gas Natural sólo estaba siendo aplazada por la guerra de opas sobre la concesionaria, y que se produciría en cuanto se despejara el panorama accionarial en Abertis. No ha hecho falta esperar al desenlace.
Pero lo que no estaba en el guión previsto por tantos es que Reynés no sólo sustituyera al consejero delegado, sino que también relevara en la presidencia del grupo energético a Isidro Fainé, alma mater de Caixabank y su conglomerado de participaciones empresariales. Francisco Reynés ha tomado esta semana todo el poder al frente de Gas Natural Fenosa como nuevo presidente ejecutivo, en un inopinado paso a un lado de Fainé.
Un año y medio de desgaste
Fainé accedió a la presidencia de Gas Natural hace año y medio, coincidiendo con la entrada del fondo estadounidense GIP en el accionariado de la eléctrica. El fondo compró sendas participaciones del 10% a Criteria (el holding industrial de Caixabank) y a Repsol, y reclamó que Fainé se colocara al frente de la presidencia de la compañía para demostrar el compromiso de la entidad financiera con el nuevo proyecto. Así lo hizo, también porque conocía la enfermedad de su antecesor, Salvador Gabarró, que fallecería el pasado marzo.
Ha sido una etapa de mucho desgaste personal, y coincidiendo con la crisis política catalana, que le quitaba también mucho tiempo
Desde entonces ha sido un periodo demasiado movido para él y para la empresa. “La presidencia de Gas Natural ha sido para Fainé un trabajo más complicado de lo que esperaba. Le ha exigido un esfuerzo que no preveía, y en un momento en que otros asuntos –principalmente la crisis política catalana y su impacto empresarial- también le quitaban mucho tiempo”, explica un ejecutivo conocedor de los movimientos internos del grupo energético. “Ha sido una etapa de mucho desgaste personal, y también profesional, en que Fainé se ha echado a la espalda la resolución de varias crisis”.
Recién asumida la presidencia, Fainé se encontró con la intervención (o expropiación encubierta) de su filial Electricaribe por el Gobierno de Colombia. Se implicó personalmente en las negociaciones para tratar de resolver el entuerto, con varios viajes al país latinoamericano y encuentros al más alto nivel, para a la postre no conseguir ningún avance y acabar llevando el conflicto a un tribunal de arbitraje internacional.
Dos meses después de su llegada al cargo, una anciana de 81 años falleció en el incendio de su casa en Reus (Tarragona) provocado por una vela que utilizaba después de que Gas Natural le cortara el suministro de luz. Llovieron las críticas desde ámbitos políticos y sociales tanto contra la compañía como contra el propio Fainé. Desde entonces el presidente ha liderado el giro social de la eléctrica, con una amplia estrategia contra la vulnerabilidad de los clientes e impulsando la labor de la Fundación Gas Natural Fenosa en este campo. “Para él fue no fue una simple crisis de imagen. Y se volcó con este tema”, apuntan fuentes del sector eléctrico.
La fusión que no llegó
En este año y medio de mandato, su gran objetivo ha sido también su mayor decepción. Y es que el gran empeño de Fainé era (y es) sellar una operación corporativa de calado, una gran fusión o una gran compra que coloque a Gas Natural Fenosa como un actor relevante del sector energético internacional. Pero nones.
Lo ha intentado, intensamente, muy personalmente, y se ha quedado con las ganas. Lideró los contactos directos con la eléctrica portuguesa EDP y con el Gobierno luso para una fusión que creara un nuevo campeón europeo y latinoamericano. Y en las quinielas del sector también suena la posibilidad de una fusión con Endesa, menos probable.
Su gran objetivo ha sido también su mayor decepción: no lograr una gran fusión para hacer crecer GNF. Será la una meta clave para Reynés
El interés por una gran fusión persiste, pero de cuajar la operación será a medio plazo. “La fusión que no llegó ha sido la gran frustración de Fainé, y probablemente la razón fundamental para que tire la toalla y haya cedido el poder, porque, si al final hay fusión, va para largo. Y Fainé ha decidido no esperar. Es un encargo que va a tener que afrontar su sucesor”, argumenta un ejecutivo del sector energético.
Otras fuentes del sector detectan otros elementos de desgaste. “Fainé está acostumbrado en el Grupo La Caixa a desarrollar una gestión personal que el consejo de administración simplemente refrenda. En Gas Natural Fenosa se ha encontrado con unos accionistas que le pedían explicaciones cada mes, a los que había que rendir cuentas y que le exigían rentabilidad en sus movimientos”, explican. “Aspiraba a seguir con su mismo modelo de gestión, pero en GNF no podía ser un presidente plenipotenciario”.
Más que un delfín, ¿un sucesor?
Francisco Reynés es más que un hombre de la plena confianza de Isidro Fainé. En el sector financiero y en el empresariado catalán se le ve incluso no sólo como un delfín, sino como un más que probable sucesor en la rama industrial de la antigua caja. “Parece que La Caixa llevara una década preparándole. Y ha conseguido una trayectoria intachable, absolutamente inmaculada”, dicen desde el sector eléctrico del nuevo presidente de Gas Natural Fenosa.
Con Villaseca nunca tuvo sintonía. Fainé necesitaba un líder de su confianza para dar un giro, un nuevo impulso, a Gas Natural
Reynés (Palma de Mallorca, 1963) lleva más de una década pasando por todas las grandes joyas del Grupo La Caixa: en 2006 ya estuvo en Gas Natural como director general de Recursos; en 2007 se convirtió en director general de Criteria CaixaCorp; en 2010 fue nombrado consejero delegado de Abertis y en 2015 reforzó su poder también como vicepresidente ejecutivo de la concesionaria; y ha tenido un asiento en los consejos de administración de varias de las participadas del Grupo La Caixa. Ahora se pone al frente de Gas Natural, el buque insignia industrial de la entidad financiera catalana. Y lo hace en el momento en que todos los factores han confluido para elevarlo hasta allí.
Desde que Fainé accedió a la presidencia de Gas Natural fue evidente la falta de sintonía con su consejero delegado, Rafael Villaseca, según confirman varias fuentes. “Nunca conectaron. Como presidente de Criteria, Fainé se relacionaba con Gas Natural a través de Salvador Gabarró. Pero como presidente de Gas Natural tenía que relacionarse con Villaseca directamente. Y no funcionó”, apuntan.
Fainé necesitaba un ejecutivo de su plena confianza al que dejarle la gestión diaria de la eléctrica, y también al que pudiera delegarle el poder real y de estrategia de futuro para darle un nuevo impulso a la compañía. “Fainé, con 75 años, no creo que fuera el idóneo para dar un giro y un empujón a la compañía”, suelta con cierta sorna un directivo de una eléctrica rival.
Diseñar la ‘nueva Gas Natural’
La primera tarea de Francisco Reynés como presidente ejecutivo de Gas Natural Fenosa, de hecho, será diseñar de manera acelerada un nuevo plan estratégico 2018-2020 con objetivos financieros más ambiciosos, con una mayor rentabilidad en cada proyecto (exigida por el fondo GIP como accionista), y que sirva para poner al grupo en posición de afrontar la ansiada gran fusión. Reynés, que se ha dado unos meses para elaborarla, ya ha prometido que la nueva hoja de ruta tendrá “su estilo personal”.
La más que probable venta de Repsol de su 20% también ha acelerado el relevo: cuando llegue CVC ya habrá un nuevo jefe con mando en plaza
La necesidad de relanzar la compañía con ese nuevo plan estratégico (después de un 2017 en que el grupo salvó las cuentas gracias a los extraordinarios, para ganar un 1% más) es una de las claves que explican que Reynés haya desembarcado ya en Gas Natural y que haya dejado Abertis sin esperar a que se resuelva la guerra de opas (y más dado que los plazos para que se cierre la compra de la concesionaria por ACS o por la italiana Atlantia no dejan de dilatarse).
Además, el más que probable cambio en el accionariado de Gas Natural Fenosa aconsejaba acelerar el relevo al frente del grupo. Repsol negocia con el fondo CVC la venta de su 20% en la eléctrica, y en el entorno de La Caixa se prefería que el nuevo accionista se encontrara ya con un presidente con mando en plaza.
Y en este empeño, señalan ejecutivos del sector y varios analistas, no valía con que Reynés se convirtiera sólo en consejero delegado y que Fainé permaneciera como presidente. “Eso habría dado una sensación de tutela. Había que evidenciar un traspaso de poder real y claro. Ahora queda comprobar qué papel va a jugar Fainé como presidente de Honor de Gas Natural. Ya lo veremos”. Y es que el movimiento de Fainé nadie lo ve como una retirada.
Objetivo: la Fundación y su Obra Social
El de Fainé no es un paso atrás, es apenas echarse a un lado. Abandona el protagonismo en Gas Natural Fenosa, sí, pero para centrarse en lo que realmente le importa, que es la Fundación Bancaria La Caixa.
“Ésa es su gran obra, lo que le mueve de verdad el corazón”, dice un antiguo colaborador. “Y por eso es tan importante que Gas Natural vaya bien y consiga convertirse en un gran grupo internacional, porque la buena marcha del buque insignia es lo que garantizará que la Fundación siga recibiendo los fondos necesarios. Fainé considera que con Reynés al frente es más fácil alcanzar ese objetivo”.
Fundación La Caixa es accionista única de Criteria, el holding que controla todas las participaciones empresariales del grupo y que es la que hace posible su fin último, la Obra Social de la Caixa. "Fainé va a poder centrarse en su objetivo prioritario, que es la Fundación y que Criteria le pueda seguir aportando los 500 millones de euros de presupuesto", indican fuentes financieras.
Tender puentes con el Gobierno
En los últimos meses las relaciones de Fainé y el Gobierno no pasan por su mejor momento. Y desde diferentes ámbitos empresariales y políticos se argumenta que –sin ser el factor más determinante- los movimientos corporativos de la última semana también representan un intento de tender puentes con el ·Ejecutivo.
Para Fainé la buena marcha de GNF, buque insignia de Criteria, es crucial para obtener 500 millones al año de Fundación La Caixa, su gran obra
Son sonados y muy mediáticos los choques entre el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y el ministro de Energía, Álvaro Nadal, a cuenta de los cierres de las plantas de carbón y las centrales nucleares, de los recortes que se aplicaron y los nuevos que se quieren implementar ahora en el sector… Pero, alejado del foco y de los micrófonos, las relaciones del hasta ahora consejero delegado de Gas Natural, Rafael Villaseca, y el Gobierno del PP son proverbialmente malas desde la pasada legislatura, según confirman varias fuentes del sector eléctrico.
“Villaseca es un ejecutivo duro, con una personalidad fuerte, aunque en sus comparecencias públicas no lo parezca. Y eso le ha costado un choque frontal con sucesivos ministros por la política energética desarrollada”, dice un ejecutivo que lo ha tratado muy directamente. Con su salida, aparentemente, y de manera al menos tangencial, Gas Natural Fenosa consigue remover uno de los escollos para intentar recomponer la relación con el Ministerio de Energía. “Se puede entender como un gesto de buena voluntad, aunque no considero que haya sido un factor crucial en la renovación de la cúpula de GNF”, apunta.
En paralelo, la gestión por parte de La Caixa de la guerra de opas sobre Abertis tampoco ha gustado nada en el Gobierno. El Ministerio de Fomento y el de Energía, Turismo y Agenda Digital no ven con buenos ojos la toma de control por un grupo extranjero de Abertis (empresa sensible por las concesiones de autovías y, al menos de momento, por su control sobre la estratégica Hispasat).
Criteria ya no necesita a Reynés en Abertis, que vendrá en breve. No sólo por hacer caja, sino por la futura caída del negocio en España
Se da por descontado que la italiana Atlantia no iba a lanzar una opa de 16.200 millones de euros –que ahora pretende mejorar- sin contar con el plácet del principal accionista Criteria. Una operación que se gestó y se desarrolló, aparentemente, de espaldas a los ministerios implicados, que apuestan por mantener la españolidad de Abertis y que, de manera más o menos evidente, prefieren que se imponga la oferta de ACS por 18.600 millones. De hecho, miembros del Gobierno se han implicado muy directamente para conocer de primera mano el rumbo de la operación y para tratar de decantar la balanza hacia el candidato español.
La cúpula directiva de Abertis, hasta ahora con Reynés a la cabeza, ha venido defendiendo la opción italiana, porque ven más atractiva la propuesta industrial de Atlantia para crear un gigante mundial de las concesiones, que la de conformar un grupo de construcción y concesiones con ACS. Para Criteria no se trata sólo de hacer caja con la operación (que también), sino que se teme una futura mala evolución del negocio en España con negociaciones a la baja de las concesiones según vayan expirando.
Tras el cabreo del Gobierno con Criteria y con el equipo de Fainé por su gestión de las opas sobre Abertis, algunos analistas ven la marcha de Reynés de Abertis como un intento de demostrar a los ministros una retomada neutralidad ante las ofertas. Al final las relaciones entre grandes empresarios y los Gobiernos, unos u otros, casi siempre se reconducen.
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