Tengo hoy ante mí a un directivo a quien, si tuviera que definir con una pocas palabras, calificaría como comprometido, responsable e inspirador. Con mayúsculas. Ramón Reyes es un biólogo molecular, con una larga y exitosa carrera, que desde junio de 2020 ha asumido la altísima responsabilidad de presidir la Asociación Española Contra el Cáncer, por sus siglas AECC. Con él se ha abierto una nueva etapa que pondrá su foco en el paciente para garantizar una igualdad real e oportunidades en el acceso a la detección precoz, al diagnóstico y al tratamiento de esta terrible enfermedad que, a pesar de los enormes avances de la investigación, sigue matando a millones de personas en todo el mundo y destrozando la vida de tanta familias.
Ramón destila pasión y entrega por los cuatro costados. Conoce muy bien ‘el paño’, por su trayectoria anterior en la industria farmacéutica y en consultoría estratégica de recursos humanos y liderazgo. Sabe lo que quiere y sabe cómo conseguirlo. La meta es ambiciosa: aliviar el sufrimiento d todas las personas que padecen esta terrible enfermedad, independientemente de cuál sea su circunstancia personal. Hoy, nos explica cómo pretende lograrlo.
Pregunta: ¿Qué representa para ti, después de tu larga y exitosa carrera profesional, ser presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer?
Respuesta: Representa la posibilidad de hacer algo con un impacto muy importante en los demás y en la sociedad. El cáncer sigue siendo un enorme problema, una de las lacras de nuestros tiempos y, después de tantos años de carrera, puedo aportar mis conocimientos y mi experiencia, tanto en investigación como en la gestión farmacéutica y como consultor en materia de salud. Pretendo ser útil para gestionar un enorme problema que no hace más que crecer, a pesar de todos los esfuerzos.
P: Asumiste esta responsabilidad en pleno COVID, que ha supuesto un auténtico drama para toda la población, pero en especial para los sanitarios. Entiendo que ha habido un antes y un después, para los que han padecido el COVID, pero también para los enfermos de cáncer.
R: Así es. Fui elegido presidente el 25 de julio de 2020, tres meses después de que fuera declarado el estado de alarma y el consecuente aislamiento por el COVID, con todo el mundo trabajando desde su casa, con los hospitales colapsádos y teniendo que poner en marcha, desde casa, todo tipo de medios para llegar a los pacientes. Se paró la investigación y se paró todo. Las repercusiones fueron tremendas. Nosotros hicimos un estudio con todas las sociedades médicas y vimos que había habido un 21 por ciento de los pacientes que no habían sido diagnosticados en ese momento. Esto es nada comparado con lo que acaba de publicar The Lancet el pasado 11 de noviembre. Se trata de un artículo que analiza la investigación sobre el cáncer en los últimos doce años en Europa y las repercusiones que ha tenido el COVID, la guerra de Ucrania y el ‘Brexit’. Durante el primer año de la pandemia, un millón y medio de pacientes en Europa no fue tratado por los médicos a tiempo y en este momento aún hay otro millón, también en Europa, que no han sido diagnosticados de cáncer por culpa del COVID porque se perdieron cien millones de pruebas. Es complejo de aceptar y de vivir. Uno de cada dos pacientes, debido al COVID, vieron retrasadas sus cirugías y sus quimioterapias.
Hay gente que ha fallecido y ahora vamos a tener, tenemos, una epidemia de cáncer y se va a perder parte, sino todo, mucho de lo que hemos avanzado en los últimos años en cuanto a supervivencia y en cuanto a resultados en la prevención. Corremos riesgo de perder avances extraordinarios.
P: La sanidad pública española vive, no cabe duda, un momento complejo, pero si la comparo con la de mi país, Italia, debo reconocer que es mejor. Y mejor que la de muchas otras de nuestro entorno. Me interesa su ‘foto’ actual de la sanidad pública en España, y también de la privada, y cómo ha salido del COVID.
La sanidad pública ha salido muy tocada y desmotivada porque han trabajado como leones
R: La sanidad pública ha salido muy tocada y desmotivada, porque han trabajado como leones. La sanidad pública en España es excelente porque tenemos profesionales excelentes, con una dedicación increíble, de igual forma que tenemos excelentes investigadores que nos hacen estar en el ‘top ten’ de la investigación en cáncer. Hemos salido adelante por el sacrificio de los sanitarios, que han estado desbordados y que no han sido reforzados con los medios que exige algo como lo que hemos vivido. Esto afecta al cáncer y a otras patologías. El número de infartos ha sufrido en julio un pico de mortalidad que tiene su explicación en aquellas enormes colas que motivaron que personas no hayan ido al médico por culpa del COVID, por habernos recluido en casa, por pérdida del hábito de ejercicio físico. La sanidad pública requiere mucho apoyo por parte de las Administraciones, sobre todo de los 17 gobiernos autonómicos.
P: Las calles están ahora encendidas reclamando más atención a la Atención Primaria. Se ha puesto el foco en Madrid, pero probablemente hay sitios en los que la situación es peor. ¿Cómo se compagina esto con el reconocimiento de que tenemos una buena sanidad? Lo pregunto porque hay un claro descontento de los profesionales mientras que los políticos, como Ayuso, piden que no se politice la sanidad. ¿Dónde está el fallo? ¿En que la Sanidad esté delegada en las comunidades o en la falta de coordinación de estas con el gobierno central?
R: Salen a la calle porque están mal pagados y porque los centros de salud están infradotados. Hubo unos recortes brutales, como consecuencia de la crisis del 2008 al 2012, y esto no se ha recuperado. La Atención Primaria es la puerta de entrada de la población hacia el sistema sanitario; si no cubres esto, si no lo pagas, y si no hay formación adecuada, te pegas un tiro en el pie. No me preguntes si es por razones políticas o de falta de coordinación, pero es la realidad. Hay profesionales muy buenos, pero se van de España porque ganan tres y cuatro veces más que aquí. Necesitamos que con los impuestos que pagamos tengamos derecho a exigir.
P: Se está aumentando la dotación en Sanidad, pero tal vez no sea suficiente.
R: Exacto. Se invierte en ciencia y en salud, con programas de vanguardia, pero la parte básica, de la que estamos hablando, no está bien cubierta. Faltan médicos y enfermeras, y es necesario cuidar a quien nos cuida.
P: Se habla de un déficit de 5.000 médicos. Es vergonzoso, habida cuenta sobre todo de que luego hay gente que no encuentra trabajo. ¿Falla el engranaje?
R: Así es. Y entiendo las protestas de los médicos. Leo que están aumentando las consultas en medicina privada, que hay problemas con las aseguradoras que se ven desbordadas porque la atención primaria está bloqueada.
P: Volvamos a la Asociación. ¿Cuáles son sus principales áreas de intervención?
R: Tenemos seiscientos mil socios, que nos aportan los fondos para que hagamos frente al cáncer en todas sus dimensiones. Contamos con 31.000 voluntarios trabajando con nosotros y con 1.300 empleados en toda España, con 52 sedes provinciales, para hacer frente integralmente al cáncer. En cuanto a nuestros bloques de actividad, uno importantísimo es el de la prevención. El 40 o el 50 por ciento de los cánceres se pueden evitar con la prevención y con medidas que nos lleven a una vida más saludable. Ahí tenemos distintos programas de prevención enfocados en el diagnóstico temprano. Ahora, por ejemplo, todas las mujeres hacen una vigilancia para prevenir el cáncer de mama, algo que también ocurre con el de colon, a partir de un proyecto del doctor Castells. Lo mismo ocurre con el de cérvix. El cáncer de colon en muchos casos se detecta sólo cuando aparecen los síntomas y ahí ya es casi inevitable. Trabajamos intensamente en la detección oculta en heces. Ahora estamos con los pilotos para empezar con el cáncer de pulmón, el más mortífero que hay. De las trescientas personas que mueren al día en España por cáncer, sesenta lo son por el de pulmón.
P: ¿Es sólo una impresión personal o cada día hay más enfermos de cáncer?
R: No es sólo una impresión tuya. Vengo de una reunión de un programa llamado ‘Cancer Grand Challenges’, con veinte científicos de Francia, Israel, España, Portugal y Estados Unidos, para poner, negro sobre blanco, los grandes retos a los que enfrentarnos con este programa que cuenta con 280 millones de euros. Uno de los grandes asuntos es poder conocer por qué han subido enormemente los cánceres en personas por debajo de los cincuenta años. El cáncer está relacionado, fundamentalmente, a la edad, porque está ligado al genoma y conforme pasa el tiempo nuestra maquinaria celular envejece y hay más desorden, con lo que lo lógico es que, a mayor edad, más cánceres. Desde que yo hice mi doctorado en biología molecular hasta hoy han ido cambiando muchas cosas; ahora se considera el exoma, los factores emocionales que antes eran anatema. Un estado de ansiedad o de estrés no te va a producir un cáncer, pero sí que tu sistema inmunológico se vea afectado y no responda a eliminar esas mutaciones que produce el cáncer.
P: ¿Cómo podríamos informar más y mejor sobre la salud en general y sobre el cáncer en particular?
Deberíamos tener la capacidad de, en vez de hablar frivolidades, hablar de lo que hay detrás, de la importancia de la salud, de la prevención y de tener hábitos de vida saludables
R: Tratando a la población como adultos. El problema del cáncer afecta a uno de cada dos hombres y a dos de cada tres mujeres. Deberíamos tener la capacidad, y los medios de comunicación también, en vez de hablar de frivolidades, hablar de lo que hay detrás; de la importancia de la salud, de la prevención y de tener hábitos de vida saludables.
P: ¿Debemos de hablar de la salud como algo divertido y no siempre como algo trágico?
R: Con el COVID ha habido un fenómeno que ha puesto la salud y la ciencia en primer plano. Se ha visto que, gracias a la investigación, cuando todos los países se han puesto de acuerdo, se ha demostrado que un problema que ha amenazado la salud mundial, también la económica, ha habido una reacción. Ahí ha habido una revalorización de la investigación y de la ciencia y se ha conseguido que se hable más de la salud. Aún está en segundo plano, salvo noticias en primer plano relacionadas con diversos hallazgos, pero estas son muy puntuales. Ocuparse de la salud en primer plano ‘no es sexy’. Cuando tenemos veinte años no lo valoramos, pero creo que las nuevas generaciones están más sensibilizadas con la salud y con el medio ambiente, que está también muy relacionado. Es necesario además disminuir el ruido de fondo, que es tóxico, para elevar cosas que no son tan noticiables; no hablar tanto de alguien que ha matado a no sé que persona a la que no conoces en no sé que pueblo y hay que hablar más de salud.
P: ¿Cómo es la relación con los políticos?
R: Completamente neutra. Todo el mundo puede tener cáncer o tiene alguien cerca que ha tenido cáncer, con lo que no hay color político. En lo que sí estamos, de cara a las elecciones, en un segundo bloque subsiguiente al que ya hemos tratado de la prevención que es el de la atención a los pacientes. Esto no lo conoce nadie y lo hacemos gratuitamente. Atendemos a 140.000 enfermos de cáncer al año en este país y tenemos 600 oncólogos y trabajadores sociales atendiendo a enfermos y a sus familiares y tenemos ayudas económicas a las familias que no disponen de medios. Piensa en un autónomo, que cotiza por el mínimo y le detectan un cáncer. Deja de trabajar y pasa a cobrar 450 euros. Esa persona entra en pobreza. Hay 30.000 personas al año que caen en pobreza extrema por el cáncer. Ayudamos a quien lo necesita, que no son todos. De esas 140.000 personas, sólo un veinte por ciento son en realidad recipiendarias de esas ayudas con lo cual otra conclusión es que la mayoría de las personas de las capas más desfavorecidas de nuestra sociedad no saben que tienen derecho a estas ayudas. Por eso es tan importante la información y por eso yo soy un obseso de la comunicación. Tenemos un contrato social y una responsabilidad de comunicar lo que estamos haciendo gratuitamente; por esos 600.000 socios que nos dan su dinero y esos 31.000 voluntarios que nos dan su tiempo.
Hay un tercer bloque importantísimo; el de la investigación. Nosotros la realizamos a través de la Fundación Científica, que se creó hace cincuenta años. Cuando se creó, que estaba ahí Severo Ochoa, morían tres casos de cada cuatro. Hoy hemos conseguido que la supervivencia media en el país esté en torno al sesenta por ciento. La investigación salva millones de vidas al año. Tenemos invertidos unos 145 millones de euros para proyectos en marcha y mil investigadores pagados por nosotros en el país. A una investigadora española, Nuria López Díaz, se le han dado 23 millones de euros para un proyecto. Trabajamos para que nuestros investigadores, su talento, estén protegidos. Y para con seguir llevar el trabajo de su investigación del laboratorio a la cama del paciente.
P: ¿Qué opina de la eterna crisis reputacional de la industria farmacéutica? Usted conoce bien el sector por su experiencia y sabe que, ni con el COVID se ha conseguido solucionar.
R: Hay de todo; prácticas excelentes y otras no tan buenas. Yo, en cuanto a la innovación, a lo que nos provee de los fármacos, lo que salva vidas a través de los tratamientos o de los ensayos clínicos que vienen a este país por la excelencia del ecosistema de la investigación, no tengo ningún problema en ponerlo en valor. Hay corrientes en contra de la industria farmacéutica relacionadas con esto de: ‘¿Por qué se van a llevar al dinero?’ Pues se lo van a llevar porque lo han metido ahí.
P: Hay 26.000 investigadores españoles que han emigrado. ¿Qué hacemos? El dato es escalofriante.
R: No hay continuidad en las carreras, están mal pagados, no hay fondos para que investiguen. Nosotros lanzamos el 4 de febrero una iniciativa que se llama ‘Todos contra el Cáncer’. Nos han declarado acontecimiento de especial interés público Hacienda y Sanidad. Eso en un país que no tiene Ley de Mecenazgo es importantísimo. Hicimos un viaje con Su Majestad la Reina, a Nueva York en septiembre, con dos motivos: uno el de reunirnos con investigadores de cáncer españoles, en el Instituto Cervantes, con Valentí Fuster, y durante casi tres horas estuvimos trabajando con la Reina viendo varias cosas; qué podemos hacer para repatriar investigadores. Fue un acto importantísimo. Anunciamos que también la UE iba a destinar unas ayudas para esta repatriación. La Reina es nuestra presidenta de honor y nos da una visibilidad extraordinaria que necesitamos. De ahí nos fuimos a la Universidad de Columbia para tener una reunión con Jill Biden con motivo del Día Mundial del Cáncer, que s una iniciativa de la Asociación Española contra el Cáncer, que lanzamos hace seis años, que se ha globalizado y que este año tocaba n EEUU. Estamos en conversaciones con Columbia para acometer proyectos juntos y esto es importantísimo también porque tiene mucha repercusión en la prensa extranjera, aunque aquí no la tuvo.
P: Déjeme unas palabras de apoyo y una sugerencia a los sanitarios de este país.
R: Les diría que tienen todo nuestro apoyo y colaboración. Estamos buscando medios de colaboración con ellos, pero no es fácil. Desde el COVID es muy complicado, pero queremos ayudarnos mutuamente, y estamos brazo con brazo con los oncólogos, para la mejor atención a los pacientes de cáncer. Tenemos una asignatura pendiente con atención primaria y me gustaría decirles que tienen tendida nuestra mano, que entendemos que están en un momento complicado y ahora están consiguiendo mejores condiciones, más plantillas y que se les proteja para que nos sigan protegiendo. Nuestra Asociación está junto a ellos.
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