La presión electoral de Vox sobre el Partido Popular (PP) se incrementa semana a semana desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara la voluntad de derogar el delito de sedición del Código Penal. Una modificación que pretende ser cubierta con un delito de desorden público agravado, tal y como lo expone la proposición de ley registrada por el Partido Socialista (PSOE) y Unidas Podemos que este jueves ha superado el segundo trámite parlamentario: las enmiendas a la totalidad presentadas, entre otros, por populares y verdes. A ello se suma la polémica por la rebaja de penas de prisión causada por la coloquialmente conocida como ley del 'solo sí es sí', que ha polarizado el debate hasta el ex tremo. Mientras el PP ha intentado capitalizar el protagonismo mermado estas dos semanas en la pugna contra el Ejecutivo y la ministra de Igualdad, Vox, además de dejarse ver en la concentración de los populares frente al Congreso, ha cerrado la puerta a apoyar las nuevas cuentas de la Comunidad de Madrid, conllevando ello la prórroga de las actuales en año electoral.
La líder regional de Vox y portavoz en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ha anunciado que no pueden "apoyar estos presupuestos", ahora, por tratarse, ha dicho, de una "humillación" a sus votantes y al propio partido. Tanto por las propuestas planteadas por el PP durante la negociación como por las "pequeñas partidas" que se han ofrecido. "Vox ha sido generoso todo este tiempo apoyando la investidura, dando los votos a Díaz Ayuso para liderar este Gobierno. Hemos apoyado veinte leyes, reducido nuestras propuestas de cien a 87 y destacando 25, y hemos protegido de los ataques de la izquierda. ¿Qué más quieren?", ha denunciado este jueves Monasterio en los pasillos de la cámara regional, después de la sesión de control al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
La nueva posición adoptada por Vox en la Comunidad de Madrid supone un giro radical en comparación con la postura defendida por Monasterio desde el inicio del curso político y hasta las últimas semanas. Algo que coincide con la estrategia de presión a los populares emprendida desde la sede nacional de Bambú; desde que Alberto Núñez Feijóo replicó a la deseo de suprimir la sedición con la voluntad de revertir el proceso si llega al Gobierno. Monasterio venía reafirmando la necesidad de dar luz verde a las nuevas cuentas por responsabilidad; y ponía como condicionantes al PP madrileño la bajada de impuestos a las familias, el fomento de las ayudas y los beneficios a los trabajadores autónomos. Ello, no suponía, con todo, problema alguno para el partido de Díaz Ayuso.
Monasterio amplía las condiciones para dar un 'sí' a las cuentas: pide derogar las 'leyes de género' y mejorar la atención primaria sanitaria madrileña
Sin embargo, Vox ha decidido plantarse después de varios amagos. Y justo en el momento más delicado del mandato de Díaz Ayuso, en pleno periodo de protestas de sector sanitario de la atención primaria. Un descontento que también se ha trasladado a la propia ciudadanía, dependiente del mismo, y del que Monasterio y los suyos parecen sacar rédito para aprovechar cualquier fuga de voto. De hecho, la portavoz de Vox en la Asamblea solicita en añadido a las demandas fiscales aceptadas previamente, dos cuestiones que encajan a la perfección con el momento: que se mejoren los salarios de los facultativos y las condiciones laborales en pediatría. También se piden protocolos de atención para mujeres con embarazos de riesgo.
Y es que fuentes nacionales de Vox, reconocen que es el momento adecuado para actuar con valentía ante el PP en general. Lo perciben desorientado y muy pendiente de las encuestas, que recientemente han dado un ligero incremento a los de Abascal a nivel nacional. Creen que, a diferencia de Vox, Feijóo no tiene claro lo que quiere para su partido, ni lo que piensa, ni a dónde va. Únicamente "está pensando qué es lo que los españoles quieren que diga, preguntándose constantemente si estará dando la talla", aseguran las mismas fuentes. Esto, prevén, y aunque Díaz Ayuso tiene estilo propio, puede llegar a afectar la marca en Madrid y ayudarles a mantener posiciones. Todo, cuando las últimas encuesta sobre la Comunidad prevén un aumento de la popular a uno o dos escaños de la mayoría absoluta y a Vox retrocediendo un escaño.
Monasterio pide derogar la ley trans
Junto a la bandera sanitaria, Vox exige a Díaz Ayuso derogar la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación, promulgada por el PP de Cristina Cifuentes y aprobada en marzo de 2016. Es uno de los contenidos de las enmiendas que hasta este viernes a las 12:00 horas van a poder presentar los grupos. En esas 87 enmiendas se unen otros aspectos ya solicitados anteriormente como la retirada de subvenciones a políticas verdes municipales o sindicatos y patronal, algo que también han solicitado en Castilla y León.
Como golpe de efecto ante la presión de Vox, Ayuso se ha mostrado disponible a derogar el concepto de autodeterminación de género -que también aparece en la ley regional de Protección Integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual- de esa norma y a enmendar la ley trans una vez sea refrendada en las Cortes. Pero la presidenta de la Comunidad pide cautela hasta que se apruebe en las Cortes: "No estoy dispuesta a ser la primera que se equivoca en la estrategia, como hacen ustedes, para solucionarle la papeleta" a Sánchez. "Hay que corregir los excesos con cabeza", ha dicho ante el anuncio de Monasterio, de que la llevarán a votación en el próximo pleno.
Díaz Ayuso tiene veinte días para hacer cambiar de postura a sus socios externos de legislatura. La votación de los presupuestos madrileños tendrá lugar en sesión plenaria los días 21 y 22 de diciembre. Una de las probabilidades es que la formación que dirige Abascal ordene una abstención simbólica para que desde la Real Casa de Correos la baronesa popular no arremeta contra los verdes por condenar a la autonomía a prorrogar las cuentas.
Pugna abierta con el PP y frente al Gobierno
Vox intenta ir por delante y condicionar la agenda del PP; siempre un paso más allá. Desde Bambú consideran tibia la actuación del gallego frente al Ejecutivo y han querido romper el marco ejercido por Feijóo de 'centralidad' obligándole a marcar posiciones junto a Vox. Primero, con una moción de censura que Génova rechaza, pero que ni siquiera Abascal está dispuesto a liderar con tal de torpedear la gestión legislativa. "Ya lo hicimos en su momento, le toca al PP dar el paso", aseguran fuentes de Vox consultadas. Segundo, haciendo un llamamiento a la movilización en la calle, a la que, lejos de corresponder al unísono, el PP ha establecido un itinerario propio de protestas y actos. Una contestación que, por el número de participantes, Vox ridiculiza.
Las polémicas con la ministra de Igualdad Irene Montero han establecido un tercer escenario. Desde la semana pasada, por el enfrentamiento abierto entre la diputada Carla Toscano y la número 'dos' de Podemos, Vox ha intentado azuzar lo máximo posible las "dificultades" de aplicación de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual; por la ampliación de horquillas y la reducción de penas que eso ha generado al fusionar los preceptos de abuso y agresión sexual. No obstante, la alusión de Montero contra el PP este miércoles, en la última sesión de control al Gobierno central, ha permitido a Génova ponerse al mismo nivel que los de Abascal en el debate. Aunque no quieren seguir la estrategia de Vox al unísono, sino potenciar la suya: "El PP no promueve la cultura de la violación, ha luchado y luchará contra la violencia", defendió Cuca Gamarra desde su escaño.
El PP quiere potenciar una oposición al feminismo de Moncloa pero sin dejar de lado compromisos fijados con anterioridad con la lucha contra la violencia de género -aunque sectores internos estén más próximos a Vox en este tema-. Precisamente, los populares, son impulsores del Pacto de Estado que aboga por su combate.
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